No. No hay fotos de él. Pero Íñigo Errejón hizo una aparición sorpresa el pasado sábado 27 de septiembre en el Auditorio Marcelino Camacho de Madrid, en la sede de Comisiones Obreras. Participó en un acto organizado por la Plataforma Abierta Alba para homenajear los últimos fusilamientos del franquismo, en el que EL PAÍS confirmó su presencia entre los más de 500 participantes. Errejón no proporcionó ningún dato, pero cabe destacar que asistió a un acto público casi un año después de renunciar a todos sus cargos como político. A través de unas declaraciones (“He llegado al límite de la contradicción entre la figura y la persona”), abandonó la política después de que la periodista Cristina Fallarás recogiera un comentario anónimo en las redes sociales que apuntaba a supuestas declaraciones sexuales denigrantes o incompatibles con los principios feministas de una “diputada madrileña”. El mismo día de su salida, la actriz Elisa Mouliaá lo denunció por una presunta agresión sexual en una noche de septiembre de 2021. Posteriormente, Aída Nízar, figura mediática, fue detenida por su implicación en realidades La televisión, hizo lo propio. La denuncia de Nízar fue presentada.
Desde entonces, el ex cofundador de Podemos y último portavoz de Sumar ha desaparecido de la vida pública. Un año después del escándalo, nadie quiere hablar de Errejón. Decir su nombre provoca rechazo. Cualquier duda sobre él provoca malestar entre los diputados de Sumar en el Congreso y de Más Madrid en la Asamblea Regional. «No, no tengo idea». «No, eso es todo lo que sé». “Le envié un mensaje y no respondió”. Sólo se ha dirigido a los medios una vez desde que anunció su marcha. Era el 16 de enero de este año. En la puerta de los patios de Plaza de Castilla de la capital. “Tres preguntas mías”, dijo ante una multitud de cámaras con una chaqueta azul y una bufanda roja a cuadros. «En primer lugar, como pueden ver, este es un día que he estado esperando durante mucho tiempo. Y sobre todo que he estado esperando durante mucho tiempo. En segundo lugar, es un día que afronto con plena confianza en la impartición de justicia. Y en tercer lugar, quiero dejar claro que vengo aquí para defender mi inocencia. Y eso es, en primer lugar, delante del juez».
Cuando este periódico buscó esta información guardó silencio. También su entorno más cercano, que sólo se limita a la audiencia judicial. El trámite final -en principio no se han solicitado más diligencias- se llevará a cabo el próximo 24 de octubre con el testimonio de dos psiquiatras que trataron a la actriz Mouliaá. De ser firme, el auto del juez Adolfo Carretero terminaría y habría dos opciones. Una audiencia inicial que pondría a Errejón en el banquillo y se enfrentaría a penas de prisión de entre uno y cuatro años o el archivo definitivo de la causa.
Sin embargo, no será la última vez que Errejón y Mouliáa se vean. Una semana después, el 31 de octubre, la actriz es solicitada en otro juzgado que se retracte de sus palabras contra Errejón, quien la acusó de chantajear a dos testigos del caso. Errejón le reclama 10.000 euros por presunta difamación. De lo contrario, explica su equipo jurídico, se abrirán más procedimientos judiciales. En este caso, Errejón emprende acciones contra la actriz.
Mientras tanto, la vida de Errejón es un misterio. Ha hecho pocos movimientos visibles en el último año. Mantiene activa su cuenta X, antigua Twitter, pero sin mensajes desde el 24 de octubre de 2024. De hecho, todavía afirma ser el portavoz de Sumar. El 10 de julio de este año actualizó su cuenta patrimonial en el Congreso, donde explicó que todavía no tiene propiedades, que tiene 363.996 euros en el banco y que todavía usa la moto que compró en 2020, una Suzuki de 125 cc.

La salida de quien fue durante una década uno de los políticos más populares de España dejó a la izquierda, incluido su propio partido, en un profundo caos. “Hoy nadie del bloque de investidura exigirá restitución”, admite una fuente de Sumar en el Congreso, que cree que, más allá del juicio, se reveló que el trato que daba a las mujeres era incompatible con el discurso de salud mental que defendía. “He llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona”, declaró en su carta de renuncia en una frase que se convirtió en meme. Pero la secuencia de hechos -el primero fue la tragedia de Dana en Valencia apenas cinco días después- acabó relegando a un segundo plano una historia que el secretario del grupo, Txema Guijarro, calificó en su momento de «bomba nuclear».
“Está empezando a parecer una época en la Legislatura que parece un pasado lejano”, admite otro legislador. Tras un año especialmente intenso con las acusaciones también contra el cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, la crisis por los casos de corrupción contra ex altos cargos del PSOE, las constantes impugnaciones de Junts o la guerra de Gaza, que también marcó la política española, consideran que el daño ya está «pagado».
Las encuestas apenas han cambiado desde entonces. Sumar ya había experimentado un descenso meses antes, sobre todo por la disolución de Podemos, que dividió el voto, y la retirada de Yolanda Díaz tras los malos resultados en las elecciones europeas de junio. Entre octubre y noviembre de 2024, la tasa de apoyo al grupo aumentó del 6,1% al 5%, su resultado más bajo hasta la fecha. Este mes ha sido el 6,7% según el barómetro de 40 dB de EL PAÍS y la Cadena SER. Podemos, que se apresuró a señalar en su momento que Díaz se había enterado de una denuncia contra Errejón sin sacarlo de las listas, ronda el 3%. “Es imposible estimar hasta qué punto esto nos ha impedido despegar, porque la realidad es que durante mucho tiempo no hemos podido avanzar en nuestra agenda, este tema nos ha marcado”, admite el mismo parlamentario.
La salida de Errejón provocó una profunda crisis en la coalición, que llevó a que los partidos más alejados de su figura, como Más Madrid (que fundó pero con el que acabó enfrentándose) e Izquierda Unida, se justificaran y trataran de ganar fuerza en la facción del Congreso, que hoy funciona de otra manera, como todos reconocen. Y el Movimiento Sumar, donde el exdiputado actuó como portavoz (fue el autor de su presentación política), se recreó en una asamblea en la que asumió su papel de organización espacial más, con una distribución territorial muy modesta y mucho más pequeña que otras.
«Sumar ha perdido visibilidad. Errejón no era sólo el presidente del Parlamento, era un dirigente casi tan conocido como Yolanda Díaz. No hablaba del partido, hablaba del espacio político», reflexiona otra fuente. «Supo leer bien el momento, pero parte de Sumar se quedó ahí y lo que valía en 2023 ya no vale. Desde su marcha no ha habido renovación de la estrategia electoral y política», defiende también este miembro del grupo, que es partidario de la estrecha pelea con Vox, que ha crecido notablemente en el último año. Mientras tanto, Errejón guarda silencio.
