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El picador Agustín Romero, que actuó en la sexta tarde de la tarde, recibió una ovación de pie mientras saludaba al Presidente y vitoreaba callejón hasta perderse en la garita. ¡Y no se había quemado!
Cuando Castellas Montera cayó a lo más alto tras ofrecer el mismo toro al público, la grada celebró ese detalle como una talla. Y de este torero y de su compañero Uceda Leal se exigió y concedió cada uno una oreja por deberes desiguales e intermitentes para dos toros en buenas condiciones pero faltos de fuerza y de codicia, si bien es cierto que ambos toreros mataron con efecto demoledor.
Pero la impresión es que Las Ventas, considerada la primera plaza del mundo, se ha convertido en una plaza de ciudad, sin pretensiones, folclórica, triunfal y sumamente generosa. Y guste o no, sin un requisito mínimo, la fiesta taurina no tiene sentido.
Esta corrida de toros moderna, tan aclamada hoy por detalles triviales, ha perdido su autenticidad, integridad y pureza y ha quedado reducida a un espectáculo más donde el placer triunfa sobre la emoción.
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La corrida de El Torero tenía algo bueno: su excelente presentación en general, y de los cinco toros que toreó, sobresalieron dos, el cuarto y el sexto, con mástiles espectaculares y desconcertantes no aptos para un cartel de personajes. Esta decisión hay que pagarla en la cuenta de Morante, lo que justificaría una vez más su apuesta por el toreo.
Pero esta corrida no superó la prueba del caballo y careció de la fuerza mínima necesaria para llevarla a la victoria, a pesar de la nobleza y calidad de algunos toros.
Pese a todo, Castella abrió el marcador de la tarde con la oreja descendiendo del tercero, un feo y manso toro de hierro de José Vázquez, enfadado y avergonzado, al que robó unos naturales más aclamados por su limpieza que por su profundidad. El fracaso y la muerte rápida de la bestia le permitieron correr un trofeo que apenas conocía.
Brindó el sexto, el que no mordió y alcanzó la muleta con cierta agilidad y su largo gancho de Astifinos, pero el toro repitió, cabeza en alto, expresión de hastío y cansancio. Por un descuido en la cara de la bestia, Castella se volcó espectacularmente y sufrió una grave lesión en el muslo izquierdo tras cabalgar sobre las dos torres que coronan la cabeza de su oponente.
Uceda fue otra oreja, esta vez del cuarto toro, el que más lejos estuvo en el aire de la tarde, que silenció con maña y cierta profundidad pero también con la falta de ambición que ha marcado su carrera. Otro fallo en un buen lugar provocó que el pañuelo blanco apareciera en el palco presidencial.
Se necesitaron hasta cinco puñaladas para matar al primero, un manso con agilidad y clase que pensaba sin emoción, y podía sacar tres puñaladas naturales de una entidad dada.
Y mientras tanto, Morante, que respaldó ese fierro, tuvo la peor suerte y fue abucheado a la muerte del Quinto. Explicó el toreo a Verónica cuando recibió su primer ejemplar, con una serie de cofias de su estilo personal, y si bien ninguna fue genial, despertaron a la grada. Este policía paria y aburrido en exceso no tenía pasaporte. Al torero no le gustaba el quinto muy blando, se dejó masacrar a palos -presuntamente con la intención de traerlo de vuelta- y entre protestas hizo un trabajo sin interés y fue reprendido por ir al burladero con la cabeza gacha.
Capturemos las buenas parejas de banderas que dominaron Gómez Escorial, Juan José Trujillo, José Chacón, Niño de Aravaca y Rafael Viotti.
Y no olvidemos que la llegada de animadas multitudes ha convertido a Las Ventas en una plaza de pueblo, un nombre digno pero impropio de la que se considera la primera plaza del mundo.
El Torero / Uceda, Morante, Castella
cinco toros de torero, retrato correcto, manso, marginado, aburrido y noble; y uno, el tercero, de José Vázquezfeo, manso y noble.
Uceda Leal: cinco pinchazos y medio (guarda silencio); estocada (oreja).
residentes de Puebla: media vertical y baja (guarda silencio); dos pinchazos, casi enteros y un grano (silbatos).
Sebastián Castella: estocada (oreja); estocada baja (ovación). Informe Médico: Sufrió una herida en la cara interna del tercio inferior del muslo izquierdo con dos trayectos: uno de más de 20 centímetros, con lesión de los músculos vasto medial y recto femoral, y otro, posterior, de 15 centímetros, con lesión. hasta el vasto medial y hasta el fémur. pronóstico sombrío
punto de venta. 2 de junio. XXI Celebración de la Misa de San Isidro. Pleno de «Sin Entradas» (22.964 espectadores, según la compañía).
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