Tal y como anunció este martes la policía, la Guardia Civil detuvo a once personas que pertenecían a un grupo criminal que reclutaba inmigrantes en Marruecos para traerlos a la península con escala en la ciudad autónoma de Ceuta. Los detenidos, cinco en Ceuta, cuatro en Algeciras (Cádiz) y dos en Coín (Málaga), están siendo investigados por promover la inmigración irregular. El operativo investiga a otras dos personas que no fueron detenidas y se ha localizado a nueve inmigrantes irregulares que estaban siendo preparados para su «inminente» traslado a la península.
La organización disuelta es una de “las más activas de la región”, según fuentes conocedoras de la investigación. “Vendieron el pasaporte completo”, añaden estas fuentes, señalando que el paquete que ofrecieron a los inmigrantes incluía dos viajes en barco, uno desde Marruecos a Ceuta, donde el tipo de embarcación utilizada podía ser diferente, incluidos barcos de pesca, y un segundo viaje a la península, realizado en embarcaciones de recreo. Los inmigrantes pagaron un viaje muy peligroso, como suelen subrayar fuentes policiales, ya que ante un imprevisto, para este tipo de organizaciones es más importante una fuga rápida que la seguridad de las personas que viajan con ellos. Quienes los contrataron eran esencialmente adultos.

Medios locales informaron a primera hora de esta mañana de registros de la Guardia Civil en varios barrios de Ceuta, ciudad de 83.000 habitantes y una superficie de 19 kilómetros cuadrados. En el acto participaron al menos una decena de agentes del Grupo de Acción Rápida (GAR), especializados en operaciones de alto riesgo, y adiestradores caninos del Servicio Cinológico de la Guardia Civil, que trabajaron con perros en la detección de drogas, explosivos o armas, como se aprecia en las imágenes policiales.
La organización criminal escondió a los inmigrantes irregulares en lugares habilitados para ello, normalmente casas, y luego los llevó a la península en embarcaciones de recreo. Una vez allí, otros miembros del grupo los recibieron y los transportaron a distintos puntos de Andalucía.
La ciudad autónoma está expuesta a una gran presión migratoria, que surge principalmente de los cruces flotantes de inmigrantes procedentes de Marruecos. La estadística oficial de personas llegadas irregularmente por mar desde principios de 2025 y hasta el 15 de octubre es de 4 personas, frente a las 23 personas de 2025. Por tierra, que incluye a quienes entran en territorio español nadando o saltando la valla, la cifra aumenta hasta las 2.890 personas, un 33% más que el año pasado. Este aumento de entradas irregulares, registrado por el Ministerio del Interior, ha sobrecargado el Centro de Residencia Temporal de Inmigrantes (CETI) con casi un millar de residentes, aunque las salidas se realizan periódicamente para aliviar la carga.
La administración de la ciudad, responsable de la tutela de los inmigrantes menores de edad, solicitó a finales de agosto una cuota migratoria para poder reubicar a estos jóvenes en otras comunidades. Su sistema está al 1.800%. Han acogido con medios temporales a 500 niños y jóvenes inmigrantes, mientras que su capacidad de acogida es de sólo 27 plazas.
En lo que va de año, 39 personas han perdido la vida en aguas de la ciudad autónoma al intentar cruzar a territorio español.
