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Varios cientos de líderes y simpatizantes de la oposición se reunieron este martes en el centro de la capital, Túnez, en medio de una ola de calor extremo. En una protesta conjunta, las fuerzas políticas del parlamento disuelto por el presidente tunecino Kais Said hace dos años pidieron la liberación de más de dos decenas de políticos, jueces o periodistas críticos que se encontraban encarcelados desde febrero pasado. La oposición, reagrupada bajo el paraguas del Frente de Salvación Nacional, también trata de coordinarse para presentar un solo candidato en las elecciones presidenciales del próximo año contra Said, quien gobierna por decreto desde el autogolpe de 2021.
«¡Abajo el golpe!» y «¡Libertad para los presos!» fueron algunos de los lemas coreados por los manifestantes en medio del calor cuando las temperaturas alcanzaron los 50°C en el país del norte de África, informa France Presse. La ola de represión contra la oposición había disminuido en los últimos meses. Decenas de disidentes fueron encarcelados y calificados de terroristas sin cargos, bajo vagas acusaciones de “atacar la seguridad del Estado”. Entre ellos se encuentra Rachid Ganuchi, de 81 años, expresidente de la Asamblea Legislativa y líder del movimiento islamista Ennahda, el mayor partido en la cámara que cerró el 25 de julio de 2021.
“La toma del poder por parte del presidente Said se ha visto agravada por la represión y el encarcelamiento de opositores y críticos del régimen y un poder judicial socavado”, advirtió Amnistía Internacional en un informe con motivo del segundo aniversario de la disolución del parlamento en Túnez. El uso de «acusaciones fabricadas» para arrestar a disidentes priva a los tunecinos de las libertades que ganaron en 2011 tras el levantamiento que derrocó al dictador Zin el Abidin Ben Ali cuando estalló la guerra civil, según la ONG de Derechos Humanos Primavera árabe.
Ahmed Neyib Chebi, de 74 años, líder visible del Frente de Salvación Nacional, ha acusado a Said de atacar «todas las instituciones del Estado, desde el poder judicial al parlamento, desde los medios de comunicación a los sindicatos» y rechazar «todas las ofertas de diálogo político». “Túnez vive en un modelo híbrido en el que se espera cierta campaña en las elecciones presidenciales previstas para diciembre de 2024, pero la alianza opositora aún no representa una alternativa a Said”, argumenta el politólogo Tarek Kalauif en una entrevista con EL PAÍS.
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Said, elegido en 2019 con el 72% de los votos, tiene clara ventaja en las encuestas y puede extender su mandato por otros cinco años sobre un bloque opositor integrado por partidos desacreditados en la opinión pública tras una década de mala gestión y empobrecimiento del país.
Said, un profesor de derecho constitucional de 65 años que era prácticamente desconocido hasta su elección en 2020, disfruta de amplias prerrogativas, ya que reformó la constitución en un referéndum aprobado por solo el 30% de los votantes y reabrió el parlamento después de una serie de elecciones generales a las que casi el 90% de los votantes dieron la espalda.
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Said también está en desacuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), del que depende un plan de rescate para salvar a Túnez de la bancarrota desde octubre del año pasado. A cambio de una inyección de efectivo de 1.900 millones de dólares (1.720 millones de euros), el Gobierno tunecino deberá recortar las subvenciones a productos básicos como el azúcar, la leche, el café y el aceite y suprimir los monopolios en las empresas del sector público.
El presidente rechaza las limitaciones del fondo, que a su vez han paralizado un programa de rescate de 900 millones de euros ofrecido por la Unión Europea para amortiguar el impacto de los recortes de asistencia social. Pese a las críticas en el Parlamento Europeo a la postura autocrática del presidente, la Comisión Europea ha apostado por la estabilidad en Túnez para evitar la avalancha de pequeñas embarcaciones frente a sus costas, que han desembarcado en costas italianas a más de 37.000 inmigrantes irregulares en lo que va de año.
Kais Said parece haber jugado la carta de la migración para consolidar su poder. Una troika de la UE compuesta por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el primer ministro holandés saliente, Mark Rutte, alcanzaron un principio de acuerdo en Túnez el 16 de marzo sobre migración, lo que permitiría al país norteafricano detener la llegada de pequeñas embarcaciones a través del Mediterráneo central a Europa. El memorando de entendimiento aglutina inicialmente varias líneas de financiación por un importe de 300 millones de euros para combatir la migración irregular, avanzar en la digitalización de la economía y el desarrollo de fuentes de energía sostenibles.
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