La alimentación intuitiva, o también llamada “antidieta”, es un enfoque nutricional que apunta a una alimentación saludable para todos, sin el objetivo de cambiar el cuerpo, partiendo de un modelo corporal neutro y respetuoso con el individuo, lejos de limitaciones, restricciones, etc. Subsidio de manutención. Lo que promueve a través de sus principios no es otra cosa que una alimentación sana y flexible.
Sin embargo, el hecho de que no prohíba alimentos no significa que fomente el consumo excesivo de alimentos con menor calidad nutricional. Simplemente no los castiga ni apela a la libertad de información del individuo, ni promueve la obesidad. El tamaño del cuerpo está fuera de sus principios, todo cuerpo independientemente de su tamaño es respetado simplemente por el hecho de existir.
No se fomenta el consumo de alimentos muy procesados, pero tampoco se penaliza, que es todo lo contrario. Quizás sea porque entiendes la nutrición desde una perspectiva individual. Por ejemplo, para alguien que sufre algún trastorno alimentario, comer este pan industrial supone una mejora. Al mismo tiempo, comprende la situación de las familias con recursos económicos limitados que, aunque saben que no son los alimentos más saludables del mundo, pueden ofrecer a sus hijos lo que por tanto no les hace sentir culpables.
Precisamente por eso aleja la salud de un “mérito” que el individuo puede procurarse por sí mismo. Hay muchos otros factores fuera de su control que determinan su salud, como por ejemplo: su lugar de nacimiento, condiciones socioeconómicas, acceso a la asistencia sanitaria… Se apuesta por políticas de salud pública para que se garantice el bienestar a todas las personas accesibles en la sociedad. . La misma medida básica, no basada en nuestro poder adquisitivo.
Este enfoque se centra en volver al comensal intuitivo con el que todos nacemos, que come cuando tiene hambre y deja de comer cuando está satisfecho, que respeta sus señales biológicas y no las silencia para lograr el éxito que promete la delgadez.
Un comedor que cuida tu cuerpo y tu salud desde el respeto y no por el miedo. Si no te sientes culpable porque comer es un placer, ni te premias ni te castigas. El modelo propone reconectarnos con nuestro cuerpo y desde allí gestionar los alimentos de forma nutricional. De lo que se le puede acusar es de abogar por el respeto.
A pesar de todas sus ventajas, no es un modelo válido en todas las circunstancias porque, como todo en la vida, tiene sus ventajas y desventajas. No se recomienda para las siguientes enfermedades:
- Para trastornos alimentarios: Se modifican las señales de hambre y saciedad. Dependiendo de en qué etapa de recuperación se encuentre el paciente, puede haber una contraindicación total. Por ejemplo, si les dijéramos a los pacientes con anorexia, que tienen señales de hambre inhibidas y saciedad temprana, que coman cuando tienen hambre y que dejen de comer cuando se sienten satisfechos, no comerían prácticamente nada. Desde esta perspectiva, la recuperación sería imposible. Incluso en estos casos, una práctica de alimentación consciente estaría contraindicada porque ellos, en particular, tienen demasiado foco y atención al comer y tienen que mecanizar más su alimentación. Usar este enfoque puede ser muy peligroso en estos pacientes. Por otro lado, la alimentación intuitiva ha tenido grandes resultados en la prevención de los trastornos alimentarios, así como en la aceptación del cuerpo.
- Para cirugía bariátrica: Luego del procedimiento, la capacidad del estómago se reduce y ocurren cambios anatómicos y metabólicos que deben ser atendidos específicamente. Después de la cirugía, es importante seguir una dieta que aporte los nutrientes esenciales y establezca un aporte ordenado de macronutrientes. Por tanto, una alimentación intuitiva pondría en peligro la salud de estas personas. El tratamiento debe ser realizado por un nutricionista especializado en cirugía bariátrica, además de los exámenes médicos adecuados y, en algunos casos, seguimiento psicológico.
- Diabetes tipo I y tipo II: La regulación de los niveles de azúcar en sangre no se puede controlar mediante una alimentación intuitiva. Requiere pautas dietéticas mucho más estructuradas y precisas.
- Desordenes digestivos: Estos son los que requieren de un abordaje nutricional mucho más exigente y controlado, por ejemplo en la colitis ulcerosa.
- Enfermedades renales: Los pacientes renales generalmente tienen pautas dietéticas muy estrictas ya que controlar algunos minerales como el potasio es muy importante.
- Cáncer y tratamiento oncológico.: Los pacientes con cáncer generalmente están desnutridos y pierden mucha energía y, a veces, apetito como resultado del tratamiento. El apoyo nutricional debe proporcionarles pautas muy concretas para su recuperación e incluso sabotear su falta de apetito, porque si sólo comen cuando tienen hambre, lo más probable es que estén aún más desnutridos y débiles.
En general, este enfoque no se recomienda cuando se requieren pautas dietéticas estrictas para controlar los nutrientes o cuando cambian las sensaciones de hambre y saciedad. Es otra herramienta en la que pueden confiar los nutricionistas, pero siempre hay que valorar la situación individual del paciente.
Para mí esta es sin duda la manera de enseñar a tratar la comida y nuestro cuerpo. Este enfoque nos ahorraría muchos dolores de cabeza, distorsiones corporales, enfermedades y culpas, mucha culpa. Lo bueno es que nunca es demasiado tarde para empezar a utilizar este enfoque. Si su relación con la comida y su cuerpo está gravemente dañada, este puede ser un enfoque ideal.
NUTRIR CON CIENCIA Es una sección sobre nutrición basada en evidencia científica y evidencia revisada por especialistas. Comer es mucho más que un placer y una necesidad: la dieta y los hábitos alimentarios son hoy el factor de salud pública que más puede ayudarnos a prevenir numerosas enfermedades, desde muchos tipos de cáncer hasta la diabetes. Un equipo de nutricionistas nos ayudará a comprender mejor la importancia de la alimentación y, gracias a la ciencia, desmentir los mitos que nos llevan a una mala alimentación.
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