
El Ministerio de Cultura ha dado el primer paso hacia la destrucción de la Fundación Francisco Franco, enviando este viernes a la organización el «acuerdo de la organización para iniciar el proceso de destrucción». Esta resolución es el punto previo para que el Ministerio, a través del Ministerio Público, envíe el mismo texto al Poder Judicial para iniciar los procedimientos legales para la erradicación. El documento al que tuvo acceso EL PAÍS se basa en que los objetivos de la Fundación no se ajustan a la Ley de Memoria Democrática. Lo hace porque contradice la ley de fundaciones, ya que no persigue “fines sin fines de lucro” y realiza “actividades contrarias a estos”. Pero también porque «excusa el franquismo» y «degrada la dignidad de las víctimas». La fundación tiene ahora 10 días para presentar alegaciones. Fuentes del Ministerio rebautizan el proceso de erradicación y afirman que aliviará el daño a cientos de personas víctimas del régimen de Franco. «No hay que olvidar que la fundación como tal se beneficia de los impuestos. Los españoles no deberían tener que pagar por estas actividades antidemocráticas», afirman fuentes gubernamentales.
Esta última medida del gobierno para disolver la Fundación Francisco Franco es la última de un largo camino que comenzó con la Ley de Memoria Democrática de 2022, la ley orgánica que regula el derecho de sindicación y que desde entonces ha permitido la proscripción de organizaciones y fundaciones que promueven el franquismo.
Para motivar la apertura de este expediente, el Ministerio de Cultura encargó el año pasado dos informes al Registro de Fundaciones y a la Secretaría de Estado para la Memoria Democrática (SEMD). Este último examinó todo el contenido del sitio web de la Fundación (unos 5.500 textos) «dedicado a la glorificación y apología del golpe, de la dictadura y de sus líderes», así como la cobertura mediática de la Fundación entre el 1 de enero de 2018 y el 1 de marzo de 2025.
Este contenido es revelador. Por ejemplo, hay textos que afirman que “el franquismo no cometió genocidio, sino la Segunda República”, que niegan los hechos del bombardeo de Guernica durante la Guerra Civil, o afirman que el escándalo de los niños robados es mentira. También hay artículos que tienen un tono propagandístico, utilizando términos como “levantamiento” (en lugar de golpe) o “cruzada” (en lugar de guerra civil).
El informe de la Secretaría también incluye entrevistas con víctimas del franquismo, que «evidencian cómo la negación de la violencia y la represión por parte de la Fundación» les perjudica y «confronta» su derecho a la verdad. Las declaraciones de los testigos describen varias de estas situaciones. Por ejemplo, una víctima que se encontró con un grupo de “esa clase de gente” cantando la canción en una plaza de Granada enfrentar el sol [himno falangista]lo que le provocó problemas físicos y psicológicos.
Una de las historias dice lo siguiente: «Cada vez que veo sus actividades o declaraciones en los medios, mi corazón se hunde, mi respiración se detiene y no puedo articular una palabra. En ese momento, la historia de la desaparición de mi tío vuelve a mí». Y otro concluye: “Cada vez que leo un manifiesto firmado o una declaración de esta fundación en defensa de los valores franquistas y de la dictadura, por supuesto no siento agresión física, pero vuelven todos los recuerdos que tengo de mi infancia, sin mi padre, su ausencia por una guerra cruel e irracional”.
El estudio destaca que el contenido publicado por la fundación descalifica a las víctimas, niega y resta importancia a los datos y distorsiona la historia. “El análisis de los aproximadamente 5.500 textos publicados en su página web lleva a la conclusión de que los objetivos y acciones de la Fundación no sirven al bien común, ya que son incompatibles con muchos de los objetivos y acciones mencionados en el artículo 3.1 de la Ley de Fundación”, dice el documento.
Esta ley establece: «Existe motivo de extinción si las fundaciones no persiguen objetivos de interés general o realizan actividades contrarias a éste. A estos efectos, el interés general se considera una excusa para el régimen de Franco, que ensalza el golpe y la dictadura o a sus líderes, menospreciando y humillando la dignidad de las víctimas». […] o la incitación directa o indirecta al odio o la violencia contra ellos por su condición de tales”.
El estudio de la SEMD también destaca que “el objetivo es promover y desarrollar la educación, la investigación y todas las demás actividades culturales”. [impartidas por la Fundación] Son, de hecho, herramientas para “transmitir una visión claramente positiva del franquismo”.
Fuentes del ministerio dijeron a este diario que están estudiando las posibles medidas cautelares que sugerirán al juez si el caso llega a juicio, pero no han aclarado cuáles.
Otro tema relevante es el archivo histórico de la fundación, que incluye alrededor de 30.000 documentos (28.000 ya han sido digitalizados). Algunos de ellos pertenecen al jefe de Estado, por lo que “deben conservarse en archivos estatales” y tener un gran valor histórico y cultural. Por ello, el Ministerio ha informado a EL PAÍS que están estudiando cómo abordar su protección pública.
Una “anomalía” en Europa
La Fundación Francisco Franco fue fundada en 1976. Sus estatutos establecían que debía «dedicarse fundamentalmente a difundir la dimensión humana y política de Francisco Franco», «promover y realizar estudios sobre el pensamiento franquista y los logros de su mandato», «contribuir a la proyección de su ideario sobre el devenir de la vida española» y «glorificar su vida como modelo de virtudes al servicio de la patria».
Estos estatutos han sido modificados en los últimos años, la más reciente en 2017, donde el artículo anterior limita la finalidad de la Fundación a “la difusión y promoción del estudio y conocimiento de la vida, pensamiento, legado y obra de Francisco Franco Bahamonde en sus dimensiones humana, militar y política, así como de los logros de sus años en el cargo como Jefe del Estado español, Capitán General y Generalísimo de los Ejércitos” y también “promueve el estudio y conocimiento del Estado Rector”. La suerte de España entre 1936 y 1977”.
Los estados financieros anuales de la institución entre 2018 y 2022, presentados a la Oficina Estatal de Protección de Fundaciones, muestran que, de media, la mayoría de los gastos (entre 100.000 y 150.000 euros) se incurren en la publicación de su boletín y la celebración de las “jornadas culturales”. Luego viene el mantenimiento de su expediente (de media entre 30.000 y 50.000 euros). Entre los beneficios (venta de fotocopias, libros en DVD, etc.) comercialización) La media está entre 4.000 y 9.000 euros.
Pablo de Greiff, ex relator especial de Naciones Unidas para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición y actual comisionado de la ONU para Ucrania, siempre ha denunciado que la Fundación Franco es “una anomalía en Europa”. Greiff, que elaboró un informe sobre España en 2014, señala que no hay nada comparable en ninguno de los países de la Unión (citó ejemplos como una fundación en honor a las vidas de los dictadores Hitler o Mussolini) ni ninguna legislación que permitiera excusar el odio.
