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Nueva vuelta de tuerca al mayor robo de arte contemporáneo en España. La Brigada de Patrimonio de la Policía Nacional ha encontrado uno de los dos retratos que pintó Francis Bacon (Dublín, 1909 – Madrid, 1992) de su pareja, una obra valorada en cinco millones de euros que aún no ha sido recuperada. El robo se produjo en 2015 en casa de José Capelo en la plaza de la Encarnación, junto al Senado, en una de las zonas más seguras de Madrid. Los ladrones robaron cinco retratos que el pintor irlandés, gran representante de la escuela expresionista, había regalado a su amigo en herencia y que decoraban su dormitorio principal. Los óleos valen 30 millones de euros.
La recuperación del cuadro fue posible tras la detención el pasado mes de febrero de dos responsables de la obtención de los dos cuadros robados, que aún no habían sido encontrados. Gracias a estas detenciones y a la colaboración de uno de los detenidos, los agentes consiguieron encontrar el retrato en un edificio de Madrid, afirman fuentes policiales. Los prisioneros mantuvieron contactos con grupos criminales y bandas de Europa del Este. La investigación para encontrar el quinto retrato, aún desaparecido, sigue abierta, aunque los investigadores esperan encontrarlo nuevamente y cerrar el círculo de investigaciones que han durado más de nueve años.
La policía pudo determinar que se trataba de uno de los cuadros robados porque coincidía con las fotografías proporcionadas por el propietario. En el reverso del óleo aparece la siguiente nota: “Estudio para un retrato de José Capelo, Francis Bacon, 1989”. El pintor irlandés solía firmar detrás del marco de sus obras. En julio de 2017, agentes de la Brigada del Patrimonio lograron recuperar tres de las cinco obras robadas gracias a un acuerdo con uno de los implicados en el robo.
La pandilla que acudió a estos eventos en 2015 estaba formada por un elenco variopinto, entre el que se encontraban un marchante de arte, canteros y joyeros del Rastro de Madrid, y un conductor de Uber. Desde entonces, los cinco cuadros han pasado por distintas manos en intentos fallidos de venderlos. Intenciones desesperadas que dieron pistas a los agentes para encontrar las obras.
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Desde el inicio de la investigación han sido detenidas 16 personas sospechosas de estar implicadas en el robo, entre los conspiradores y autores materiales, así como el presunto autor intelectual de la trama, Cristóbal García, un marchante de arte que niega su implicación en el caso. Sin embargo, citando que en su casa se encontró una nota con el domicilio de José Capelo. El núcleo duro del grupo cayó en las redes policiales en 2016. A pesar de las pruebas obtenidas contra todos los miembros de la banda, especialmente contra el presunto autor intelectual, sólo fueron condenados por el crimen con una multa de 3.600 euros, ya que no eran culpables y podían demostrar que eran los propios autores del robo.
Los condenados y principales sospechosos del robo intentaron, sin éxito, vender las obras en España al menos en cuatro ocasiones. La primera vez fue en septiembre de 2015, apenas dos meses después del golpe. El protagonista fue Ricardo Barbastro, de 46 años, uno de los detenidos. Llamó a un primo suyo que trabajaba en una galería de arte y le ofreció los cuadros. No se habían hablado en 17 años. Varios de los detenidos asistieron a la reunión. El galerista rechazó la oferta. «Todo me pareció muy extraño», dijo a la policía.
El segundo intento fallido tuvo lugar durante una reunión en febrero de 2016 en el número 4 de la calle Duque de Alba de Majadahonda (Madrid), según confirma la investigación policial y se describe en el sumario judicial al que tuvo acceso EL PAÍS. La banda fue descubierta tras el tercer intento de vender el cuadro a un anticuario de Sitges, que consultó sobre el cuadro a Art Register, una empresa británica, y le dijeron que había sido robado. La empresa dio aviso a la Brigada de Patrimonio de la Policía. La huella dactilar de la foto que enviaron al anticuario condujo a los autores.
El último intento de vender los dos retratos restantes tuvo lugar en enero de 2021. Arthur Brand, conocido en Holanda como el “detective del arte”, contactó con la policía y les mostró un vídeo en el que aparecían las obras junto a una portada de EL PAÍS. Un comprador le avisó que estaban en oferta. Se organizó un operativo en Madrid para detener a quienes ofrecían las obras, pero cuando fueron detenidos los cuadros no estaban en su poder. Esta operación fallida y la detención de estos individuos proporcionaron pistas importantes sobre la ubicación de la sala de pinturas al óleo recuperada. Continúa la investigación sobre el que se cree el mayor robo de arte contemporáneo en España, un golpe que ha demostrado la imposible tarea de venderlo tocino robado.
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