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Una pancarta que apareció al inicio de la celebración en la línea 7 lo proclamaba claramente: “Sin toro”, decía, “nada cuenta”. Y los peores presagios se hicieron realidad. No había toro, y los que salían, desiguales en la ejecución, mansos, mansos y de tonta nobleza, no contribuían al éxito de la corrida. Solo el segundo volvió a los corrales, pero varios más podrían haber sido devueltos si la Logia Presidencial hubiera mantenido el criterio de hace unos años. El toro de hoy tampoco es el tan alabado toro de Madrid, y su comportamiento no sugiere emociones.
Por eso, la corrida fue un galimatías, en medio de constantes protestas de la afición más exigente exigiendo “toro, toro”, exigiendo la expulsión del presidente, o burlándose del toro con gritos de “miau, miau” y quejas de otro segmento del público. quien pidió silencio y respeto por lo que estaba pasando en el ring. En definitiva, hubo más atención -enfado y también diversión- en las filas que en el ruedo, lo que es una clara señal de que el toreo se ha diluido.
Por un momento pareció que la batalla por el quinto cambio cambiaría el rumbo. Emilio de Justo lo recibió con unas ordoñistas verónicas, de pierna encorvada, largas y graciosas; Morenito de Arles y Pérez Valcárcel llevaron el estandarte con gran éxito y el matador repitió con la muleta lo que había hecho con la capa en golpes moderados que crujieron la cancha. Por último, pero no menos importante. Cuando De Justo llamó con la derecha en el primer round, hubo un silencio expectante y los pases fluyeron con gusto y conexión; Repitió dos veces más del mismo lado frente a un animal demasiado noble que no añadía tensión a la supuesta pelea. La emoción natural se desvaneció cuando el toro levantó la cabeza al final de cada muleta, enturbiando el partido, aunque una zanja final fue una lluvia de ideas. Cuando la oreja pareció concedida, se animó y el acertijo se resolvió.
Algo parecido le pasó a Roca Rey ante el tercero, un toro muy protestante, que provocó mucha disconformidad en la grada. Tratando de aislarse de los gritos, el torero peruano, con verdadero miedo, buscó la victoria ante un oponente noble y aburrido al que combatió con distancia pero con valentía al pie de la letra. Unas bernardinas muy ajustadas levantaron al público de sus asientos, pero un pinchazo les arrancó una ovación, que el diestro agradeció desde la callejuela.
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Y no hubo nada más. Pues bien, el picador Paco María dio una lección de toreo con dos medidos golpes hasta el cuarto, y Antonio Chacón brilló con dos conspicuas parejas de banderillas hasta el sexto.
La primera pelea de la tarde fue entre protestas y Manzanares se paseó a media velocidad, en una actuación sencillamente correcta y con poco compromiso. La habitación estaba tan aburrida y deteriorada que era imposible entrar.
Algo peor le pasó a Emilio de Justo con el sombrero de El Vellosino, quien huyó despavorido al ver a un humano en el ring. Salió distraído y pinchado en las mesas varias veces, afirmando en su propio idioma que no quería pelea de ningún tipo.
Y Roca Rey no supo captar el aire de la noble sexta, quizás la más arraigada y por tanto más difícil de la cautividad. Dado que los lotes de muletas no salían limpios y no eran de la más mínima calidad, optó por una circular, y eso tampoco le cayó bien a nadie. En definitiva, no podía ser que la tarde fuera cuesta arriba y el torero peruano no encontrara el camino que había recorrido la primera vez.
La pancarta lo decía todo: Nada cuenta sin un toro. (Y sin toreros). De modo que.
Puerto de San Lorenzo/Manzanares, De Justo, Roca Rey
dos toros de El puerto de San Lorenzo, segundo (devuelto) y quinto, noble y noble; tres de ellos La ventana del puerto, tercero (noble), cuarto (rechazado) y sexto, noble y recurrente; y uno de Valdefresno, el primero, noblote. Generalmente desigual en presentación, liso y suave. sombrero de el vellónpresentación justa, manso y marginado
José María Manzanares: estocada (ovación); jab y contra estocada (guarda silencio).
Emilio de Justo: apuñalar y dejar caer (guarda silencio); _Nota_ Pinchazo y estocada (ovación).
Roca del orgullo: _nota_ pinchazo y estocada (ovación); estocada (guarda silencio).
punto de venta. 25. mayo. XIV Celebración de la Misa de San Isidro. Pleno de «Sin Entradas» (22.964 espectadores, según la compañía).
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