El bebé llega a la redacción. Enormes ojos azules. Tres meses. Un bebé espectacular. Uno pregunta: «¿Qué estás comiendo?» El papá responde: «Boob, pero le acabo de dar un biberón. Estamos en transición». «¿Ya?», pregunta el tercero, molesto, sobresaltado. Y el cuarto agrega: «Ah, eres de los talibanes». Juzgar la forma en que se ejerce la maternidad/paternidad es un deporte nacional con una larga historia, todos la hemos practicado, pero hay quien juzga con más fuerza, y sobre todo, con más altura.
Eva Millet, periodista y autora, examina los orígenes de un movimiento que gana cada vez más adeptos y cuestiona algunos de sus postulados. ¿Funciona la crianza natural? ¿Es conveniente reforzar la unión? ¿Se convertirán nuestros hijos en “seres maravillosos” bajo este sistema? Estas son algunas de las preguntas que plantea Millet en su nuevo libro madres mamíferos. “Lo que me impulsó a escribir este libro es la apropiación de los términos que conforman ciertas ideologías. Los niños son cada vez menos, los tenemos más tarde, son súper atentos y este estilo de crianza natural promete que su hijo estará más conectado a medida que siga sus dictados. Sigue siendo hipermaternidad disfrazada. El mensaje que transmite, que es ideológico y no científico, es que si el parto es natural, si la lactancia se prolonga y según las necesidades, si dormís juntos y lleváis todo el día al bebé, os querrán más, serán más inteligentes y hasta más amables. Y según la periodista barcelonesa, el mensaje solo va en una dirección, que se multiplica: las redes sociales. “Hoy las madres ya no leen libros ni escuchan a sus abuelas, sino que buscan referencias en Internet. Y en la red estos son los árbitros”, asegura Millet. Así lo reconoció el periodista deportivo Juan Irigoyen en la crónica anterior y subrayó la culpa que le creaban los fundamentalistas de apego. rollo de Instagram.
mijo disparado. En primer lugar, ¿es siempre mejor amamantar? Los datos muestran que el 41% de las madres con niños de 0 a 6 meses amamantan exclusivamente. En España, según el INE, esta tasa es del 28,53% y la tasa mixta es del 18,42%. “No estoy cuestionando la lactancia materna, sino la obligación de amamantar a toda costa. A veces amamantar no funciona, o las madres no quieren amamantar por cualquier motivo, y eso lleva a sentirse una madre inadecuada que no puede existir”. Otra premisa: El parto debe ser seguro. “Es cierto que es importante que sea lo más humanizado posible, pero nos hemos vuelto a pasar al otro extremo y parece que la violencia obstétrica está muy extendida. No creo que los médicos de los hospitales españoles utilicen la fuerza obstétrica. Las expectativas de un parto «natural» son tan altas que muchas mujeres se sienten fracasadas por la epidural o la cesárea. Su hijo lo amará sin importar cómo nació, fue transportado o criado, la crianza de los hijos es más que una serie de instrucciones.

Millet cuenta la historia de Jean Liedloff, antropólogo, autor de El concepto de continuo, un libro inspirador sobre la maternidad natural. Nacida en Nueva York en 1926, la estudiante y modelo viajó a la selva venezolana en busca de diamantes. Abandonó la universidad y se instaló allí. Su libro, prosigue Millet, es una oda al mundo primitivo ya la coeducación. Para Liedloff, el buen comportamiento de los niños Yequana estaba relacionado con ser cargados constantemente, dormir con sus madres y ser amamantados cuando era necesario. Ella misma denunció que las madres modernas practicaban una crianza que comenzaba con un parto hospitalario traumático, luego envolvían al bebé «en un trapo sin vida» para luego ponerlo «en una caja» donde lo abandonaban a pesar de sus llantos.
“El objetivo de mi libro es asegurarles a las madres que el apego es natural, no se logra a través de una serie de instrucciones. El vínculo está ahí, es espontáneo. Lo que me molesta es que estén cuantificando algo emocional. En este movimiento, el hijo es el referente, la madre debe someterse a su voluntad. Es un estilo de crianza intenso que implica una actitud maternal absoluta que solo la clase media-alta puede permitirse. El feminismo clásico lo ha denunciado durante mucho tiempo como un paso atrás en la búsqueda de la igualdad para las mujeres”, explica Millet.
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Me dirijo a las malas madres. Laura Baena Fernández, fundadora del club y presidenta de la asociación No renuncio al arbitraje, cree que “el problema de fondo es que la sociedad no nos permite criar con apego cuando solo hay 16 semanas de baja por maternidad. No somos libres. No elegimos, nos damos por vencidos y levantamos lo mejor que podemos, respetando nuestros recursos. La sociedad nos dice que la crianza con apego es sobreprotectora y vuelve egoístas a los niños, mientras que los expertos aclaran que es todo lo contrario y que la crianza respetuosa fomenta su autonomía. Pero por supuesto que necesitas tiempo para eso, que nosotras las madres no tenemos.
Hipermaternidad, hiperhijos, complacencia, aprender a frustrarse son palabras que utiliza Millet. Clara Blanchar, una colega que proclamó tras el primer libro de Millet que estaba «saliendo del hiperchurumbellismo», ahora confiesa que no había leído el segundo, pero «así que, desde el principio» rechazó el concepto de «crianza natural» como Label. “Y menos cuando se enfrentan. Y menos cuando nos enfrenta a mujeres que nos juzgan que tenemos lo suficiente para ganar. Nos venciste de nuevo. que es natural ¿Quién distribuye las tarjetas? Lo que no es natural es la vida agitada que lleva la humanidad occidental. Entonces, instinto y sentido común, todos lo sabemos y lo estamos haciendo lo mejor que podemos. Con errores, claro, pero también se aprende de ellos”.
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