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El ictus es la causa de muerte más frecuente en mujeres y la segunda en hombres en España. Llega de repente, sin previo aviso, y el tiempo necesario para actuar es crucial para minimizar sus consecuencias. La incidencia de estos ictus se ha duplicado en los últimos 30 años y se espera que siga aumentando: casi 10 millones de personas en todo el mundo morirán a causa de un ictus en 2050, según un estudio publicado en la revista La neurología de Lancet.
“La incidencia de ictus está aumentando debido a diversos factores, como el envejecimiento de la población mundial, el aumento de los casos de hipertensión arterial, diabetes u obesidad”, explica el Dr. Jeyaraj Pandian, presidente de la Organización Mundial del Ictus (WSO). participó en la preparación del informe. Además de analizar las causas de este aumento en diferentes contextos sociales, los expertos ofrecen estrategias para contener la incidencia de esta enfermedad, que puede disminuir exponencialmente gracias a la prevención. «A través de la educación y el acceso oportuno a tratamientos eficaces, es posible abordar los desafíos emergentes relacionados con la salud de nuestro sistema nervioso», afirma Pandian. «El problema es que estas precauciones no tendrán el mismo efecto en todos».
Aunque se espera que la incidencia aumente a nivel mundial, la brecha entre países con más o menos recursos también está creciendo. Se estima que las muertes en los países de ingresos bajos y medios aumentarán de 5,7 millones en 2020 a 8,8 millones en 2050, mientras que en los países de ingresos altos -como España- se espera que se mantengan prácticamente sin cambios (solo el 9% de las muertes mundiales, en comparación con el 91% en los países más pobres).
“En estos países, los sistemas de salud a menudo enfrentan desafíos importantes, como la falta de recursos para acceder a atención médica de alta calidad, tanto en la fase de prevención como en la fase aguda”, dice Pandian. El investigador explica que estas dificultades se ven agravadas por otras infecciones cerebrales que pueden provocar un ictus, como el sida, el dengue o la tuberculosis, que son más comunes en los países de ingresos bajos y medios.
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Según el estudio, los países del Sudeste Asiático registraron la mayor proporción de muertes por accidente cerebrovascular en el mundo en 2020 (61%, alrededor de 4,1 millones de muertes), y se espera que esta cifra aumente al 69% en 2050. Sudeste Asiático, Asia Oriental y Oceanía podría aumentar en casi 2 millones, de 3,1 millones en 2020 a posiblemente 4,9 millones en 2050”, señala Pandian.
Factores de riesgo
Sin embargo, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), también se producirá en Europa un aumento del 34% de los ictus y del 45% de las muertes, aunque de forma más débil. En España, donde una de cada cuatro personas sufrirá un ictus a lo largo de su vida, al menos 17.000 pacientes mueren cada año, mientras que alrededor de 30.000 quedan funcionalmente dependientes. “Está claro que en España estamos en una situación privilegiada respecto a los países con menos recursos analizados en el estudio”, confirma el Dr. Mar Freijo, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN. «Tenemos una estrategia nacional y otros planes de acción que están funcionando, aunque claramente hay margen de mejora, especialmente en términos de sensibilización y educación», añade.
Controlar los factores de riesgo es la forma más eficaz de prevenir la mortalidad por accidente cerebrovascular. Las mayores amenazas son la hipertensión arterial -el número de personas entre 30 y 79 años que la padecen se ha duplicado en los últimos 30 años-, la diabetes, el colesterol elevado, la obesidad, la alimentación poco saludable, la falta de ejercicio y el tabaquismo. Freijo insiste en que las más importantes El factor de riesgo sigue siendo la edad: “No hay que olvidar que el 60% de los casos se dan en personas mayores de 70 años y sólo el 16% en menores de 50 años”.
Sin embargo, el estudio de La lanceta muestra que si bien la tasa de mortalidad general caerá un 36% para los mayores de 60 años, se espera que caiga menos del 25% para los menores de 60 años. La razón de esta menor disminución entre los más jóvenes puede estar relacionada con la creciente prevalencia de diabetes y obesidad en este grupo de edad. «Los jóvenes creen que esto sólo afecta a las personas mayores, y por tanto tienen hábitos de vida menos saludables y se cuidan menos. Básicamente, se debe a que no se abordan los factores de riesgo, aunque la edad sigue siendo el factor más importante», explica. Dr. Joan Martí-Fàbregas, jefe de la unidad de ictus del Hospital Sant Pau de Barcelona.
Cuatro fases para la prevención y la acción
El informe no sólo ofrece un estudio cuantitativo de la incidencia del ictus y los costes sanitarios asociados, sino que también subraya la necesidad de incrementar los recursos en los cuatro momentos terapéuticos que caracterizan esta enfermedad: la prevención primaria, la fase aguda -la que se produce en el hospital cuando paciente que ha sufrido un ictus: prevención secundaria, dirigida a quienes ya han sufrido un ictus, y rehabilitación, fundamental para limitar las consecuencias.
Dr. Elena López-Cancio trabaja en la unidad de ictus del Hospital Universitario Central de Asturias y reconoce que España tiene un sistema muy desarrollado para tratar la fase aguda. “El número de unidades de ictus ha aumentado con los años y el sistema de salud pública que tenemos permite que los ictus sean mortales a un ritmo mucho menor en comparación con otros países analizados en el estudio”, afirma. Sin embargo, reconoce la necesidad de mejorar la prevención. “Es necesaria una educación de la población, que muchas veces no tiene claro qué medidas deben tomar para llevar un estilo de vida saludable”, explica. «Pero también es necesario aumentar los recursos económicos para garantizar la rehabilitación en los hospitales públicos, ya que en algunos casos los pacientes se ven obligados a recurrir a centros privados».
¿Cómo se reconocen los síntomas de un derrame cerebral?
Hay varios síntomas que sugieren que una persona puede estar sufriendo un derrame cerebral y todos aparecen repentinamente. Reconocerlos es importante para perder el menor tiempo posible y minimizar las consecuencias una vez superada la fase aguda. “A la hora de tratar un ictus, actuar con rapidez es fundamental, por eso elegimos el método FAST”. [rápido, en inglés]lo que nos recuerda que el tiempo es importante”, explica el Dr. Martí-Fábregas.
- F (RostroFace en inglés): Hacer sonreír a la persona para ver si su boca está volteada hacia un lado, indicando que está perdiendo tono muscular;
- A (armasBrazos): Pide que levantes todas las extremidades juntas o individualmente, ya que una persona que sufre un derrame cerebral puede tener un lado del cuerpo bloqueado;
- S (discursoHabla): Un derrame cerebral puede causar un trastorno del habla, que se manifiesta por la incapacidad de hablar coherentemente o comprender lo que dicen los demás;
- T (Tiempotiempo), actuar sin perder tiempo.
Aunque pueda parecer contradictorio, una vez que se detecta una de estas anomalías no es necesario acudir corriendo a un hospital, ya que no todas las instalaciones están equipadas para tratar esta enfermedad. “Lo que hay que hacer es llamar al 112, describir los síntomas y esperar a que envíen una ambulancia para llevarnos al centro con una unidad de ictus. “Ir a ciegas a un hospital que no tiene los recursos necesarios sólo será una pérdida de tiempo”, subraya el médico.
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