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La Comunidad General de Regantes del Canal Segarra-Garrigues de Lleida ha decidido cerrar el suministro de agua desde hoy hasta el martes 2 de mayo por «la excepcional situación de sequía en Cataluña» y «salvar los árboles frutales». con un nivel de subsistencia. Este cierre afecta a unos 2.000 agricultores que, ante una «situación sin precedentes» de escasez de agua, ya dan por perdida la actual campaña de frutas y cereales, explica a EFE Josep Maria Jové, presidente de la comunidad de regantes de esta infraestructura. Hace apenas tres días, fue el Canal d’Urgell el que cerró el grifo, dejando casi 50.000 hectáreas de cultivo sin agua, el equivalente a cinco veces Barcelona y considerada la despensa de Cataluña.
La Comunidad General de Regantes del Canal Segarra-Garrigues ha tomado esta drástica decisión tras al menos exponer a la sequía el embalse de Rialb que lo alimenta. A partir del martes, el canal le dirá a cada agricultor cuánta agua tiene hasta septiembre. La decisión no afecta al agua potable ni a las granjas de animales, a las que se garantiza un suministro de la misma cantidad que en 2022 entre mayo y agosto, no superior. “El volumen almacenado en el sistema Oliana-Rialb no puede garantizar ningún otro uso del agua en caso de ausencia de lluvias, teniendo en cuenta el abastecimiento a la población, las explotaciones y la supervivencia de los árboles”, añaden en un comunicado las regantes. La comunidad señala que el martes “se abrirán los hidrantes a petición de cada regante individual y ese mismo día se informará el caudal máximo mensual de cada regante”.
La medida afecta a unas 7.300 hectáreas en las comarcas de Garrigues, Noguera, Urgell, Segarra y Segrià, que son explotadas por unos 2.000 agricultores. Jové ha indicado que los cultivos más afectados por la medida serán el olivar, el almendro, el pistacho, la viña y el manzano en altura. «Esta es una situación que nunca ha existido antes. Nunca pensamos que lo viviríamos. Este canal es nuevo, moderno”, explicó y señaló que este canal aún sin terminar comenzó a distribuir agua en 2009 y desde entonces “usa el agua de manera muy eficiente”, sin fugas y con sistemas de ingeniería que permiten medir la necesidad de cada área, goteo para árboles y aspersores para cultivos.
A pesar de ello, la severidad de la actual sequía les ha obligado a tomar estas drásticas medidas porque «están muy preocupados, no solo por la campaña de este año» sino «por la campaña del año que viene y las demás» en lo que se refiere a la supervivencia de los frutales. no se alcanza. “La alimentación, las campañas de los próximos años dependen de estos árboles y no podemos dejar que mueran”, agregó. A partir de la semana que viene, ha avanzado, cada agricultor sabrá «exactamente» de cuánta agua dispondrá en septiembre para intentar salvar sus árboles.
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Jové ha destacado que la medida no afecta al agua potable, que no se abastece por el canal, ni a las numerosas fincas de las citadas comarcas, a las que se les garantiza la misma cantidad de agua para la supervivencia de los animales que recibieron en 2022. El cierre de este canal es el segundo este mes de abril en Cataluña, tras el cierre del canal de Urgell y después de que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) situara el martes pasado a la cuenca del Segre en una situación de excepcionalidad por una sequía excepcional.
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