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El nombramiento de Jimena Blázquez (Cádiz, 49 años) como directora del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) y del Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) en Córdoba ha encendido las bases del arte contemporáneo español debido al proceso adoptado por la Junta de Andalucía para su elección. El martes, el Gobierno autonómico anunció inesperadamente el despido de Juan Antonio Álvarez Reyes (Badajoz, 57 años), que dirigía el museo del monasterio de La Cartuja desde 2010, tras ganar un concurso público. Blázquez, por su parte, asume el cargo mediante nombramiento directo, un método que contradice el Manual de Buenas Prácticas en Museos y Centros de Arte que se aplica a todas las galerías de arte españolas desde 2007.
Este viernes, todos los miembros de la Comisión Técnica del CAAC, órgano asesor, dimitieron después de que las principales asociaciones del sector enviaran el jueves una carta a la Consejería de Cultura de Andalucía expresando su oposición al procedimiento, que a su juicio es una La señal de ello es el “dirigismo político” y pocas horas después dos miembros de la comisión presentaron sus dimisiones.
Blázquez explica su postura en una entrevista con EL PAÍS. “La junta actuó dentro de la ley”, dice, “ésta es una posición de confianza para el director y decidieron hacerlo así”. Este jueves, fuentes del Ministerio de Cultura consultadas por este diario esgrimieron el argumento de que el nombramiento se realizó “por los cauces legales de la administración”. La dirección de la CAAC, según explican, “ostenta el rango de Director General, cargo equivalente al Consejo Rector y no requiere concurso público”.
“Me preguntaron por mi currículum, analizaron mis antecedentes y les gustaron una serie de ideas que puse sobre la mesa. “Así me eligieron”, dice Blázquez. La dimisión general de la comisión de expertos no preocupa al nuevo director. “Era una comisión seleccionada por sugerencia de Juan Antonio Álvarez, que estaba en extensión, y necesitaba ser actualizada. Por eso, es normal que hayan dimitido porque hay un nuevo rumbo que no es el proyecto de Juan Antonio”, explica. En cuanto a la comisión, añade: “Hay que renovarla, pero creo que este museo necesita un patronato internacional con personas relevantes del mundo del arte, de los negocios, de pensadores e intelectuales que apoyen esta idea de Ampliación del museo “El museo y quienes lo apoyan.” Dentro y fuera del país”.
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Las protestas de las asociaciones
La polémica surgió inicialmente cuando numerosas asociaciones del sector que habían sido convocadas por el Ministerio de Cultura para formar la Mesa Sectorial de Bellas Artes enviaron una carta de protesta. Para ellos, el nombramiento de Blázquez «viola claramente» el documento sobre buenas prácticas en museos y centros de arte, «un procedimiento que, como recordamos, ya ha sido realizado por varios departamentos de cultura atendiendo a las necesidades del sector». se podía leer en la carta.
“Allí no hablan de mí, están hablando del proceso”, responde Blázquez, “estoy en medio de esta tormenta”. Señala que le acaban de dar una tarea para la que cree que está calificada. , como lo demuestra su currículum: “No nací de la nada”, subraya. Admite que nunca antes había dirigido una institución pública, pero recuerda que lleva muchos años dirigiendo una fundación (la Fundación Montenmedio), “con estatutos, con un patronato, con muchos artistas y mucha gente trabajando en conjunto”. del sindicato. «Tengo equipaje».
Sobre su relación con su antecesor, Álvarez Reyes, que terminó abruptamente y quien declinó el ofrecimiento de hablar con este diario; Blázquez asegura que se han reunido y que están haciendo una transición «súper dialógica y colaborativa». El nuevo director lamenta el revuelo por el sucesor y cree que los mayores perdedores son la institución y los artistas. Por ejemplo, Concha Jerez, que la próxima semana inaugura una exposición y cuya fama, a su juicio, podría verse eclipsada por este caso. También es posible que otro hecho destacable quede eclipsado: es la primera mujer al frente de este centro. “La CAAC siempre ha defendido la igualdad, dando voz a muchas mujeres olvidadas en la historia y apoyándose en las mujeres de hoy. Esta es una política que continuaré”, asegura.
“Es una pena el desastre que ha sido. Entiendo que hay controversia y que hay gente que cree que se debería haber hecho de otra manera, pero se puede hacer así y estoy comprometido con el arte, los artistas y mi país. “Quiero respetar todo lo que se ha hecho porque lo admiro mucho, pero creo que este museo necesita ser llevado a otro nivel”.
El futuro del museo
Blázquez también lamenta que no le preguntaron por el proyecto del museo, que intentará ampliar horizontes geográficos: «Que los artistas andaluces tengan una proyección mucho más amplia a nivel internacional a través de exposiciones aquí. Poner tanto a Sevilla como a Córdoba en el mapa», explica el director. En cuanto a la programación, respetará los planes de su antecesor para los próximos 12 meses: «Me parece que el trabajo de Juan Antonio está muy bien hecho y el legado que dejará quedará aquí». En este periodo puedo hacerlo Conociendo el museo desde dentro y conocer bien al equipo, que es muy profesional.”

Sus planes incluyen principalmente la digitalización de la colección, su accesibilidad, la promoción de intercambios de préstamos y la continuación del proyecto del pabellón del siglo XV. “La colección se puede alojar allí como se merece y también se pueden limpiar todas las salas que ahora están cerradas y ocupadas por la colección”, explica. Tiene previsto ocuparse de la biblioteca, que es la más importante de arte contemporáneo de Andalucía. «Quiero abrirlo, invitar a investigadores y pensadores a trabajar con los archivos existentes», dice. Y reactivar espacios infrautilizados como jardines, terrazas y claustros. «Pueden dar mucha inspiración a los artistas y ser un punto de referencia internacional».
Otro objetivo es conectar con artistas más jóvenes y conseguir que la producción artística se realice en el propio centro. “Involucrar a la industria local, evitar el transporte, reciclar materiales de exposición y posicionarse en los objetivos de la Agenda 2030”, afirma el director. En cuanto a los locales, una de las acusaciones que se suelen hacer es que los sevillanos viven de espaldas al CAAC. “Una de mis prioridades será descubrir cómo integrarme. ¿Cómo lograr que los ciudadanos vean esto como un museo viviente donde tienen que alimentarse? Que este centro parezca un museo, lleno de creatividad, polifonía y multidisciplinariedad. “Que se hable de poesía, de danza, etc.”, concluye Blázquez.
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