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Manuel Revilla, de 64 años, heredó de su madre en 1982 la tienda de alimentación que regentaba, Autoservicios Nati, en la localidad soriana de Ólvega. Es la tercera generación que dirige el negocio, pero se acerca su jubilación y admite que tiene “mucho miedo” de tener que cerrar el negocio. Para remediar la situación, llevaba tiempo buscando un sucesor. Explica que tras su jubilación le gustaría seguir asesorando al próximo entrenador, al que le gustaría fichar de forma permanente durante unos años. A cambio, está dispuesto a rebajar el precio del alquiler del local. Y también está decidido a retrasar su jubilación “hasta encontrar a la persona adecuada”. Revilla tiene dos hijos, uno trabaja como profesor y el otro estudió ingeniería, pero ninguno estaba interesado en sustituir a su padre al frente del negocio familiar. “No quiero que se pierda lo poco que he aprendido”, ironiza el sexagenario, “por eso estoy buscando a alguien que herede mi empresa”.
El problema de la falta de relevo generacional en las empresas, especialmente en las familiares, es cada vez más común en España y está llevando a que muchos emprendedores sigan trabajando a pesar de haber llegado a la edad de jubilación. Además, el cierre de negocios impacta la demografía de la zona, ya que de ellos dependen las economías de algunas familias. “El problema del cambio demográfico se ha agravado”, resume Iñaki Ortega, doctor en economía y director general de LLYC en Madrid. El experto en diversidad generacional cita como causa “dos vectores demográficos y socioeconómicos”. “El primero es el surgimiento de una nueva generación: los Millennials y los Zetas, que se esfuerzan por vivir sus propias vidas con autonomía y ya no siguen el principio de la autoridad de los padres (o maestros). Una empresa familiar es un compromiso que en ocasiones requiere una responsabilidad y una dependencia que muchos miembros de estas generaciones no quieren asumir. En segundo lugar, está el envejecimiento de la población y la prolongación de la vida, que ha llevado a que muchos empresarios sigan funcionando hasta los 70 años o más, y sus hijos ya hayan decidido llevar una vida profesional que no quieren hacer. abandonar. se desarrolla.
Juan Gordillo vive en Sevilla y asegura que no encuentra a nadie a quien dejarle su negocio. Desde noviembre de 1991 dirige una frutería con su nombre en el distrito Este de Sevilla. “Lo siento por el público, pero ya veo que mi lugar necesita un cambio. “El barrio está envejeciendo y resulta que necesito a alguien joven con otro nivel de informática y visión empresarial para convertirlo en algo más moderno”, dice por teléfono.
Gordillo está triste porque sus hijos han decidido no adentrarse en el mundo de la fruta: “Pensé en montar una tienda para cada uno de ellos, pero ellos decidieron estudiar y hacer lo que les apasiona”, afirma. A sus 65 años, encontrar un sucesor le costará más de lo previsto: «No me avergüenza que un tercero se haga cargo del negocio, pero me gustaría ayudarle a dominar esta nueva etapa y ayudarle en su entrenamiento”, porque “me da mucha confianza en mí mismo”.
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“El problema de encontrar un sustituto siempre ha existido y sigue presentándose. Lo que pasa es que estamos en un contexto en el que esto se está convirtiendo en un problema creciente”, afirma Ramón Mateo, director de Análisis e Impacto Regulatorio de beBartlet. El relevo generacional es especialmente complicado en el sector primario. Hace cuatro años, Claudio Rey, de 67 años, puso a la venta su finca en el Valle de Lónguida (Navarra) con 72 hectáreas de terreno cultivado y 2.500 ovejas para la producción de leche. Pero dice que sólo recibió dos consultas de compra durante ese tiempo y “ninguna de ellas fue seria”. Como su hija tampoco quiere seguir dirigiendo el negocio, los siete trabajadores que dirige son su última esperanza: «La única salida que encuentro es dejar el negocio a uno de mis empleados», cuenta en el sitio web. extremo del teléfono. El plazo quedó fijado para el próximo 1 de enero.
“El problema se agrava en las zonas que sufren un descenso demográfico y por eso es necesario mantener la estructura empresarial e intensificar las medidas de apoyo”, afirma la patronal Cepyme. “Desde la pandemia hemos tenido grandes problemas para encontrar trabajadores en España”, afirma un portavoz de la asociación de la mediana empresa. “Este problema se ha extendido a todos los sectores y territorios y está empeorando de manera preocupante en las empresas más pequeñas que tienen menos recursos para encontrar trabajadores”, añade.
En la localidad de Fuentes de Ebro, en Zaragoza, trabaja Alfonso Soro, un alfarero que se dedica a este oficio desde los 13 años. No tiene hijos y teme que su hermano no continúe con su negocio porque tendrá que cerrarlo. “Es una tarea que no se aprende de la noche a la mañana ni en un curso de dos meses. Contratar a alguien para que les enseñe no es práctico porque les lleva mucho tiempo adquirir los conocimientos”, afirma.
El profesional alfarero de 61 años quiere continuar con su trabajo porque se ha convertido en “una forma de vida”, subraya. Pero el tiempo apremia y teme que la empresa que compartió con su hermano y que continuó durante cuatro generaciones no pase a la quinta generación. Soro se muestra «enfadado» por esta situación: «Cuando me jubile será una pena tener que cerrar por falta de relevo generacional, pero no depende de mí de momento tengo mucho trabajo y gano». Un salario digno, pero es un sector que fluctúa mucho”.
Para la experta en recursos humanos Pilar Llácer, el mayor problema es “la configuración del mercado laboral”. Para explicar los problemas a la hora de “profesionalizar” la sucesión en la cúpula de estas empresas, cita factores como “la falta de atractivo de muchas empresas familiares y la falta de tecnología”. “España está perdiendo el núcleo de la empresa familiar: hay casos en los que las empresas van bien económicamente pero tienen que cerrar, y eso supone un problema de competitividad”, apunta. Por eso sugiere que la solución empieza por un cambio cultural en muchas empresas: “Es importante concienciar a todos los emprendedores de que el relevo generacional es muy relevante para un país donde las pymes tienen un peso tan importante”, concluye.
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