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Pierre Mabille (1904-1952) fue un médico y escritor francés que combinó la práctica científica con el lenguaje artístico. Para él ambos conceptos eran necesarios para completar y así explicar la naturaleza del mundo.
Porque el ejercicio científico tiene mucha expresión artística y viceversa. Tanto la ciencia como el arte tienen un mismo origen, una combinación de inquietud y asombro, curiosidad y deslumbramiento ante las grietas que muestra la realidad y por donde puede penetrar la inspiración creativa.
Con estas cosas y lejos de los mecanismos de los diagnósticos actuales, el Dr. Mabille una relación orgánica con la medicina; una relación en la que lo milagroso está vinculado a una tensión palpable entre dos códigos aparentemente opuestos. La evolución de las emociones y la pasión que impulsaban su vida le llevaron a formar parte del staff de la revista. Minotauropublicación que Albert Skira publicó junto con André Breton.
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Fuera de MinotauroDr. Mabille entrará en contacto con la expresión artística en pleno apogeo del auge de las vanguardias, cuando las emociones colectivas buscaban su lugar en el inconsciente en el período de entreguerras. Para él, para Mabille, el impulso oscuro y sin nombre que determina nuestro destino será la fuente de toda enfermedad; No hay mal que no tenga sus raíces en una mala interpretación de nuestra experiencia en el mundo, cuando toda abstracción desaparece y las cosas tienen una sola dirección irreversible.
Todo esto lo cuenta muy bien en su libro. el espejo maravilloso, publicado recientemente en español por Atalanta; un viaje iniciático que recorre nuestro mundo interior a través de una galería de espejos que reflejan textos de Lewis Carroll, William Blake, Goethe, Rimbaud, Ovidio, Kafka, Platón además de lecturas alquímicas. Para Mabille, la ciencia se vuelve impotente desde el momento en que es incapaz de expresar el universo y sus razones con un lenguaje accesible a esa emoción colectiva a la que aludíamos al principio y cuyo origen está en nuestras mentiras en el inconsciente.
Para lograr esta poesía nueva y comunitaria que sane el organismo enfermo, el Dr. Mabille ve la ciencia como un lenguaje, un camino a explorar, al igual que la poesía o la pintura, disciplinas artísticas que conducen a un “misterio único”. En este libro nos acercamos a un hombre sincero que, sin pudor alguno, abre los cinturones que las malas interpretaciones científicas han atado a la razón a lo largo del tiempo.
Entre muchas otras cosas extrañas, Mabille nos cuenta que ya era consciente de ello cuando era estudiante. Entendió que bastaba con sustituir las notaciones científicas por otras para que los nuevos símbolos representaran procesos de pensamiento diferentes. Consideraba la ciencia y su práctica como un caleidoscopio en el que las ilusiones son un elemento a tener en cuenta.
Sin ir más lejos, las figuras de la geometría le ofrecieron todo tipo de construcciones metafísicas. Entendió que el mundo de la abstracción, como el mito, estaba planificado sobre la base de principios racionales. Y esa era la razón por la que había absoluta libertad en sus estudios. Con la misma libertad, Mabille se dedicó a revertir objetos reales y transformarlos en imágenes virtuales, en formas de vida, hasta crear una experiencia apasionante.
el hacha de piedra Es una sección en la que Montero GlezCon afán de prosa, hace su especial ataque a la realidad científica para mostrar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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