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Los reemplazos a corto plazo no siempre son relevantes. La producción que acaba de iniciar el Teatro de la Zarzuela las golondrinas Es exactamente lo contrario. Presentada en 2016, vuelve a los escenarios siete años después y lo hace con gran éxito y respuesta. El equipo artístico es prácticamente el mismo; Destacando la producción de Giancarlo del Monaco y la escenografía oscura y barroca de William Orlandi; La protagonista femenina, la soprano canaria del primer reparto Raquel Lojendio, también asume de nuevo el papel arquetípico de Lina. También lo repite mucho. Tropa por artistas de circo que agregaron vitalidad y color al montaje, a pesar de que el tono general era blanco y negro. La única novedad relevante en este equipo es la del director musical: si por aquel entonces era el joven Oliver Díaz, a la nueva propuesta se ha sumado el impresionante director vasco Juanjo Mena.
las golondrinas Siempre son una sorpresa que no sucede con demasiada frecuencia. Su destacada importancia en la historia del teatro lírico español y del propio Teatro de la Zarzuela mereció con creces las seis representaciones de la inmortal obra de José María Usandizaga en este escenario. Máxime cuando dos de ellos eran menores de edad, dos actuaciones en el XII. Festival de Ópera de Madrid en 1975 y versión concierto en 1987.
Al interés por la reactivación se suma la expectativa de que estimulará el interés por la obra y carrera de la libretista María Lejárraga. Era bien sabido, pero poco apreciado, que la autora riojana realizó gran parte de su labor teatral y, por supuesto, sus intervenciones con músicos como Joaquín Turina (Margot) y Manuel de Falla (el mago del amor) a nombre de su marido, el empresario y editor Gregorio Martínez Sierra. En los últimos años, la atención se ha duplicado sobre esta protagonista de la historia de España: escritora, activista, feminista, además de pioneras como Zenobia Camprubí, María de Maeztu e incluso Victoria Kent, además de diputada del Partido Socialista entre 1933. y 1936. , con el consiguiente Exilio que la llevó a la Argentina hasta su muerte poco antes de cumplir 100 años. Este resurgimiento servirá, pues, para arrojar más luz sobre el buen hacer de esta personalidad, digno representante de la gran España que se dejó llevar por el viento amargo de la historia de nuestro país. Y también reconocer la aportación crucial de su entonces marido Martínez Sierra a la creación de esta importantísima zarzuela como productor, instigador y protector de la frágil Usandizaga, si no como intérprete de colibríes, pues sigue apareciendo por motivos que no puedo entender. entender.
las golondrinas Naciste bajo el signo de una buena estrella. En 1914 los temas circenses eran una pasión, y no sólo por el innegable éxito de pagliacci. También buscaron una respuesta hispana al verismo, que era la corriente principal de la ópera italiana. En el mismo 1914, Falla logró representar en Madrid la corta vida, su primera y casi única ópera, con la que tuvo que hacer carrera en Francia antes de regresar a su país y ciudad de origen. Fue un buen año y casi el último para el genial donostiarra, fallecido en 1915 con 28 años.
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En España las buenas noticias suelen ser muy breves. Se repite hasta la saciedad que Usandizaga fue el Puccini español o, más en general, el Verista patriótico. Con una sola ópera relevante (si obviamos la original). Mendi Mendiyany lo inacabado La llama, que fue interrumpido por la muerte), resulta más que problemático asignarle estos títulos. Lo que no se puede negar, sin embargo, es la de un músico brillante que ha sabido crear una pieza lírica de talla internacional, como señala Giancarlo del Monaco. Una zarzuela con elementos operísticos, que como tal pronto quedó culminada cuando su hermano, Carlos Usandizaga, musicalizó los pocos recitativos hablados y le dio el precioso regalo de llamarse ópera, esta es la versión que hoy se representa en Madrid. El compositor enfermo ofrece vuelos vocales líricos apenas audibles en el tóxico terreno de la zarzuela, pero su aportación instrumental, su uso de la armonía y las variaciones temáticas, su instrumentación a la francesa, que aprendió en la Schola Cantorum de París, no lo son. no se escucharon en España y nunca volvieron a existir, con la ya mencionada excepción de Falla y quizás de sus colegas y amigos cercanos del estudio de París Joaquín Turina y su amado Jesús Guridi.

