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Después de mediados de año, es importante reflexionar sobre el comportamiento del mercado del petróleo y considerar las lecciones que nos ofrece para la segunda mitad de 2023. Los últimos años han estado acompañados de volatilidad en los precios de los hidrocarburos, con alta sensibilidad a los anuncios e indicadores que reflejan la evolución de la actividad económica y geopolítica. El 2022 finalizó con la expectativa de una desaceleración de la demanda debido a la esperada desaceleración de la economía mundial. Este sentimiento se vio interrumpido temporalmente por el anuncio de China de que pondría fin a su política de tolerancia cero hacia el Covid-19 y la resiliencia de la actividad en varias economías del mundo. Sin embargo, los signos persistentes de desaceleración en la actividad global, particularmente en China en los últimos meses, han aumentado las expectativas de una desaceleración en la demanda de petróleo, que ha dominado la evolución de los precios del petróleo.
La oferta también estuvo sujeta a un escenario cambiante. A fines de 2022, la expectativa de una reducción de la producción en Rusia debido a las restricciones de compra de Europa y la fijación de un precio máximo marcaron el estado de ánimo en los mercados. En 2023, sin embargo, se limitó la caída de la oferta de este país, evitando sanciones de mercados como China o India. En este entorno, con el mercado abocado a la bajada de precios, la OPEP+ acordó un recorte de producción, decisión que se sumó a los anuncios de reducción voluntaria de oferta de Arabia Saudí. Esta estrategia consiguió mantener el precio del barril de Brent (el crudo de referencia en Europa) en torno a los 80 dólares en el primer semestre del año, una caída significativa respecto a la media del primer año de 2022, cuando fue de 105.
Para el segundo semestre de 2023 se esperaba un escenario de congestión en el mercado del crudo, con una demanda sólida, en particular por el desarrollo esperado de la economía china y una menor disponibilidad de petróleo, no solo por los recortes voluntarios de la OPEP+, sino también por una menor oferta rusa. El mercado parece estar fijando los precios en el contexto de una demanda inferior a la esperada junto con una producción limitada, lo que da como resultado un precio esperado del barril de Brent ligeramente superior al del primer semestre pero mucho más bajo que las estimaciones iniciales. En BBVA Research, esperamos que llegue a $83 en el segundo semestre, similar al promedio de los analistas pero por debajo de su pronóstico de hace dos meses (cerca de $4 por barril por encima del actual). Eso pondría el precio de todo el año en alrededor de $ 82, significativamente más bajo que $ 99 en 2022, pero aún en buenos niveles para los productores.
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