Advertisement
«Las infraestructuras más importantes para la competitividad de la economía catalana, y por tanto de la española, avanzan muy lentamente y en algunos casos se ha parado la obra». No es baladí que en el más reciente ejercicio de pragmatismo político ya realizado por ERC al final de esta campaña, dos de las tres condiciones puestas por los republicanos para la reinversión de Pedro Sánchez como presidente están directamente relacionadas: la reducción del denunciado déficit presupuestario de Cataluña y la deslocalización total de Rodalies, principal causante de las incidencias del transporte público en el municipio. Estas son las principales carpetas catalanas, sin tener en cuenta las del conflicto político -mantener la mesa de diálogo es la tercera exigencia de ERC- que tendrá que afrontar el Gobierno que surja de las elecciones de este domingo, y no son muy diferentes a las que ya encontró Sánchez en 2019 tras su elección.
En plena campaña, el Gobierno, a través del Ministerio de Transportes, ha sacado a concurso varios proyectos que muestran la intención de cambio. Uno de ellos es el estudio divulgativo sobre la mejora de la línea de Rodalies entre La Garriga y Centelles, que es relevante porque asegura el inicio de los trabajos preparatorios de la línea de doble vía en la línea R3 que une Barcelona con Vic y Puigcerdà, una de las líneas con más fracasos de Cataluña, aunque no hay ninguna que no experimente constantes fallos técnicos.
Aunque la ejecución presupuestaria en Cataluña ha estado muy por debajo del presupuesto durante esta legislatura, el Gobierno ha abierto los procesos de ejecución de proyectos previstos en los últimos años en muchas obras de la red ferroviaria. Desde la transformación de la estación de Plaça Catalunya a la de Sants y la operación extensiva de L’Hospitalet de Llobregat, que servirán para descongestionar la red actual de Barcelona y acabar con la división de la comunidad provocada por las vías. La finalización de la estación de tren de La Sagrera es otro hito próximo. La gran duda es que el nuevo ejecutivo no demore la obra y, una vez que esté hecha, la presupueste y ordene el inicio de unas obras que pueden prolongarse al menos hasta finales de esta década.
Por si acaso, el gobierno está presionando para completar una transferencia completa de la red de Rodalies y superar la situación actual en la que tiene poco control sobre los horarios. Eso significaría que la Generalitat se haría cargo de la infraestructura y el control de las vías, como es el caso de FGC, pero quieren asegurarse de que el Estado no les transfiera deudas de antemano y proteger las próximas inversiones para no acabar en la situación en la que se encuentra la red ferroviaria.
Advertisement
Otro proyecto que se encuentra casi en fase de preparación es la construcción de un carril adicional en la Ronda Litoral entre Can Tunis y El Morrot. La medida debe descongestionar una vía que a diario presenta un tráfico lento en algunos momentos y agilizar la entrada y salida de camiones del puerto de Barcelona.
El Gobierno también debe negociar con La Moncloa la ampliación del Cuarto Cinturón, o B-40, que ahora acaba en Terrassa, pero que las distintas administraciones implicadas -municipal, autonómica y estatal- consiguieron desmantelar hace unas semanas para llegar al vecino Sabadell. Según el protocolo firmado en julio de este año, en unos meses la Generalitat y el Estado deberían firmar un convenio e iniciar los trámites para la construcción. Pero un cambio de Gobierno podría hacer temblar el actual acuerdo -dicen fuentes negociadoras- por el que el Estado, propietario de la vía, entrega a la Generalitat la redacción del proyecto y la definición del trazado, una concesión que está por ver si el PP la respeta.
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Suscríbete para no perderte nada.
Suscribirse a
Sin embargo, ninguno de los proyectos anteriores ha atraído la atención del tejido empresarial y la oposición de una parte de la población, como la posible ampliación del Aeropuerto de El Prat para que pueda gestionar con mayor flexibilidad los despegues y aterrizajes de aviones que vuelan en rutas exteriores. La Generalitat y el Estado tuvieron que constituir una comisión técnica -y no lo hicieron- para discutir si era necesaria esta ampliación y la inversión de 1.700 millones de euros prometida por la propietaria de la planta, Aena, pero la polémica en torno al proyecto la ignoró durante la campaña electoral que comenzó con las elecciones municipales de mayo.
modelo de financiación
El otro tema, más complejo, es el modelo de financiación. Ni Mariano Rajoy ni Sánchez se atrevieron a abrir la lata del trueno, a pesar de que el sistema actual está obsoleto. Y ningún gobierno independentista ha querido negociar, dado el desgaste que implica y el hecho de que las creencias soberanas traicionarían el discurso que reivindica al propio Estado.
En cualquier caso, Aragonès Sánchez ha señalado que si quiere su apoyo debe comprometerse a reducir el déficit presupuestario de Cataluña -entre 14.000 y 20.000 millones de euros según el último cálculo de la Generalitat-, lo que supone más fondos directos para la Generalitat o un aumento del puesto inversor en Cataluña o transferencias para algunas competencias, como la sanidad.
El capítulo barcelonés
En 1989, el entonces ministro de Cultura, Jorge Semprún, anunció que el gobierno central quería construir una gran biblioteca en Barcelona. Hasta 2023 no se ha demolido el edificio en el que se construirá la infraestructura cultural junto a la estación de tren de Francia. Se prevé una inversión de 55 millones, pero no se espera que la apertura se produzca hasta 2027 como muy pronto. Las partes individuales del proyecto deben ser aprobadas por el nuevo gobierno.
El edificio de la Jefatura de Policía de Barcelona es otra de las instalaciones que, o bien continuará con su función de seguridad, o se convertirá en biblioteca o memorial de las torturas sufridas en las instalaciones durante el franquismo. Lo que pase en esta comisaría depende mucho de los acuerdos de gobierno que se hagan o del apoyo a las candidaturas.
Si el Gobierno teme la llegada de un gobierno de PP-Vox en algún ámbito es en el educativo, y en el lingüístico en particular. Se espera que una de las primeras actuaciones de un posible nuevo ejecutivo conservador sea la redacción de una nueva ley orgánica de educación que aumente la presencia del español en las aulas catalanas. La lengua actual de Lomloé, debido a la intervención del ERC, no fija porcentajes y permite modular el peso de cada lengua cooficial en función de la realidad de cada centro, siempre que se alcance el pleno dominio de ambas lenguas al finalizar la ESO, línea seguida en la normativa catalana posterior.
Puedes seguir EL PAÍS Catalunya en Facebook Y Gorjeoo regístrate aquí para recibirlo Nuestro boletín semanal
Suscríbete para seguir leyendo
Leer sin limites