Para los usuarios de la red de Cercanías de Cataluña, incluso un hecho tan extraordinario como la caída de un árbol sobre un tendido eléctrico, perturbando el funcionamiento durante toda la mañana, puede verse como algo lamentablemente cotidiano y normal. Así ha ocurrido este lunes, en una jornada que empezó como muchas otras: con un incidente en Rodalies. El árbol cayó sobre la catenaria de la línea R3 y dañó la cabina de un tren que entraba en la estación de Torelló (Barcelona). No hubo heridos, pero el suministro eléctrico de la línea resultó dañado, lo que provocó la suspensión del tráfico entre las localidades de Manlleu y Ripoll y el traslado de los usuarios de este tramo en autobús. Episodios como este, algo inevitables, podrían despertar la comprensión de los usuarios en un contexto diferente. Pero no en Cataluña, donde la percepción de la red Rodalies se ve afectada por la elevada incidencia en las líneas, por el aburrimiento por los retrasos, por la falta de inversión que revela averías y retrasos, y por el debate político. Incluso ante un hecho extraordinario como este, la gente corresponde, especialmente en las redes sociales: “Su coordinación para encontrar soluciones es un desafío”. Tonterías«, resumió ayer un usuario de la red social X, cansado de esperar un tren en el trayecto afectado.
La dirección de la red Rodalies apenas ha aparecido en la campaña de las elecciones catalanas del 12 de mayo. Sólo se menciona en el contexto del traspaso de gestión, que Esquerra Republicana califica como un logro del gobierno de Pedro Sánchez. Pero los partidos independentistas en particular lo citan como un contraejemplo: las dificultades de la administración central para gestionar con éxito una red tan grande y compleja como la de Rodalies representan un tesoro del que se pueden extraer muchos argumentos para criticar al gobierno.
La cuestión estuvo en el centro del debate público durante un tiempo el año pasado, especialmente desde que Sánchez se comprometió a principios de noviembre a entregar la gestión de la red Rodalies a la Generalitat a cambio de los votos de ERC para su investidura. Lo que inicialmente parecía una transferencia integral finalmente se convertirá en algo más limitado, definido durante los próximos seis meses. Hace dos meses se formó la comisión que liderará el movimiento y tiene hasta septiembre para redactar los estatutos de la empresa mixta (mitad propiedad de la Generalitat y el gobierno) que se hará cargo de los trenes y de los maquinistas -son muy reacios a realizar un traspaso y ya llevan varios días en huelga contra esta decisión. También hay que definir los aspectos económicos y jurídicos y especificar exactamente qué infraestructuras se van a traspasar: debe ser una cesión parcial, que afecte únicamente a las líneas que no tienen continuación en otras comunidades autónomas de Francia -es decir, inicialmente sólo la R1-. se reubicarán las líneas de Molins de Rei a Maçanet; R2 Sud, entre Barcelona y Sant Vicenç de Calders, y R3, de l’Hospitalet de Llobregat a Puigcerdà. Pero todos estos acuerdos que celebren PSOE y ERC dependen del gobierno que surja en las próximas elecciones.
La línea R3 es una de las más afectadas por incidencias. Aunque Renfe no publica las cifras de indemnizaciones -y la Consejería Territorial de la Generalitat recuerda que no se les facilitan datos oficiales desde marzo de 2022, pese a que así lo exige el acuerdo de cesión-, son estimaciones basadas en las incidencias que comunican Adif y Renfe. a través de sus canales oficiales a medida que ocurren. En conjunto, se produjeron 808 incidentes en todas las líneas de Rodalies en 2023. El 62% de ellas se han producido en el área metropolitana de Barcelona, donde hay mayor densidad de población y más usuarios de Rodalies. Y esta área registró aproximadamente el 25% de los incidentes tanto en R3 como en R4 el año pasado. Otro dato importante es quién es el responsable: un tercio de las incidencias se producen en Renfe (por ejemplo en trenes), otro tercio en Adif (líneas aéreas, instalaciones…) y el último tercio son “otros” (descortesías o irregularidades). ). ). Limpieza en los márgenes, entre otras cosas). Un estudio de la Cámara de Comercio de Barcelona del año pasado encontró que se perdieron medio millón de horas de trabajo debido a retrasos en los trenes en sólo cuatro meses. Según la Cámara, todo ello deriva en un déficit de inversiones en infraestructuras -las inversiones que Cataluña necesita para paliar este déficit de aquí a 2040 ascienden a casi 51.000 millones de euros- y una baja ejecución de las medidas presupuestadas.
En los convoyes por los que viajan cada día casi medio millón de usuarios, en cierta medida da igual quién gestione la red, siempre que se haga bien. Por la mañana, Xavier, de 37 años, se quejó de las peripecias que tuvo que pasar para llegar de Ripoll (Girona) a Barcelona porque el árbol chocó contra la R3, pero destacó que era un día más en la vida de alguien que a menudo tiene para tomar el tren. “Siempre pasa algo, o los trenes llegan tarde, o están muy llenos, o están en malas condiciones, casi siempre es una odisea”, afirma. Por teléfono, Anna Gómez reitera que le da igual que la red la gestione el Estado o la Generalitat: «Hay que hacerlo bien», explica Gómez, que actúa como portavoz de la plataforma «Dignitat a les Vies» , que un matrimonio fundó hace meses para protestar contra el “olvido” que, según él, padecen los usuarios de las líneas del sur de Cataluña. “Estamos cansados del maltrato que sufrimos cada día: no son sólo trenes impuntuales, es falta de información, vagones en mal estado, baños cerrados, incapacidad para organizarse”, explica Gómez, quien recuerda que muchos usuarios debido a de los retrasos tienen problemas en el trabajo. La plataforma Dignitat a les Vies, que denuncia que el trayecto de Tarragona a Barcelona dura actualmente un cuarto de hora más que hace seis años, se reunió recientemente con el nuevo director de Rodalies Renfe, Antonio Carmona, y estableció contactos con casi todo el mundo los partidos políticos. “Se está elaborando una mesa de trabajo y pedimos más información para que los trenes de hora punta no sean trenes cortos, que estén en buen estado y que los trenes de media distancia salgan antes que los de Rodalies porque tienen menos paradas”, concluye Gómez.
Es mediodía y Olga Rovira, 48 años, toma un tren del mismo R3 desde Plaza de Cataluña para regresar a su casa de Vic después de hacer unos recados en la capital. Por la mañana no se ha visto afectado por la caída del árbol ya que se ha producido en las afueras de Vic (Barcelona), pero sabe mucho de las incidencias. “Has sufrido toda la vida, eso es normal: retrasos, el tren espera un rato, nadie te dice nada…”, explica. Afirma que quienes tienen que tomar un tren para ir al trabajo o al aeropuerto normalmente no toman el tren que más les conviene por el horario, sino uno o dos trenes antes o directamente el autobús porque suele haber retrasos o problemas. . “Si tengo cita con el médico intento llegar pronto”, subraya.
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