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El estadio de Doha, denominado 974, diseñado por el estudio español Fenwick Iribarren Architects para la Copa del Mundo de Qatar el año pasado, se construyó utilizando contenedores de transporte estándar y elementos modulares de acero. Hace ocho años, Ámsterdam albergaba el distrito de contenedores marítimos más grande del mundo, Keetwonen. Estados Unidos es uno de los países pioneros en la construcción de viviendas con estos bloques, especialmente en áreas urbanas donde existe una necesidad apremiante de viviendas asequibles. Australia y el Reino Unido también han adoptado este método de construcción. Es un método de construcción más económico que el método de construcción convencional, es mucho más rápido y ha sido probado en diferentes países durante años. También está en línea con la tendencia mundial de aumentar la presencia de materiales reciclados y promover la economía circular.
La tendencia ha llegado a España, aunque la construcción de viviendas con contenedores actualmente está en pañales. También es visto con cierto recelo. “La demanda ha crecido exponencialmente desde la crisis del Corona, pero todavía no va de la mano con la sensación de comodidad”, dice Juan Pedro Fuentes, director de J&J Containers, una empresa especializada en la transformación de contenedores con sede en Estepona (Málaga) que está construyendo varios proyectos en la provincia. Uno es para una mujer con problemas de movilidad que vive en Marbella. “Tiene dificultad para subir escaleras todos los días, así que vendió su casa y estamos construyendo otra casa de 90 metros cuadrados con tres contenedores para él. “Se adaptará y se utilizará como vivienda habitual”, dice Fuentes.
Además de los particulares que buscan una vivienda a un precio asequible, en España esta fórmula también se utiliza como solución para familias en situación de precariedad. El Ayuntamiento de Barcelona fue pionero en la construcción de viviendas contenedor y ya cuenta con dos edificios de viviendas temporales. Le siguió La Palma para hacer frente a la situación de emergencia por la erupción volcánica de 2021.
El precio final de la casa varía en función de los materiales empleados, pero ronda los 1.350 euros el metro cuadrado. Aunque “calidades importantes están disponibles desde 800 euros el metro”, asegura Miguel Ángel Rojas, ingeniero comercial de la empresa Mundo Contenedor, con oficinas en Humanes (Madrid), que ha construido alrededor de un centenar de viviendas de este tipo, las primeras en Galicia hace ocho años. Las viviendas se entregan amuebladas, incluidos los baños. Otra ventaja es el tiempo de fabricación, que oscila entre tres y cinco meses.
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La fórmula es vista cada vez más como un negocio por los promotores de proyectos e inversores. “Junto con un inversor español, estamos estudiando la promoción de 100 viviendas container de tres plantas en Motril (Granada) con el objetivo de alquilarlas”, señala Rojas. Entre los pedidos que reciben las empresas de reciclaje de envases, el alquiler turístico está ganando importancia. “Son proyectos donde se arman y alquilan cuatro o cinco casas en contenedores independientes. Tenemos consultas en Madrid y en Portugal, pero todavía están con el tema de los permisos”, dice Fuentes.
Las empresas compran a las grandes navieras los contenedores que ya no sirven para el transporte marítimo pero cuya estructura está en buen estado. “Los usamos para darles una segunda vida y convertirlos en casas u otras reconversiones”, dice Fuentes. Pueden ser chiringuitos, gimnasios, piscinas, camión de comida… Están fabricados en acero corten y son resistentes a la corrosión y oxidación. Para viviendas particulares se suele optar por contenedores marítimos frigoríficos ya que cuentan con aislamiento térmico gracias a paneles de poliuretano, ayudando así a mantener una temperatura controlada en su interior. El coste de estos bloques usados preparados para temperaturas extremas asciende a 1.900 euros, con frigoríficos hasta 3.500 euros. Hay artesanos individuales que compran estos contenedores directamente para hacer el trabajo ellos mismos. Sin embargo, tenga cuidado, ya que las empresas advierten sobre el aumento de las estafas al comprar y vender a través de Internet.
Hay dos tamaños estándar. Los contenedores de 6 metros de largo son de 15 metros cuadrados y los contenedores de 12 metros de largo son de 30 metros cuadrados. El ancho es de 2,44 metros y “tienen una altura especial de 2,90 metros para que cumplan la normativa al aislarlos”, indica Fuentes. Sin embargo, el diseño no se limita a estos dos tamaños, ya que los módulos se pueden unir, separar o apilar, creando diseños originales.
El secreto para hacer de estos bloques un hogar confortable radica en su aislamiento. Por eso, es importante encontrar un profesional con experiencia que evite que la casa se convierta en un horno en verano y en una nevera en invierno. “El poliestireno extruido y la lana de roca son los materiales que utilizamos en abundancia para garantizar un buen aislamiento térmico y acústico. También creamos una cámara de circulación de aire de 50 centímetros en el techo e instalamos un panel sándwich”, dice Fuentes.
Energía renovable
Es habitual que los propietarios de este tipo de edificaciones opten por integrar energías renovables como paneles solares o aerogeneradores. También se suelen instalar sistemas de recogida y filtrado de agua de lluvia y sistemas de tratamiento de aguas residuales. Es importante que estas viviendas cumplan con el Código Técnico de la Edificación y la normativa vigente en cada comunidad autónoma y ayuntamiento. La climatización está instalada en todas las viviendas y los sistemas de calefacción más habituales son la eléctrica, la aerotermia, el gas y la biomasa. «Me atrevo a decir que es tan buena como una casa tradicional, siempre y cuando esté hecha correctamente», dice Fuentes. El contenedor se puede revestir exteriormente con cualquier material: madera, imitación ladrillo, piedra o mantiene su aspecto industrial.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que un trabajo mal realizado puede mermar mucho la sensación de confort. Esta es una de sus principales desventajas. Además, debe prestar atención al estado del contenedor. «La base podría estar oxidada por años de uso», dice Rojas. Eso es exactamente lo que pasó con las casas de La Palma, que se oxidaron cuatro meses después de su entrega. Para los clientes más reticentes existe una alternativa: el uso de módulos, también de acero pero hechos desde cero. Estéticamente son iguales pero admiten anchos de tres metros y son nuevos. La chapa que soporta los contenedores se sustituye por aislamiento. Por supuesto, no hay grandes fluctuaciones en el precio final de las casas. Independientemente de si se trata de un contenedor o de un módulo nuevo, la única opción es transportarlo hasta la propiedad en camión, lo que cuesta entre 1.000 y 2.500 euros según la distancia a recorrer.
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