El teatro musical en España era un campo minado, era un gran negocio en aquella época y no era fácil sobrevivir. Con este primer título importante, Usandizaga logró superar todas las dificultades de un solo salto. Su éxito fue impresionante, pero la salud prevaleció y España quedó como una sola zarzuela de su pluma.
Cuando lo escuchamos hoy recordamos que fue posible, pero el teatro musical hispano ha perdido mucho más que un gran compositor. Si hoy la vuelves a escuchar tiene más matices, la historia, brillantemente llevada a cabo por Lejárraga, nos cuenta cosas sobre la violencia de género, el asesinato machista y la inmadurez masculina ante el oscuro destino de las mujeres que, además de amor, también se esforzaron por afirmarse profesionalmente. ; Pero hay un período de tristeza cuando la protagonista Lina se apresura a perdonar a su amado Puck por el crimen que acaba de cometer con su ex amante. Dramáticamente está bien hecho, pero atribuir esta capitulación a nada menos que a una de las principales figuras del feminismo en nuestro país, María Lejárraga, causa cierta consternación. Eran, por supuesto, tiempos diferentes, pero los asesinatos machistas no han amainado y no se puede ser complaciente, aunque sea por la generosidad del amor de aquellos años.
Por lo demás, la historia conserva su fuerza en numerosos momentos, especialmente en los más brillantes, como la famosa pantomima, que sigue siendo aplaudida como un aria de soprano.
Poco hay que añadir desde el equipo artístico a un logro que ya se celebró en la versión de hace siete años. Desde Mónaco creó y repitió una producción majestuosa, más aún bajo las limitaciones del Teatro de la Zarzuela. Su personal ha vuelto a alcanzar el éxito, y los comités artísticos siguen divirtiéndose y haciendo que la gente se divierta, el coro siempre confiado y la compañía de circo, que, quizás con un poco de exceso, anima la escena. Mención especial merece el director musical Juanjo Mena, imbuido del espíritu y la letra de una partitura que tiene la complejidad de una ópera internacional, dirigiendo una orquesta inmejorable y con tanta técnica como pasión.
En cuanto a los actores, hay muy buen tono general y una teatralidad que transmite admirablemente tanto los tonos alegres y festivos como la triste melancolía que transmiten los amores enredados y no resueltos. Gerardo Bullón, en su papel de Puck, sale victorioso en un papel que siempre parece recordar al del original de Emilio Sagi-Barba hace más de 100 años; Excelente interpretación vocal con potencia y justa musicalidad. El papel de Lina vuelve a ser interpretado por Raquel Lojendio, que se transforma en una joven, casi adolescente, admiradora de la vida y el espectáculo y, fascinada por su primer amor, que la pone en una situación precaria, soluciona bien los recurrentes problemas vocales del personaje y convincente en el escenario. Su homóloga, Cecilia, la complicada primera amante del desafortunado y colérico Puck, está interpretada por la mezzosoprano georgiana Ketevan Kemoklidze, vocalmente convincente y con algunos problemas de dicción, que se le perdonan por su origen y que quizás No ser ajeno al personaje. Originalmente, que aunque se llama Cecilia, podría haber sido una artista de cualquier país, ese era el circo.
En definitiva, una producción que continúa con los éxitos que siempre han caracterizado a esta obra maestra del teatro lírico español. Si no lo conoces o lo has olvidado, no te lo pierdas.
ficha de datos
las golondrinas. Música, José María Usandizaga. Libreto, Gregorio Martínez Sierra y María de la O Lejárraga. Dirección musical: Juanjo Mena. Director: Giancarlo del Mónaco. Escenografía, William Orlando. Vestuario, Jesús Ruiz. Iluminación, Vinicio Cheli. Actores: Puck, Gerardo Bullón / César San Martín; Lina, Raquel Lojendio / Sofía Esparza; Cecilia, Ketevan Kemoklidze / María Antúnez; Juanito, Jorge Rodríguez-Norton; Roberto, Javier Castañeda. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de la Zarzuela, dirigido por Antonio Fauró. Del 9 al 19 de diciembre. Teatro de la Zarzuela, Madrid.
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