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El Parque Natural de los Aiguamolls de l’Empordà, el humedal más importante de Cataluña después del Delta del Ebro y uno de los espacios naturales con mayor diversidad de especies animales, está sufriendo las consecuencias de la sequía más grave de los últimos 40 años. La falta de lluvias ha provocado el abandono de Els Estanys, una de sus dos Reservas Naturales Integrales (RNI) alimentadas por el río Muga, y ha sufrido, entre otras cosas, la muerte de cientos de náyades, varias especies de peces y otras especies como resultado Falta de aves que se alimenten de ellos. Les Llaunes, la otra reserva integral, es mejor porque recibe agua de la cuenca del Fluvià. Una consecuencia de la sequía es la disminución de las aves reproductoras en un 11% entre 2022 y 2023 y la disminución de las aves invernantes en más del 75% en la última década, y en el caso de los ánades reales hasta en un 86%.
La importancia de este humedal “radica tanto en su superficie de 4.722 hectáreas como en su rica biodiversidad y en el hecho de ser escala de aves migratorias”, subraya el director general de Política Ambiental, Marc Vilahur. Aunque, según el observatorio meteorológico, entre enero y el 22 de mayo de 2024 cayeron en la región 330,7 litros por metro cuadrado (60 más que en todo 2023), parte de esta región sigue sufriendo la peor sequía de su historia.
El director del parque, Sergi Romero, asegura que “nadie en su vida había visto los canales de riego tan secos”. “Trabajamos en base a tormentas del este, cargadas de humedad y lluvias durante tres o cuatro días. Para calmar la situación, debería haber una fuerte tormenta, y la última la tuvimos en 2021. Filomena«, explica. En 2023, las precipitaciones acumuladas en Castelló d’Empúries, municipio que constituye el 60% del parque, no alcanzaron ni la mitad de la media climática, que es de 583 litros por metro cuadrado. El resto del parque Pertenece a Sant Pere Pescador, donde el agua acumulada no llega ni a un tercio de la media climática anual. Sin embargo, “la situación se puede revertir fácilmente”, asegura, “ya que los humedales son ecosistemas muy dinámicos y resilientes y se recuperan rápidamente cuando lo hace. lluvias, a diferencia de los bosques que tardan muchos años”.
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El parque “funciona a dos velocidades”, afirma Romero. Las lluvias en el parque natural de Els Estanys, el más afectado por la sequía, han provocado que lo que antes era un terreno realmente seco con cientos de náyades muertas ahora esté empapado y las acequias cubiertas por un centímetro de agua. Uno de los impactos más visibles en las 300 hectáreas de esta reserva es la ausencia de algunas de las aves que la han elegido para reproducirse. Ejemplos de esto son los Avetoro. “Tuvimos una pareja de esta especie protegida criando aquí, este año el macho no cantó, dudo que haya productividad”, dice Romero. Otro caso es el de garza Imperial. “Había una colonia, pero el nivel del agua ya no era suficiente para reproducirse. El año pasado llegamos sólo porque estaba seco cuando los polluelos ya eran grandes. Este año ya veremos…”, insinúa el director.
La otra cara de la moneda es el parque natural de Les Llaunes. Estas 500 hectáreas son más aptas para especies acuáticas y reproductoras. “Aquí no empezamos de cero, hubo cierta cantidad de agua y las lluvias aumentaron las reservas, su aspecto es correcto”, afirma Romero. Afirma que allí anidan unas 15 especies conocidas, incluida la trinquete europeoEl garza realEl garza imperialÉl pequeño chorlitoÉl pato de verdad cualquiera la focha. Los bebés están mejor que en los Estanys porque tienen más protección y comida con más agua. «Cuando el nivel del agua es insuficiente, las aves buscan otras zonas más seguras para criar a sus polluelos y evitar la amenaza de depredadores como zorros o jabalíes», apunta, pero también subraya que «gracias a los controles de la Rural». «Agentes, el jabalí no es un problema».
Según el parque, en el último censo de 2023, el número de aves reproductoras se redujo un 11% respecto al año anterior. Un descenso atribuido a la sequía. La caída fue particularmente notable en chica pollita, que ha pasado de 35 ejemplares reproductores en 2022 a solo 11 el año pasado. El último recuento de aves invernantes, realizado en febrero, también arrojó cifras preocupantes. Desde 2014, el número de aves que invernan en este parque ha disminuido más de un 75% pato de verdad la caída fue del 86%, 69% verde azulado y 51% ganso vulgar.
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La escasez de agua también pasó factura en las acequias y el pasado mes de agosto comenzaron a morir numerosos salmonetes y carpas (especie invasora). Aunque ya el agua ha regresado, todavía no se ha podido repoblar la zona con estas especies. “Se afecta mucha vegetación, el bosque ribereño está acostumbrado a tener agua constante, esta situación afecta también a las aves que se detienen en esta zona en sus migraciones y a los peces que necesitan agua y oxígeno. Se han presentado varios episodios de muerte de peces”. -offs, en los que desaparecieron los alimentos para las aves migratorias, como las aves ibisÉl martín pescadorEl garza real ondas cigüeñas y sin agua ya no es refugio para que aniden otras aves. Se crea un efecto en cadena”, explica Vilahur.
Esta zona sigue en nivel de emergencia 2. El embalse de Darnius-Boadella está al 22% de su capacidad, el Muga, muy dependiente de las lluvias, ha aumentado de 8 a 14 hm3. La voluntad del Gobierno es aliviar la situación, afirma el director general de Política Medioambiental, Marc Vilahur, quien cree que «la sequía acumulada ha provocado una herida y las lluvias no la han curado». No estoy cerca”.
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