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Una queja común al sistema científico español es que el trabajo de los investigadores se evalúa por peso. Incentivos como el sexenio, que exigía un mínimo de publicaciones científicas para recibir un aumento salarial de 125 euros brutos mensuales para los catedráticos y de 150 euros para los catedráticos, evaluaban los trabajos científicos cada seis años. La medida básica fue el número de publicaciones científicas en revistas científicas, clasificadas según su factor de impacto. Esto llevó a que se evaluaran estudios que en ocasiones no eran considerados importantes por otros científicos y no eran citados por ellos, o trabajos que no tenían impacto social. Esta forma de medir la ciencia es también la razón de la creciente prevalencia de números especiales en las revistas científicas, que cobran tarifas por la publicación de artículos y crean espacio para estudios irrelevantes que servían para mejorar el estatus del científico a cambio de dinero público.
En un primer paso para reparar el sistema roto, la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) publicó este lunes un proyecto de resolución destinado a cambiar los criterios para evaluar los sexenios de investigación. Cualquiera que quiera expresar su opinión sobre la iniciativa o sugerir cambios puede hacerlo por primera vez hasta el 19 de noviembre.
Por un lado, la evaluación de los artículos no será sólo cuantitativa, en cuanto al número de artículos publicados y al impacto de la revista. También será necesario explicar el valor del aporte con una narrativa. Además, se valorarán aspectos cualitativos que no hayan sido tenidos en cuenta previamente, como la participación en excavaciones arqueológicas, que no necesariamente hayan quedado reflejadas en una publicación durante este sexenio, o estudios o informes con valor social o científico.
El nuevo sistema de calificación también mejora la calificación de las publicaciones en repositorios de acceso abierto. Según Ángel María Delgado Vázquez, catedrático de documentación de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, “aunque la idea de evaluar repositorios ya está presente en la Ley de Ciencias de 2011, faltaba correspondencia entre lo leído allí y «, porque se evaluó con revistas que no eran de acceso abierto.» Isidro Aguillo, del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC, que se muestra positivo ante los cambios en el sistema, advierte de un problema que podría surgir en este sección. Además de Scopus y Web of Science, el duopolio de bases de datos de resúmenes de artículos y citas utilizadas para la evaluación, incluye Dimensions, una base de datos vinculada a Springer Nature, la editorial que publica la revista. Naturaleza y cobra 9.750 euros por publicar artículos. “Sería mejor promocionar revistas que no tengan estos o acusaciones abusivas, como las de revistas universitarias o asociaciones científicas”, afirma Aguillo.
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Pasar de un sistema relativamente simple como la evaluación del peso a un sistema más complejo con la inclusión de nuevos criterios de evaluación o la inclusión de una narrativa del propio trabajo complicará, al menos inicialmente, la tarea de evaluación de miles de expedientes (se evaluaron 17.000 investigadores en la última convocatoria). Aguillo cree que «crear una narrativa adecuada requerirá mayores esfuerzos por parte de los investigadores para incluir las pistas adecuadas y que tendrán que recurrir a la ayuda de bibliotecas universitarias o incluso de consultoras». Esto también incrementa el trabajo de los comités de evaluación, que son enviar a otros criterios de evaluación, lo que dará lugar a conflictos de interpretación y retrasos.
Tras este primer contacto con los nuevos criterios, que siguen las recomendaciones internacionales expresadas en la Declaración de San Francisco sobre Evaluación de la Investigación (DORA) y en los acuerdos y principios de la Coalición para el Avance de la Evaluación de la Investigación (CoARA), se utilizarán a partir de inicio. solicitar la acreditación como profesor universitario el próximo año.
Delgado Vázquez cree que si bien se trata de un cambio profundo y necesario para romper el círculo vicioso en el que ha caído el sistema científico, es un método que mejorará la vida de los científicos sin presiones para publicar una gran cantidad de artículos que no llevan a ninguna parte. “Hay menos publicación documentos“Pero mejor, dicen cosas significativas y tienen valor”, afirma el documentalista. Además, habrá un período de transición durante el cual se seguirán teniendo en cuenta los criterios anteriores, de modo que la adaptación al nuevo sistema se producirá de forma paulatina.
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