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Hay libros que no siguen los cauces editoriales habituales, son profundos, poéticos, experimentales, extraños, algunos no son libros en absoluto. La pequeña feria Indómitas, enmarcada en la gran Feria del Libro de Madrid, abrió el año pasado su hueco en la calle central de la cita, y así se repite reuniendo a alrededor de 45 pequeñas editoriales muy independientes y duplicando su tiempo de participación de un fin de semana a dos.
“Nuestra filosofía es mostrar aquellas publicaciones, revistas recopilatorias, fanzines, libros objeto que superan la estructura del libro convencional tanto en su formato físico como en su distribución a través de canales no habituales”, explica el coordinador Pepe Olona. De hecho, el requisito para estar en Indómitas es “no cumplir” uno de los requisitos normales para asistir a Misa. Por ejemplo, es necesario no tener distribuidor, no haber solicitado participar en la feria o haber estado allí anteriormente; y se aceptan libros sin ISBN (este es el DNI oficial de los libros). Es decir, libros de artista, autoedición, objetos poéticos… y hasta donde alcanza la imaginación. Hay mucho aquí.
Olona ve a Indómitas como un derivado de la feria del libro que comenzó con su antiguo festival POETAS y a la que atribuye haberla convertido en el mayor evento anual del libro en España. “Hay algunas ferias que se especializan en este tipo de publicaciones, pero nuestra presencia nos permitió ampliar nuestra audiencia y pasar de una feria especializada a una más generalista”, añade. De hecho, por el Paseo de Coches del Retiro acuden lectores de todo tipo, y no sólo lectores, sino también caminantes y curiosos que, en su camino, se topan por primera vez con este tipo de publicaciones, que muchas veces se encuentran en el cruce de arte y literatura.
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Aquí encontrarás, por ejemplo, el Laboratorio Editorial Escrito a Lápiz, fundado por Roberto Equisoain y Desirée Rubio de Marzo. “Hacemos libros de cuerpos”, afirma, “nuestras piezas son únicas, originales o copias numeradas y no tienen ISBN. Por eso no tenemos un canal de venta clásico”. Libro Rojo, una edición de las obras de Mao Tse-Tung diseñada por Equisoian que parece un pincel: los lados se convierten en el mango y las cerdas teñidas de pintura roja sobresalen del lomo. El “objeto de la reacción poética” Descubre Kintsugi (por el arte japonés de reparar la cerámica pegando sus roturas) de Rubio de Marzo consta de calendarios de bolsillo de los años 70 con imágenes eróticas de mujeres que recuerdan a una España que dejó atrás la censura. La artista bordó en él hilos de colores para mostrar “el daño que la palabra hace al cuerpo femenino”. Otra pieza extraña es esta. faja universal, uno que funcione para cualquier libro. “La faja es esa cosa incómoda que todo el mundo odia y que todo el mundo exagera con frases pomposas que muchas veces no tienen nada que ver con el trabajo que llevas”, afirma De Marzo. Esto obliga al lector a entrar en el territorio del mercado. «Pero este cinturón universal es el cinturón del lector».
¿Qué es una revista compuesta? “Se les llama de muchas maneras: experimentales, compuestas, objetivas… pero yo prefiero llamarlas casi nuncalo que todos entienden”, afirma Pepe Murciego, creador de la ya clásica revista El mas dulce, que celebra su 30 aniversario (repartirán una postal con instrucciones para que todos puedan celebrar el cumpleaños de la revista en sus propias casas). No son revistas con páginas impresas: son cosas. Uno de sus números es una caja de juegos montados, otro es una colección de mapas perforados de España utilizados en los colegios y otro es un delantal con un texto en cada bolsillo. “Todo puede ser una página, todo puede ser un libro”, afirma Murciego.
