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Gire la tuerca a las ganancias corporativas. Al menos eso dicen los datos. Centro de balance trimestral (CBT) que realiza el Banco de España, y que es una buena radiografía de lo que está pasando con las empresas españolas. Su principal conclusión es que los ingresos ordinarios netos totales -que miden la evolución del valor añadido bruto menos los gastos de personal más el saldo entre gastos e ingresos financieros- cayeron casi un 12% entre enero y marzo de este año, frente al incremento del 93,2. % registrado en el mismo periodo de 2023. La desaceleración tiene un gran protagonista: las compañías eléctricas, donde de hecho sus beneficios antes de impuestos han caído, lo que tiene un gran impacto en el índice general. En menor medida, esta evolución se debe a que los gastos de personal y financieros aumentaron en todas las áreas sin ser compensados por los ingresos. Además, el valor añadido bruto también cayó un 0,4%.
Las más afectadas son las empresas energéticas como Iberdrola y Naturgy. La razón es la fuerte caída de los precios de la electricidad, que ha provocado una disminución de los ingresos de este sector. En concreto, sufrieron una caída de beneficios de casi el 29%. El resto de empresas registraron tipos de interés positivos o descensos apenas perceptibles. Hay otro dato que pone al sector energético en blanco y negro: fue el único grupo de empresas cuya rentabilidad relativa a sus activos cayó, del 11% en el primer trimestre de 2023 al 9,8% en el primer mes de este año.
Las ventas de las empresas energéticas cayeron bruscamente en el primer trimestre (29,1%) debido a las fluctuaciones de los costes de la electricidad. Según el Banco de España, el precio medio diario del mercado cayó más de un 54% respecto al primer trimestre de 2023. El sistema eléctrico español ya marcó un mínimo histórico en la segunda semana de marzo, cerrando la semana en 4,53 euros el megavatio hora (MWh).
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Las cifras sugieren que el regreso a la normalidad tras los aumentos de precios observados poco después de la invasión rusa de Ucrania está finalmente teniendo un impacto en las cuentas de pérdidas y ganancias de las empresas clave de la industria. “Si los precios siguen la tendencia lo más probable es que sigan provocando pérdidas de ingresos en los próximos meses”, afirma Manuel Hidalgo, profesor y economista de EsadeEcPol. Sin embargo, tenga en cuenta que esta es una comparación año tras año y llegará un punto en el que el efecto base desaparecerá y las caídas ya no serán tan graves.
Durante los años de la crisis energética, las empresas del sector aprovecharon el ciclo inflacionario para proteger sus beneficios. En 2022, por ejemplo, aumentaron un 56,1%, según el Balance Central. La organización toma muestras tanto de grandes empresas como de pymes, pero en este caso el mercado está en manos de gigantes corporativos, por lo que los datos no tienen un impacto real en las pequeñas empresas. Esta cifra contrasta con la evolución de los costes laborales, que crecieron muy por debajo de los precios. Este año, la remuneración de los empleados apenas aumentó un 2,8%. El único problema de las estadísticas es que no tienen en cuenta las contribuciones al tesoro estatal.
En este caso, la caída de los beneficios de las empresas energéticas se debe directamente a que el precio de la electricidad ha vuelto a la normalidad. Los salarios medios apenas contribuyen, aumentando sólo un 1,3% entre enero y marzo. Es la industria donde menos han aumentado los salarios en lo que va de año, sólo por detrás de las empresas de telecomunicaciones. En el sector, sin embargo, aumentaron más del 4%.
Turismo y otros sectores
Si bien el turismo y el comercio se han consolidado como motores de la economía nacional, también registraron una caída en sus ventas del 2% debido a los precios de comercialización de las fuentes de energía que forman parte del agregado de este sector. Porque el sector incluye a todas las empresas distribuidoras de combustibles y energía. Sin embargo, la rentabilidad ha aumentado, al igual que el beneficio, que aumentó un 17,4%. Según el regulador bancario, las empresas de transporte y los holdings obtuvieron los mejores resultados, con un crecimiento de beneficios del 33,7%.
Los gastos financieros aumentaron un 32% a principios de año sin que los ingresos pudieran compensar esta salida de fondos. Esto podría conducir a un aumento de la deuda corporativa en el futuro a medida que se soliciten más préstamos o se renegocien deudas con el banco en épocas de altas tasas de interés.
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