
Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, será lo que sea: mentiroso, negligente, cobarde, incompetente, irresponsable. Para algunos, un hombre aparentemente inútil. Un psicópata sin alma para los demás. Un cadáver político para todos. Pero nadie puede negar que desde las puntas de sus mocasines hasta su peluquín es un caballero español que ciertamente requiere un chequeo quincenal en la peluquería para mantener su atractivo curvilíneo sin exagerar. Uno de esos tipos que visten elegantemente, saludan a los camareros por su nombre, dan palmaditas en la espalda a los caballeros y felicitan a las damas: Ese es nuestro hombre. Un alicantino de 51 años ya estaba acostumbrado a que le mostraran la cortesía de ser quien era durante décadas, desde el presidente de la Cámara de Comercio hasta la Diputación Provincial de Alicante antes de llegar allí. presidente de la Generalitat y alcanzar el nirvana de una determinada especie de gerifalte valenciano: de cábala en cábala y de cábala en cábala masculino En masculino rodeado de bellas del foc y grandes caídas. Con esta escuela y este currículum, ¿cómo podía Mazón permitir que Maribel Vilaplana, la guapa periodista a la que había llamado esa tarde en Dana, fuera sola al colegio? Parque Después de una comida de cuatro horas, le tomó un total de dos minutos llegar a la puerta. Ciertamente, si hubiera sabido lo que debería haber sabido, que a esta hora su Tutor Salomé Pradas, jefa de la agencia de protección civil, se limitó a anotar en un papel con cara de alucinación lo que le dijeron los técnicos de la oficina de crisis, sin tener el valor de decidir nada, hasta que ya era demasiado tarde, mientras afuera se ahogaban 229 compatriotas, le hubiera parecido secundario. Lo primero es lo primero. Y el jefe es el jefe.
Cierro estas líneas mirando a Mazón en la segunda fila de autoridades en el funeral de Estado por las personas fallecidas esa tarde, mientras se limitaba a comportarse como un caballero hacia una dama. Fue triste ver cómo fue rechazado, entre rabia y remordimiento, por los familiares de las víctimas que le habían pedido específicamente que no se fuera, como si no pudiera contener ese desprecio. Por ser una ceremonia laica, apuesto a que si no hubiera sido así, se habría levantado para recibir la comunión y, llorando por sí mismo, habría regresado a su lugar en la gracia de Dios y habría pedido al Todopoderoso que perdonara a su pueblo.
Sacar a Prada y entregar su cabeza a la fuerza para limitar los daños era, por ahora, la única asunción de responsabilidad política. presidente y caballero que estaba allí, hay que decir, poco elegante, con una mujer que tenía la máxima confianza en él. Sospecho que la acusada Salomé -y la testigo Vilaplana-, si son serias en cuanto a salvar sus propias vidas, finalmente dirán la verdad y toda la verdad sobre aquella fatídica tarde y, si es necesario, les obsequiarán la cabeza de Mazón, como hizo su homónimo bíblico con la del Bautista. En el momento.
