La actualización de las previsiones macroeconómicas que el Gobierno envió el martes por la noche a la Comisión Europea incluye, entre otras cosas, un aumento de la presión fiscal en España para el año 2025, entendida siempre como porcentaje del producto interior bruto (PIB). Por un lado, las cotizaciones sociales aumentarán desde unos 210.000 millones de euros este año a 221.000 millones el próximo. Por otro lado, los ingresos tributarios totales aumentarán de 386.000 millones a 411.000 millones, unos 25.000 millones más.
Por ambos conceptos, el Ministerio de Hacienda supone, por tanto, un crecimiento aproximado de 36.000 millones, debido en gran medida al incremento de los impuestos directos, principalmente relacionados con el IRPF y el Impuesto sobre Sociedades. Sin embargo, esta evolución también se ve influida por el desmantelamiento gradual del apoyo a la inflación y el impacto del crecimiento del empleo, que es crucial tanto para el impuesto sobre la renta como para las contribuciones sociales. Estas medidas permitirían, entre otras cosas, incrementar los ingresos hasta el 42,9% del PIB, reducir los gastos hasta el 45,4% y terminar el año con un déficit público del 2,5%, medio punto mejor de lo esperado para 2024.
Las cifras publicadas por la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, reflejan en particular un aumento de los ingresos fiscales de casi medio punto porcentual del PIB -del 25% al 25,4%-, debido principalmente a los impuestos directos. El peso de este grupo, que también incluye los impuestos sobre la renta y las sociedades, aumentará del 13,1% al 13,5% del PIB de año en año. En términos absolutos, esto supone que los pagos anticipados de impuestos directos aumentarán desde los 202.000 millones previstos para este año hasta los 218.000 millones, un incremento aproximado de 16.000 millones, lo que representa el 65% del incremento impositivo total.
Por su parte, los impuestos indirectos -principalmente el IVA y los impuestos especiales- representarán el 11,6% de la riqueza nacional tanto en 2024 como en 2025, pasando de 179.000 millones a casi 188.000 millones, un avance dilutivo de 8.500 millones si se compara con el PIB según la previsión de crecimiento económico que, teniendo en cuenta la inflación en euros, alcanzará incrementos anuales cercanos al 5%.
En el texto enviado a Bruselas, el Ministerio de Hacienda señala que el aumento de los ingresos tributarios «consolida la tendencia observada en los últimos años» en los que se registraron cifras récord. También reitera que este buen progreso en materia de impuestos es el principal factor que impulsa el aumento de la participación de los ingresos públicos en el PIB. Y cita una serie de razones que explican la tendencia, que podría haber sido aún mayor si no hubiera sido por los recortes de impuestos destinados a abaratar la energía o los alimentos.
El gobierno afirma que los ingresos “se verán incrementados positivamente por el efecto de las medidas fiscales adoptadas en el pasado”, cuyos efectos duraron varios años. Como ejemplo, cita los dos impuestos extraordinarios a las empresas energéticas y a las instituciones financieras y de crédito, cuya introducción permanente está examinando la coalición. Destaca también el incremento de los tipos impositivos para la base de ahorro del IRPF aprobado en los presupuestos generales de 2023, «pero que se incluirán en la declaración de este año y de los próximos». Por su parte, “se espera un crecimiento dinámico de las actividades de cobro de deudas de las empresas debido a la buena evolución de los beneficios empresariales y, sobre todo, por los efectos de la menor rentabilidad”.
En este contexto, no se pueden ignorar los efectos de la retirada gradual de la desgravación fiscal sobre la producción y las importaciones de energía y el consiguiente aumento del gasto de los consumidores. Hay que tener en cuenta, señala el Ministerio de Hacienda, que estas previsiones se calculan en un escenario de inercia que prevé la retirada paulatina de las medidas fiscales adoptadas en los últimos años, por lo que los mayores ingresos por el IVA de la energía y también por el Se supone el IVA alimentario. , cuya reducción descontó 400 millones de las arcas públicas sólo en el primer trimestre de 2024. El Ministerio de Hacienda también cita otras razones adicionales, como el aumento de la recaudación del impuesto sobre la renta de no residentes o el impacto positivo de las medidas contra el fraude fiscal.
Todos los números presentados en el plan -que se basa en un escenario inercial que podría cambiar-, así como los argumentos esgrimidos por el gobierno para llegar a ellos, sugieren que el Ejecutivo no promoverá grandes cambios tributarios si se concretan. al menos a corto plazo, la reforma fiscal que exige Bruselas. Tampoco parece que vaya a haber ajustes en impuestos como el impuesto sobre la renta para ajustarlos a la inflación, lo que también podría explicar parte del aumento de ingresos previsto por el Tesoro.
Esa misma semana, el Banco de España aseguraba en su informe anual que el efecto de la fría progresividad seguirá teniendo un impacto significativo en la renta en los próximos años si no hay cambios regulatorios en el impuesto sobre la renta. En particular, el regulador estima que los ingresos tributarios podrían alcanzar el 9% del PIB en 2025 si el código tributario no se ajusta a la inflación y los ingresos de los hogares aumentan como se estima -un 29% más que en 2019-. En cambio, si se actualiza con el IPC, el tipo impositivo sería del 8,6%, cercano a su valor en 2023. Sin embargo, hasta ahora el gobierno se ha negado a realizar estos ajustes, diciendo que favorecen recortes de impuestos dirigidos a los ingresos bajos. En el primer trimestre de 2024, el recorte de impuestos para los contribuyentes de bajos ingresos desvió 550 millones de dólares en ingresos del Tesoro.
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