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El tercer toro de la tarde, marcado e insignia de la Casa de los Toreros, fue merecidamente protestado a su salida. Guapo en forma, su cornudo, casi rozando, resultaba demasiado cómodo para la plaza madrileña. Pero, ¿cómo es la vida 15 minutos después? mangego, que se llamó, lo llevaron a Kürschnerplatz entre aplausos unánimes. Y este honor póstumo fue también justicia.
Tienes que ver lo bueno que era mangego. De principio a fin. Y que lo intentaron matar a caballo. Con toda la complicidad de su líder, impasible ante la carnicería, el picador propinó algunos traicioneros golpes. Pero he aquí el misterio de la valentía, el Utrero no sólo no rechazó el castigo, sino que luchó bajo el peto.
Mucho coraje debió correr por sus venas, que aún le quedaba después de este durísimo primer tercio mangego Vive para cazar a los banderilleros y ataca sin descanso a la muleta. No era un toro bravo ni nada por el estilo, pero tenía una nobleza suprema, clase, consistencia y viajes.
Un ejemplar para luchar a su antojo y subir a lo más alto del escalafón de Novilleril. Pero he aquí una segunda incógnita: su asesino, el joven Luis Pasero, que hacía su presentación en la Plaza de Las Ventas, desaprovechó tal oportunidad. Puedes engañarte con volver al ring que te llevaste, pero lo que no harás es comprar el cortijo que te regaló mangego y destino
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Ya se mostró más confiado con la muleta que en el primer tercio. Incluso se gustaba a sí mismo y, a veces, luchaba larga y moderadamente. Pero su tauromaquia desvergonzadamente distante y su poca ambición nunca igualaron la calidad de su oponente.
Menos aún dijo con el sexto, noble y goloso toro de Montealto, ante el que dio muchos pases en un largo y aburrido «yo visto, yo desnudo».
Tampoco es muy probable que acabe comprando un cortijo -por su buen hacer frente al toro, o sea- El Niño de las Monjas. Al igual que su compañero, el valenciano demostró la inmensa diferencia entre pelear y pasar.
Tan terco como vulgar, desató otra ola de triunfo. El segundo fue un caballero que estuvo crudo en el caballo y luego se movió con cierta calidad en el tercio final; y el quinto, otro ejemplar noble, suave y ágil.
El francés Solalito, que también completó su primer paso por Madrid, sospecha caminos mejores. Aunque le faltó gusto y sosiego frente al espacio noble, suave y codicioso, tragó mucho y tomó el lugar frente al manso e ingenioso buey que abrió el espacio.
Casa de los Toreros, Montealto / Solalito, El Niño de las Monjas, Pasero
tres toros de casa de los toreros (1º, 2º y 3º), presentación desigual (el 2º feo es muy justo y el 3º muy torcido) y juego; destacó la valiente y completa 3ra. Y tres más (4º, 5º y 6º) de Montaña altabien presentados, astifinos, complacientes con los caballos, nobles, suaves y glotones.
Solalito, que se presentó: pinchazo, estocadas verticales y contralaterales y una meada (ovación); estocada independiente (dividida al saludar).
el hijo de las monjas: pinchazo —aviso— estocada muy atravesada, tres pinchazos más y tirado el toro (silencio); Pinchazo, estocada trasera muy perforada – amonestación – tres insolencias – segunda amonestación – y dos insolencias (silencio).
Luis Pasero, quien presentó: pinchazo y estocada pérdida de muleta (regreso al ruedo protestas tras escuchar citación); Zancada Caída Pérdida de la muleta (partido mientras saluda).
Plaza de toros de Las Ventas. Domingo 7 de mayo. Menos de 1/5 de entrada (6.210 espectadores, según la empresa).
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