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Un millón y medio de jóvenes marroquíes, uno de cada cuatro de entre 15 y 24 años, no estudia ni trabaja. Si el rango se amplía a 35 años, el número de ninis –como se llama a este grupo– salta a 4,3 millones, uno de cada tres en un país de 37 millones de habitantes. La publicación de estas cifras coincidió con la presentación al Parlamento de una evaluación intermedia del desarrollo del gobierno del primer ministro Aziz Ajanuch. La advertencia contenida en un informe del Consejo Económico, Social y Medioambiental sobre el déficit de empleo y formación de los jóvenes que amenaza el futuro del país fue refrendada en mayo por el Alto Comisionado del plan, equivalente al Instituto Nacional de Estadística, con una tasa oficial de paro del 13,7%, batiendo récords de las últimas dos décadas.
Mientras el jefe de Gabinete se felicitaba en el Parlamento por unos logros «que superaron todas las expectativas», la oposición islamista y de izquierda acusó a la coalición gobernante de centroderecha de «negar la evidencia de los datos oficiales» sobre el empleo, en particular entre los más recientes. A pesar del terremoto registrado en el Atlas el pasado mes de septiembre, que se cobró casi 3.000 vidas, el país magrebí volvió a la senda del crecimiento en 2023, con una tasa de crecimiento del PIB del 3,2%, frente al 1,3% en 2022.
Para contrarrestar la tendencia negativa del mercado laboral marroquí, que se ha producido por primera vez en los 25 años de reinado de Mohammed VI. lo que lleva a una pérdida neta de empleos, el gobierno se compromete a promover planes de inversión en infraestructuras para la Copa del Mundo de 2030 que Marruecos está organizando junto con España y Portugal para crear empleo. Durante su visita a Rabat el pasado mes de febrero, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, destacó las oportunidades que ofrece a las empresas españolas la construcción de autopistas, aeropuertos y líneas de alta velocidad, por un valor estimado de 45.000 millones de euros.
El fenómeno NiNi en Marruecos es predominantemente femenino: tres cuartas partes de las mujeres jóvenes se ven afectadas. El abandono de la escuela y la falta de oportunidades laborales también se ven complicados por las elevadas tensiones familiares que imponen los matrimonios precoces. La legislación actual, a la espera de la reforma anunciada del Mudawana, o Código de Familia, prohíbe el matrimonio de menores de 18 años, pero permite a los jueces autorizar a una niña a casarse con un hombre adulto. En 2023, se presentaron en Marruecos 14.197 solicitudes de aprobación judicial para casarse con un menor. En 2022 eran 20.097. Según la Fiscalía General, más de dos tercios de las solicitudes fueron aprobadas.
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Efectos del desaliento
Sólo el 20% de las mujeres marroquíes en edad de trabajar aspiran a incorporarse al mercado laboral. El resto, según el alto comisionado del plan, aceptaron seguir cuidando sus hogares y no tenían intención de buscar trabajo. “La incapacidad de las autoridades públicas para abordar el problema de los ninis, o al menos para revertir la insuficiencia de las políticas de integración para este sector vulnerable, pone en peligro la cohesión y la estabilidad social y alimenta la pobreza y la desigualdad social”, analiza en su libro Económico, Social y Ambiental. Informe del Consejo. “Estos jóvenes desanimados son un caldo de cultivo para la delincuencia y el extremismo”, advierte el organismo oficial.
Al comienzo de la sesión legislativa de 2021, el gobierno se comprometió a crear un millón de puestos de trabajo y aumentar la participación femenina en la fuerza laboral al 30% para el final de su mandato de cinco años, pero por ahora el crecimiento económico no está alcanzando el ritmo necesario para apoyar un número suficiente de puestos de trabajo. Dado que, según el Banco Mundial, el 77,3% de la población activa trabaja en la economía informal, la falta de seguridad social agrava aún más la situación.
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