Otra revista de este tipo es la del Proyecto Lalata, fundada en Albacete por Manuela Martínez Romero y Carmen G. Palacios, que publica desde el año 2000 esta revista que consiste en una lata con cosas dentro: pequeños textos y pequeñas obras de arte. . “Es como un museo portátil, como una pequeña colección de arte”, dice Martínez. Trajeron a la feria su nuevo número, que puede ser indomableen el que, entre otras cosas, se encuentra El poema debería publicarse., de Antonio Gómez, el poema impreso en una piedra negra, escrito en 1992 y publicado en varias ocasiones. Son 500 ejemplares numerados y firmados. ¿A qué apunta este poema? “Contra lo necesario”, dice el poeta, “contra todo lo que lo merece”.
La editorial argentina Eloísa cartonera publica desde hace más de 20 años libros industriales de cartón elaborados a partir de cajas de cartón comunes. “Son libros hechos a mano, con cartones de la calle”, afirma la editora María Gómez. “Durante la crisis de principios de siglo en Argentina, mucha gente perdió su trabajo y salió a la calle a recoger de todo: cartón, vidrio, papel, metal”, afirma. De este fenómeno de los cartoneros, junto al exuberante activismo poético y el arte contemporáneo, nació esta editorial, cuya filosofía se extendió luego por varios países latinoamericanos. Cada portada fue dibujada a mano con pintura colorida y es única. En su interior se guardan textos de autores reconocidos como César Aira, Ricardo Piglia, Fabián Casas y Diana Bellessi, hasta más de 200 títulos. “Hacemos libros a partir de los residuos de la sociedad de consumo”, afirma Gómez.
Nuevos editores
Además de los editores poco comunes, en la feria también están representados los nuevos editores que participan por primera vez en el evento. Estar en la feria no es tarea fácil: asegura visibilidad y quizás, con un poco de suerte y buen tiempo, unos buenos ingresos. Además de una tasa económica, existen ciertos requisitos en cuanto al número de títulos publicados anualmente y en total, lo que hace que no todos puedan participar, que algunas editoriales tengan que compartir stand y que en algunos años haya habido disputas y controversias. sobre los preciosos para mantener la brecha.
Este año hay 213 stands editoriales en la feria. 159 proceden de Madrid y 109 de fuera. Y siete de ellos participan por primera vez. Entre ellas, por ejemplo, se encuentra la catalana Godall Ediciones. “Además de nuestra colección en catalán, tenemos 40 títulos en castellano, buenos libros que queremos dar a conocer”, explica la editora Matilde Martínez Sallés, que comparte stand con Bartleby Publishing. También traen “tres o cuatro” títulos en catalán, por ejemplo toda la poesía de Mercè Rodoreda o la de Joan Salvat-Papasseit. Este año finalmente consiguieron los recursos económicos para financiar el stand y la estancia de dos semanas en Madrid. Traen un título muy novedoso, tanto que esperan que se agote antes de que finalice la feria: la antología gráfica Dibujar para resistir, en el que diversos autores se expresan a través de imágenes contra el machismo, la homofobia y otras lacras. “Queremos mostrar lo que hacemos”, afirma Martínez Sallés, “y también crear sinergias con otros editores, compartir tiempo e información. Esto también es muy importante para recuperar el ambiente de los viejos mercados”.
Otra incorporación es Bunker Books, con sede en A Coruña y presencia en Córdoba y otra en Madrid, que cederá uno de sus tres metros de superficie a otra recién llegada, Obscura Books, especializada en terror y fantasía. “Además de Bunker Books, el sello donde publicamos autores internacionales como Phillippe Claudel o Jente Posthuma, tenemos otros dos sellos, Distrito 93 y Malas Artes, que son como sellos trampolín”, explica el editor Borja F. Caamaño. Entonces obtienes la friolera de 34 autores para registrarse. «Fue una locura armarlo», dice. Compartir un tercio de tu cobertizo es bueno para probar suerte el primer año y ver cómo resulta la experiencia. De los 5.500 euros de gastos que calculó (3.300 solo para la grada), le sobra la mitad. “También es importante tener acompañantes en caso de que necesites ir al baño, buscar cambio o simplemente salir a tomar aire fresco”.
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