Después de una recuperación excepcionalmente intensiva en empleo, el mercado laboral puede entrar en una fase menos dinámica. El año pasado marcó un nuevo hito, con un aumento del empleo del 3% según cálculos de la EPA, medio punto por encima del crecimiento económico, lo que pone de relieve el papel del mercado laboral a la hora de impulsar la situación, algo sin precedentes en nuestro país.
Sin embargo, dada la caída de la ocupación en el primer trimestre, se evidencia una normalización reciente, consistente con el patrón histórico en esta época del año. Haciendo caso omiso de la estacionalidad, la ocupación aún aumentó un 0,5%, ligeramente por debajo del crecimiento económico esperado (sujeto a que los avances se publiquen el próximo martes). Si la tendencia se consolida, esperamos caídas significativamente más moderadas del desempleo en los próximos trimestres.
Las perspectivas de empleo dependen de dos factores que actualmente están determinando la dinámica: la integración de más trabajadores y, sobre todo, la capacidad productiva disponible en la estructura productiva. Y en ambos casos todo apunta a un progreso menos espectacular, salvo un nuevo impulso en la política económica.
España es uno de los países europeos donde más ha crecido la población en edad activa, con un gran salto de más de 700.000 personas desde la reforma de finales de 2021, lo que contrasta con el descenso poblacional en toda la UE. Cabe destacar la afluencia de inmigrantes, factor que explica nada menos que el 95% del aumento global, pero la fuerza laboral nacional también ha aumentado, aunque ligeramente. La mayoría de las personas que han ingresado al mercado laboral han encontrado empleo, lo que demuestra la naturaleza cuantitativa del modelo de producción: la economía se expande a través de trabajadores adicionales, no a través de aumentos en la productividad.
Sin embargo, por un lado, este modelo de crecimiento contrasta con la realidad demográfica, ya que cada vez menos jóvenes entran en la vida activa en comparación con la generación trabajadora. boomers que está a punto de jubilarse. En el primer trimestre, en España había dos personas de veintitantos años por cada tres personas de entre 50 y 59 años. Este déficit es una clara señal de un cambio demográfico inminente. Por otro lado, se observa una cierta ralentización en la afluencia de inmigrantes, posiblemente debido a las dificultades que este colectivo -y los jóvenes en general- afrontan para encontrar una vivienda asequible.
Por otro lado, la economía necesita ampliar su capacidad productiva para mantener el ritmo de crecimiento económico y creación de empleo. En este sentido, el actual esfuerzo inversor de las empresas en equipamiento y modernización parece insuficiente para satisfacer la situación de pedidos, que ha mejorado gracias al aumento del consumo y a la buena posición competitiva de los sectores exportadores.
La competitividad es uno de nuestros activos más valiosos para el futuro. Para beneficiarse de esto, falta facilitar las inversiones productivas. Y que la calidad del mercado laboral está mejorando. En tiempos de cambio tecnológico acelerado, resulta preocupante que la proporción de trabajadores sobrecalificados en relación con las tareas que realizan en el lugar de trabajo se encuentre entre las más altas de Europa. El fenómeno de la sobrecualificación no es sólo un problema social, sino también un desperdicio de capital humano y un desafío para la política educativa y el sistema de mediación entre la oferta y la demanda de empleo.
Las tendencias recientes subrayan la legitimidad de algunos de los desequilibrios que venimos arrastrando desde hace décadas, pero cuya resolución parece ahora una de las tareas más urgentes para reforzar la caída del desempleo y la revalorización de las rentas laborales.
Tasa de ocupación
El núcleo central del mercado laboral está formado por personas de entre 16 y 64 años, grupo de edad que se considera activo según las estadísticas europeas. En España, según la EPA del primer trimestre, poco más de 31,5 millones de personas pertenecen a este grupo, de las cuales el 66,3% tiene trabajo. La tasa media de empleo en la UE alcanza el 70,6% (con datos del cuarto trimestre de 2023), lo que significa que falta un millón de puestos de trabajo para cerrar la brecha de empleo con Europa.
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