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Un retrato de la marquesa de Llano confiscado a la familia Bilbao De la Sota y Llano por los franquistas en 1938 ha sido devuelto a sus legítimos propietarios. Los descendientes de los propietarios a quienes les fue arrebatado el lienzo llevan décadas pidiendo su devolución, pero durante años la respuesta fue siempre que se trataba de “botín de guerra”.
Hasta que un funcionario del Departamento de Cultura del Ayuntamiento de Burgos, Ignacio González, se tomó en serio la reclamación y encontró la obra en una nave del Monasterio de San Juan de Burgos. Posteriormente, se completaron los trámites bajo el marco regulatorio de la Ley de Memoria Democrática y la voluntad del Ayuntamiento (PP apoyado por Vox), culminando este martes con su regreso formal. El año pasado, la familia De la Sota y Llano también consiguió la devolución de dos cuadros adicionales que habían acabado en la colección estatal de Paradores, sentando un precedente en el actual ordenamiento jurídico para reclamaciones posteriores.
El retrato, atribuido al pintor Anton Raphael Mengs, será expuesto próximamente en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. El acto de devolución tuvo lugar en el Ayuntamiento de Burgos en presencia de la alcaldesa Cristina Ayala (PP), Ramón de la Sota y el funcionario Ignacio González. El ayuntamiento ha destacado la “alegría y satisfacción personal” que supone saldar una deuda que existe “desde hace más de medio siglo” con la familia Bilbao. Tomás de la Sota agradeció al ayuntamiento su diligencia y la eficacia de González: “Sin su esfuerzo de búsqueda nunca hubiéramos encontrado este cuadro”, destacó De la Sota junto al cuadro, que se encuentra en buen estado salvo algunos rayones. en el marco y ligeros rayones en el lienzo. Los técnicos del Museo de Bellas Artes de Bilbao lo evaluarán minuciosamente antes de abrirlo al público.
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La historia de este retrato dio un giro en 1938. Patricia Fernández, abogada del despacho Ramón y Cajal y representante de la familia, explica que el patrimonio del empresario naviero Ramón de la Sota, vinculado al nacionalismo vasco, fue confiscado por los rebeldes franquistas, que también se apoderaron del Palacio de Ibaigane en Bilbao, en su momento residencia de la Familia y actualmente sede del Athletic Club de Bilbao. Allí confiscaron varias obras de arte de diversos autores, muchas de ellas locales, que quedaron documentadas en registros de 1938 indicando qué muebles, lámparas o cuadros habían sido sustraídos y cuál sería su destino.
En el caso de De la Sota, muchas obras acabaron en Burgos. Fernández explica que algunos de ellos estaban destinados al Palacio de la Isla, el cuartel general y una de las residencias de Franco durante la Guerra Civil, además de otros edificios capturados por los sublevados. Tras el final de la guerra comenzaron a hacerse denuncias sobre las obras robadas, sustentadas en todo tipo de pruebas, como los escritos del ministro franquista Ramón Serrano Suñer, que criticaba a su homólogo Juan Antonio Suanzes y al que acusaba de tener un cargo lleno de obras derivadas de Este expolio se extiende a miembros del bando republicano o enemigos ideológicos como los nacionalistas regionales.
Los primeros intentos de devolverlos fracasaron con el argumento de que eran “botín de guerra” y no debían ser retirados de los muros de los ministerios que habían equipado. En respuesta a las primeras amnistías de 1969, los descendientes insistieron y recibieron apoyo judicial, pero no hubo voluntad política para la restitución. En 1975, el entonces ayuntamiento de Burgos cooperó pero no encontró el cuadro.
Para 2023, comenzó un nuevo esfuerzo para lograr resultados iniciales. Para ello facilitaron fotografías de cada ejemplar, ya que existe una en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (fechada en 1770) y en el Rijksmuseum de Amsterdam (Holanda). Estas imágenes despertaron el sentido artístico de Ignacio González, funcionario conocedor de las obras de arte relacionadas con el ayuntamiento. El burgalés sonríe al recordar cómo su pensamiento se iluminó gracias a estas fotografías: en 2013 había encontrado el expediente de la propiedad de un cuadro como éste, aunque mal identificado, que indicaba que se conservaba en el monasterio de San Juan de Burgos. convertirse . Dónde estaba antes de terminar es un misterio. “Al parecer fue recibido de la oficina del alcalde. “Me imagino que estaba en alguna oficina, a alguien no le gustó y se quedó en el monasterio”, recuerda González. Tampoco está claro si la copia devuelta a la familia De la Sota fue pintada por la mano de Meng o por un artista posterior del siglo XIX: los expertos intentarán aclarar esto.
El actual propietario del cuadro y el despacho de abogados Ramón y Cajal se han apoyado en la ley de memoria histórica y democrática, que facilita la devolución del patrimonio expoliado durante el franquismo a sus propietarios originales. Cristina Ayala restó importancia a la normativa nacional, aludió a «la voluntad política, el sentido común y la justicia» y destacó el compromiso del grupo: «Para esto no hacen falta leyes, para mí como alcaldesa del PP es una reparación por algo que se hizo». mal, como confiscar las obras de un empresario privado. El ayuntamiento intenta cumplir con todas las leyes. Hay un marco legal, pero la decisión no la toma este marco regulatorio”.
Patricia Fernández elogia la «voluntad política» del Ayuntamiento de Burgos, que en casos similares se enfrenta a resistencias de las administraciones, desde ayuntamientos a ministerios. Los De la Sota, como otras familias opuestas al franquismo, perdieron un total de 169 obras. Muchos de ellos son encontrados y su recuperación depende del cuidado y deseo de las instituciones públicas donde terminaron. Otros siguen desaparecidos.
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