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El pasado mes de mayo, Toya Viudes solicitó a su cuenta de Twitter ayuda para localizar cuadros de su tía abuela, la artista Rosario de Velasco. Y como dicen en esta plataforma, Twitter ha hecho maravillas. Durante este tiempo, me dijo por teléfono, encontró más de 50 cuadros de diferentes fases creativas que están en manos de coleccionistas privados. Una selección está expuesta en el Museo Thyssen de Madrid. “Será una forma de recircular a Rosario comenzando a hacer estudios sobre ella que no existen, y luego en esta exposición mostraremos todo lo que fue su obra”, explica Viudes, “se volverá a hablar de ella”.
Rosario de Velasco (1904-1941), como tantos otros artistas, cayó en el olvido hasta que su sobrina nieta lanzó esta campaña. A los 20 años asistió a la Exposición Nacional de Bellas Artes (1932). Su obra se encuentra en el Museo Reina Sofía, en el Centro Pompidou de París, ha participado en la Bienal de Venecia y en importantes exposiciones internacionales como la del Museo Carnegie de Pittsburgh (EE.UU.). Conoció a Dalí ya Eugeni d’Ors (el impulsor del novecentismo que siempre la apoyó). Su arte se basó inicialmente en el clasicismo definido por la experta en arte Victoria Comabalía babelia como «un cálculo que corre paralelo a la llamada Nueva Objetividad alemana, cuyos homónimos son el Novecento italiano o el Novecentismo catalán». En su obra, según el crítico de arte, existe “la voluntad de renovar la tradición, no de copiarla, y de crear arquetipos como la familia, la maternidad, las profesiones liberales o la artesanía, con una expresión muy sobria y un dibujo de clara claridad”.
Fue una de las grandes exponentes de la pintura española de los años 30, pero siguió produciendo hasta su muerte. ¿Por qué se olvidó a Rosario de Velasco? «La guerra civil le corta la vida», dice Viudes. “Tuvo que irse de Madrid, se instaló en Barcelona y la prensa la llevó allí. Esa misma noche logra escapar de la prisión. Si no, probablemente me habrían disparado como a su compañero de celda. La artista estuvo asociada a la Falange en su juventud y fue denunciada. Escapando de una muerte segura, huyó a pie con su marido a la Zona Nacional y volvió a Barcelona una vez acabada la guerra.
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De Velasco era hija de Antonio de Velasco, oficial de caballería, y de Rosario de Belausteguigoitia. Recibió su formación artística de la mano de Fernando Álvarez de Sotomayor, pintor, académico y director del Museo del Prado. Siempre ha tenido una posición muy cómoda que le ha permitido no depender de su trabajo para vivir. “Tan pronto como se casa, ya no tiene esa libertad, ya no es una persona joven y libre”, dice su sobrina nieta. «Tiene a su hija, María del Mar, y ya es ama de casa que pinta. Eso quiere decir que ya no tiene cuarto propio, aunque tenía cierta independencia económica. “No era fácil ser mujer en ese entonces, y menos ser artista.” De alguna manera pierde el impulso de sus primeros años como pintora. Por eso, aunque expuso en importantes galerías como Argos, Gaspar, Biosca, Syra y Parés, podían pasar 15 años entre exposición y exposición.
Con «Maragatos», hoy en @MuseodelTrajeROSARIO DE VELASCO obtuvo el segundo premio en el Concurso Nacional de Pintura de 1934. El dibujo lo encontré en Barcelona.
Busco el trabajo de mi tía abuela para la expo im @MuseoThyssen Eso lo sacará del olvido. ¿Me pueden ayudar con un RT? pic.twitter.com/VpnCevyziJ
– Toya Viudes de Velasco (@toyaviudes) 15 de julio de 2023
Es decir, una artista quizás moldeada por sus conexiones con la Falange, cuya vida es próspera pero retraída en casa (como la mayoría de las mujeres), y que está dejando de pintar a un ritmo casi vertiginoso. Conclusión: Un capítulo menos en la historia del arte.
Hasta ahora.
Hace unos años, Toya Viudes conoció a Miguel Lusarreta, un gestor cultural que se mudó a Cabo de Palos en Murcia, donde vive. Ella le contó sobre el proyecto de Rosario de Velasco en el que estaba involucrada mucho antes de que se atreviera a tuitear. En su familia, la tía Rosario ya no era una, era la artista cuyos cuadros colgaban en las paredes de sus casas. Las viudas han pasado toda su vida mirando la pintura en la sala de sus abuelos y ahora en la sala de sus padres. las lavanderasuno de los temas más importantes del autor.
“Miguel se entusiasmó y me dijo que me ayudaría a implementar el proyecto”, recuerda Viudes. El siguiente paso fue hablar con Guillermo Solana, el director de Thyssen. En la primera reunión acordaron una exposición para la que de momento no hay fecha pero que tiene un objetivo claro: conmemorar la primera etapa de Rosario de Velasco con una treintena de cuadros que, gracias a la magia de Twitter, colgarán en las paredes de uno de los museos nacionales más importantes de España.
“En la vida hay que saber esperar”, concluye Viudes.
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