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Un hombre discreto, bueno, estricto y con gran conocimiento del mundo artístico y cultural. Se trataba de Rafael Levenfeld, director artístico del Museo Universidad de Navarra (MUN), fallecido el pasado 2 de noviembre en la Clínica Universidad de Navarra de Madrid a los 67 años tras una batalla de cuatro años contra la leucemia.
Levenfeld nació en Sevilla en 1955 y se licenció en Economía y Publicidad por la Universidad Complutense de Madrid. Como fotógrafo, docente y editor, se dedica a la fotografía y al arte contemporáneo desde 1976. En 1988 comenzó su vinculación con la Universidad de Navarra cuando se aceptó el legado del fotógrafo José Ortiz Echagüe y él y Valentín Vallhonrat, como expertos en fotografía, recibieron el encargo de trabajar con esta colección única, compuesta por casi 1.500 fotografías. 28.000 negativos y 1.000 copias al carbón. Desde entonces ha trabajado con la universidad para crear la mejor colección existente de fotografía española y ha sido director artístico del Museo de la Universidad de Navarra desde su inauguración. La colección del MUN incluye más de 25.000 piezas, entre fotografías, grabados, pinturas y esculturas de artistas nacionales e internacionales, así como más de 250.000 negativos.
Rafael Levenfeld es un referente indiscutible del panorama artístico español y ha realizado decenas de exposiciones en los principales museos de España y algunos del extranjero. A partir de 2014 dedicó todo su tiempo al MUN, donde dirigió 54 exposiciones. El último, Una tierra prometida. Del Siglo de las Luces al nacimiento de la fotografía, fue el punto culminante de su vida profesional. La exposición, resultado de décadas de investigación sobre los orígenes del fenómeno fotográfico y la representación e interpretación de la realidad, conecta brillantemente el nacimiento de la disciplina con los avances científicos y las primeras grandes exploraciones de viajes. El pasado mes de septiembre regaló uno junto a Valentin Vallhonrat Clase maestra informó al público sobre la exposición y dio un recorrido por los patrocinadores que habían promocionado el museo.
Fue un verdadero honor y una alegría vivir con él. Era un hombre bueno y fiel, sin afanes innecesarios de protagonismo y de corazón generoso y fino. Su gran cultura estuvo acompañada de una sorprendente elegancia y caballerosidad. Nunca escuchamos de él una queja o comentario negativo sobre otras personas y nos dejó un ejemplo excepcional hasta sus últimos días. Su esposa María Jesús y su hijo Javier siempre le han apoyado de forma ejemplar. En medio del dolor, tuvimos la suerte de despedirnos de Ángel Gómez Montoro, Presidente de la Junta Promotora del MUN. Valentin Vallhonrat y yo con su familia. Que descanse en paz.
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