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El auge de las energías renovables ha cambiado por completo la cara del mercado eléctrico español y ha cambiado la función de las centrales de gas: ya no suministran energía las 24 horas del día, sino que sólo funcionan en determinados momentos del día cuando la demanda crece y las fuentes verdes ya no son necesarias. suficiente . Esta nueva realidad ha reducido notablemente sus retribuciones y los propietarios de los ciclos combinados más antiguos están incluso reconsiderando la rentabilidad de sus plantas y abogan por su cierre. Para evitarlo, la patronal gasista llamó este jueves a cerrar de una vez por todas el nuevo sistema retributivo que asegura su rentabilidad.
“Los ciclos combinados son la garantía de seguridad de suministro en España: garantizan que no habrá cortes de luz”, destacó el presidente de Sedigas, Joan Batalla, durante un encuentro con los medios de comunicación en Madrid. “Son de naturaleza estratégica; Son esenciales. Y no somos nosotros quienes decimos eso, sino el propio PNIEC. [la hoja de ruta del Gobierno en materia energética]. Esperamos que los mercados de capacidad puedan surgir rápidamente, porque se necesitan con urgencia.» La reciente reforma del mercado eléctrico europeo ha allanado el camino para que los Estados miembros introduzcan estos nuevos sistemas de compensación, pero su especificación final sigue vigente.
Las compañías de gas son conscientes de que las plantas que queman gas para generar electricidad han pasado del funcionamiento continuo al funcionamiento “start-stop”. Aunque los precios alcanzados por los propietarios son significativamente más altos que antes de la crisis energética -porque la diferencia entre horas baratas y caras también es mayor-, el colapso del número de horas de funcionamiento pone en riesgo su negocio. “Son especialmente cruciales en los meses de verano y en situaciones anticiclónicas, cuando las energías renovables aportan menos y la demanda aumenta”, enfatizó Batalla.
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El notable parque español de bicicletas combinadas pretende desempeñar un papel esencial como puente hacia otras tecnologías que ofrecen la misma flexibilidad al sistema eléctrico con menores costes económicos y, sobre todo, ecológicos: baterías y sistemas hidráulicos reversibles, también llamados bombas.
Más demanda industrial
Tras la catástrofe de 2022, cuando la invasión rusa de Ucrania catapultó el precio del gas a máximos históricos, la industria asiste ahora a un cambio notable en el patrón de consumo de este combustible: la demanda industrial crece con cierto vigor, mientras que la interna su uso está aumentando al mismo tiempo (en calefacción y cocina) y la generación de electricidad continúa disminuyendo significativamente.
En el sector manufacturero, que representa alrededor del 55% de la demanda total de este combustible, Sedigas observa una “recuperación importante” del consumo, aunque todavía en niveles inferiores a los de la crisis energética. Una tendencia alcista que, según Batalla, probablemente se mantendrá en los próximos meses gracias al mayor crecimiento económico y a la estabilidad del precio de este combustible. Si aún no ha vuelto al nivel de 2021 se debe a “la eficiencia energética que está integrada en muchos procesos industriales”.
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha rebajado ligeramente su previsión de demanda de gas para fin de año. Una corrección a la baja debida a dos factores: el menor uso de ciclos combinados y de usuarios privados tras un invierno en el que prácticamente no hubo calefacción en gran parte de España. Por otro lado, el regulador, al igual que Sedigas, espera que se recupere la demanda del sector secundario.
Reducción de la compensación
La CNMC también ha anunciado este jueves una reducción de la retribución de tres actividades reguladas del sistema gasista español: la regasificación -el proceso por el que el combustible que llega congelado de los países productores se convierte en gas-, el transporte y la distribución.
El recorte se aplica desde el 1 de octubre de este año hasta el 30 de septiembre del próximo año y asciende a un total de alrededor de 114,5 millones de euros. Las empresas más afectadas serán Enagás, Naturgy, Redexis, Nortegas o Madrileña de Gas.
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