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La corrida de José Escolar ha sido la mejor presentada hasta ahora en la feria, la más interesante para la afición y la más difícil para los toreros. Toros muy serios y con mucho Labrador, de esos que inspiran mucho respeto nada más verlos en el ruedo. Toros de potencia, encapuchados, feroces y muy exigentes, por parte de los que no permiten las corridas de cabo o la sensitiva matanza moderna, obligando a sus toreros a ver mil ojos porque no perdonan el más mínimo despiste.
Representan la emoción del toro, pero una emoción injusta porque nadie más que el público presente reconocerá el gran mérito de los toreros para salir de tan difícil situación. Por el contrario, el hecho de que la gente salga a pie de la plaza sin duda servirá de excusa para no figurar en futuros carteles. Así de difícil -más que los indómitos toros escolares- es este oficio para algunos.
Sin embargo, se mantiene intacta la belleza de estos toros y el gran interés que despertaron por su dificultad, su importancia y los altos precios por los que se vendían sus vidas.
Los cuatro primeros hicieron una buena corrida con las varas, y aunque el primero y el cuarto causaron serios problemas durante toda la lidia, el segundo y el tercero -dando vueltas al ruedo- no permitieron que la corrida quedara exenta de una altísima exigencia, y el Aburrido de los dos últimos, también fue un borrón en el interesante juego de sus hermanos.
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Por este motivo nada despreciable, los tres toreros, que también tuvieron que luchar con fuertes ráfagas de viento, recibieron un aplauso unánime desde la grada.
Como alternativa, López-Chaves se despidió de la afición madridista tras 25 años. Fue recibido con una cariñosa ovación y vítores, y tuvo que sudar la camisa para salir de su apuro. Violento y lento fue el primero; Él también estaba listo, y no abandonó el lugar sin dar una voltereta a su asesino, que no tuvo más consecuencias que el buen susto de tirarse al suelo e indefenso frente a dos pitones de Astifin. López-Chaves nunca perdió la cara, y su vergüenza taurina siempre lo abrumó antes de ensuciar su valiente labor con un manejo impredecible de la espada. Imposible fue el comportamiento del cuarto, descuidado, vigilante y buscador, y no fue el toro lo que mereció el torero salmantino para despedirse de una honrosa carrera.
A estas alturas, no es fácil entender por qué Fernando Robleño, otro veterano, aún no ha aprendido a matar policías. Será algo muy difícil, de lo contrario es inexplicable. Dejó dos orejas de un animal hecho del mismo hierro en el mismo lugar allá por septiembre por mal manejo de la espada, y hoy volvió a dejar escapar el triunfo por la misma razón. La confianza y seguridad que viene con la muleta se transforma en indecisión cuando se expresa en felicidad suprema. Su primer toro cargó más de lo que cargó, y con velocidad meteórica; Por lo tanto, las muletas no eran precisas y limpias, sino llenas de vibración. Extremadamente difícil fue el quinto, que acudió al encuentro impotente y con la cara al cielo; y sin embargo Robleño pudo localizar algunas profundidades naturales. Porque unos instantes después pudo volver a desdibujar todo con el estoque.
Y Gómez del Pilar lo hizo mejor. Tuvo suerte, Cartelero, 509 kilos, colorado como sus hermanos, muy exigente, violento y encapuchado, que se defendía bien con palos y galopaba en banderillas. De ninguna manera era un oponente de las florituras, pero el torero, forjado en muchas batallas como esta, realmente se mantuvo firme, sobreviviendo ileso a un salto mortal y sin ser molestado por él. Al contrario, despejó los zapatos y pudo robar dos tandas meritorias, una para cada mano, lo que le permitió correr una oreja tras una buena estocada. Se esforzó mucho la última vez, pero la torpeza del animal le impidió realizar su sueño de la Puerta Grande.
Una verdadera corrida de toros; tan rápido para los ayudantes como injusto para los matadores.
escuela/L. Chaves, Robleno, Del Pilar
toros de erudito jose, muy bien presentado, con mucho Labrador, Astifinos, bravos en los caballos salvo el quinto y sexto, encerrados, salvajes, violentos y recios. El tercero se hizo girar alrededor del ring. Los dos últimos fueron descartados y aburridos.
López-Chaves: dos pinchazos, media estocada _aviso_ (ovación); polla profunda y meando (ovación).
Fernando Robleno: dos pinchazos _aviso_ metisaca, dos pinchazos y dos espinillas (ovaciones); _aviso_ punzante y casi en su totalidad vertical y bajo (ovación).
Gómez del Pilar: _notice_ estocada (oreja); dos pinchazos _aviso_ y un pixie (silencio).
punto de venta. 14 de mayo Quinta celebración de la Feria de San Isidro. Casi lleno (20.026 espectadores según la compañía).
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