
En los últimos años, las noticias sobre denuncias y procedimientos judiciales que nunca deberían haberse presentado o instruido han aumentado. Y sin embargo, ejemplos de algo que parece normal pero que no es abundante. El día 12 sabíamos que los tribunales habían presentado la última de las 22 quejas presentadas por los sectores económicos y políticos contra Ada Colau y su gobierno municipal.
La última vez es la famosa queja, que es una unidad misteriosa, la Asociación de Transparencia y Calidad Democrática, por la supuesta prevención y malversación de fondos en la concesión de subsidios para unidades sociales relacionadas. A pesar de un bombardeo de este tipo llamado, el demandante tiene una opacidad tan dura que nadie logró descubrir quién está atrasado, pero tenía suficientes recursos financieros para mantener varias causas al mismo tiempo. El tipo de estas quejas nos da una indicación de quién puede ser después porque está comprometido a interrogar los consistorios con los proyectos de la comunidad del agua.
En el caso de Ada Colau, la queja se amplió al Examinador Urbano. La emoción de un funcionario tiene un efecto inmediato: sirve como un mensaje para los navegadores y difunde una actitud defensiva en el ejercicio de las funciones confirmadas. Nadie quiere ser víctima de seguridad de las guerras que llevan a otros. Aunque ya se había desestimado una queja similar, el caso fue aumentado por el celo de la misteriosa Asociación, que Colau explicó al juez en 2022 e inició las instrucciones de extender más de tres años sin que el juez sin que el juez fuera una señal de un delito.
El sistema de garantías y recursos del sistema judicial español ofrece este tipo de muchas ventajas. Lo vimos en otras dos causas que estaban cerradas: la del tsunami demócrata y el Caso de Volhov. En las primeras acusaciones, la dignidad y la justicia, así como la sociedad civil catalana, rechazaron sus intentos de reabrir el asunto. Lo mismo se aplica con la segunda causa que el juez Joaquín Aguirre ha examinado una presunta conspiración rusa del Proceds Con un material acusador que era puro delirio. En ambos casos, los propósitos políticos fueron muy claros, incluida la persecución de Carles Puigdemont debido a los crímenes que escapan de la aplicación de la Ley de Amnistía.
Las 22 quejas presentadas contra Colau y su equipo gubernamental finalmente fueron presentadas. Pero, ¿cuánta energía política hizo el acusado para defenderse? ¿Cuántos titulares han coloreado su reputación en los años en que se tomaron las lecciones? ¿Cuántos medios y recursos en forma de tiempo y trabajo del aparato judicial eras malvado? ¿Y cuántas decisiones han sido tomadas o contratadas por auditores, secretarios y funcionarios para no participar en la cruz de otras personas?
Este tipo de síntomas debe adoptar un filtro más estricto, ya que las posibilidades de que aquellos a quienes ingresan no buscan justicia, pero el desgaste que causa procedimientos legales es muy alto. La justicia española no es malvada de esta manera. Es aún más grave que las instrucciones para fines políticos se usan en el sistema judicial.
