En el último intento las cartas ya están sobre la mesa Estuche para cinturónque comenzó este lunes en la Audiencia Nacional y se centra en las estructuras societarias urdidas por el grupo criminal para blanquear dinero y evadir pagos a Hacienda. Durante su primera intervención, la Fiscalía Anticorrupción anunció que 20 imputados (de los 25 que están sentados en el banquillo) admitieron los delitos que se les imputaban a través de escritos enviados al tribunal en los días previos a la audiencia. Entre los imputados confesos, que exigen una reducción de sus penas de prisión, se encuentran los principales líderes de la red corrupta (Francisco Correa y su ex número dos, Pablo Crespo); los asesores fiscales José Ramón Blanco Balín y Luis de Miguel; el empresario y promotor José Luis Ulibarri; y Jacobo Gordon, socio de Alejandro Agag, yerno de José María Aznar, expresidente del Gobierno y del PP donde se produjo la conspiración.
—¿Reconoces la autoría de los hechos? – preguntó el juez Fernando Andreu, presidente del tribunal, Correa.
“Lo admito”, respondió contundente el empresario al iniciar su declaración, antes de recalcar, “quiero dejar claro que quiero ayudar”.
“Yo no era amigo del señor Aznar, pero conocía al señor Aznar porque trabajaba para el PP”, subrayó el líder conspirativo durante su interrogatorio. Este lunes, Correa fue el primer imputado en declarar en el juicio. Muchas de las preguntas que le hizo la fiscalía se centraron en su conexión con los acusados que no habían confesado. El Ministerio de Estado ha indicado que sólo cinco imputados no admiten los hechos: Jesús Calvo Soria, Guillermo Martínez Lluch, Carmen Leonor Hallax Ledesma, José Antonio López Rubal y Antoine Sánchez. Todos presuntos colaboradores en la conspiración.
Este lunes, el tribunal regional dio el pistoletazo de salida al último juicio por el cinturón, para el que tiene previstas cinco semanas y cuya finalización está prevista para el próximo 20 de noviembre. Será la duodécima audiencia contra esta red corrupta, una de las más grandes de la actual era democrática. Así lo demuestran los datos (94 personas han sido condenadas ya a penas de prisión que suman más de 750 años) y su trascendencia política: los tribunales dieron por probado que la conspiración penetró hasta el corazón del PP, que estaba financiado de forma irregular y que tenía una Caja B (dirigida por su extesorero Luis Bárcenas). Además, el Partido Popular acumula tres condenas por aprovecharse de las actividades del grupo criminal y, de hecho, la primera de ellas desencadenó, en junio de 2018, la moción de censura de Pedro Sánchez (PSOE), que expulsó a Mariano Rajoy de La Moncloa.
Este último juicio se centra en una red comercial “compleja” de empresas pantalla y testaferros impulsada por una conspiración para lavar dinero a escala “masiva”, “sostenida” e “industrial”, según la definición del juez de instrucción José de la Mata. Gran parte de los ingresos blanqueados procedieron de transacciones con el partido conservador. En este sentido, el juez concluyó que Correa, por ejemplo, recibió casi 31 millones de euros por «su mediación» en la concesión de bonificaciones irregulares, que ocultó al Tesoro junto con otros ingresos a través de «una estructura societaria y financiera» con implicaciones para los paraísos fiscales.

“Francisco Correa fundó y dirigió desde finales de 1999 hasta 2009 una Holding «Empresa que se dedicaba principalmente a la organización de eventos, entre los que se incluían gran parte de los hechos realizados por el PP», concluyó el juez De la Mata al finalizar esta parte de la instrucción del caso Belt: «El objetivo del grupo era enriquecerse sistemáticamente utilizando recursos públicos mediante la obtención de contratos públicos». […] Para ello, han creado redes corporativas para conseguir contratos y sobornar a autoridades y funcionarios”.
El interrogatorio de este lunes a Correa, quien brindó información sobre las operaciones de diversas empresas y cuentas bancarias sospechosas, duró casi dos horas. Aunque afirmó que no recordaba algunos detalles de los hechos («Han pasado casi 20 años», exclamó varias veces), el jefe del Cinturón ha admitido en gran medida las acusaciones. Tras él, otros 13 imputados hicieron lo mismo a petición del tribunal: entre ellos el empresario Ulibarri. “Confirmo el reconocimiento escrito de los hechos que presenté”, enfatizó el cliente.
El juez Fernando Andreu finalizó la sesión de este lunes sobre las 14.00 horas. La vista oral continúa este martes con las declaraciones de los restantes imputados: entre ellas las de Pablo Crespo, exnúmero dos de la trama y exsecretario de organización del PP gallego; y el de José Ramón Blanco Balín.
