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Barcelona y la constructora Limak llevan unos días discutiendo por algo que no deja de ser una buena noticia para ambos: adelantar un mes el plan de reconstrucción previsto para el Camp Nou. Aún no se han puesto de acuerdo sobre la bonificación que tendrá que cobrar la constructora turca por finalizar antes el derribo de la tercera grada del Estadio Blaugrana y de la carpa. El importe final depende de la fecha acordada por ambas partes en la que se finalizó este trabajo (unos días). Se trata de un millón de euros, una cantidad ínfima respecto al precio máximo acordado de 960 millones que debía costar la renovación del estadio, y un precio que plantea algunas dudas sobre las posibilidades de finalizar a tiempo todo el proyecto, que ahora comienza en 12 meses, aclara Ahora contra el tiempo para alcanzar en el tiempo el nuevo gran hito: el regreso de los partidos del primer equipo a partir de noviembre de 2024 con un aforo limitado a 65.000 espectadores (en torno al 60% de las localidades).
Una vez completado el derribo, llegará el momento de que el Camp Nou, piedra angular del llamado Espai Barça, se vaya en un año en el que tienen que pasar muchas cosas. La constructora debe iniciar los trabajos para elevar la estructura de la nueva tercera grada y, además, levantar toda la red de cables de acero sobre la que descansará la cubierta. Se trata de unas obras imprescindibles para permitir que el estadio pueda reabrir sus puertas mientras continúan las obras -como ha ocurrido en el Bernabéu- ya que la primera y la segunda grada deben estar en pleno funcionamiento y terminadas, así como la mitad de las localidades VIP (tiendas con quién). . Barcelona espera aumentar sus ingresos) y el aparcamiento.
Ahora llega el momento más intenso: dos tercios de los informes de trabajo que arrojan luz sobre el avance de la renovación se sellan antes de que los espectadores regresen a sus asientos. La obra superior empleará a unos 1.500 jornaleros, cuya contratación aún está pendiente. Lo que suceda en los próximos meses podría determinar el calendario adicional para la reconstrucción y entrega de todo el estadio. El calendario es una obsesión para el club, consciente de que el traslado al Estadio Olímpico supondrá tanto costes adicionales como pérdida de ingresos para las menguantes finanzas del club y, según los analistas, representa el mayor riesgo de todo el proyecto. “Para nosotros, el tiempo es fundamental y Limak tiene la experiencia de completar el trabajo a tiempo. Para el Barça esto es innegociable”, afirmó este jueves Joan Sentelles, director del Espai Barça, en la sala de juntas de la sede de Limak en Estambul, en el marco de un viaje al que el conjunto turco había invitado a un grupo de medios, entre ellos EL PAÍS.
La empresa está convencida de que podrá cumplir íntegramente los plazos -ha firmado el pago de sanciones en caso de incumplimiento- y de hecho Limak es consciente de que este es uno de los retos que tendrá que afrontar el precio de el cual no debería aumentar debido a la inflación o al aumento de los costos de las materias primas. “En este proyecto el margen no es importante [de beneficio que puedan obtener]“La prioridad es el tiempo”, afirma el director general del departamento de construcción del grupo, Haldun Firat Köktürk, que cree que la elección de Limak por parte de Barcelona se debe a varios factores, principalmente a esta prisa: experiencia en afrontar las limitaciones de tiempo, capacidad técnica para gestionar implementar obras complejas y recursos económicos para afrontar un proyecto como el del mayor estadio europeo.
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Aunque desconocida en España, Limak es la segunda constructora de Turquía y ha sido responsable de algunas de las estructuras emblemáticas más nuevas del país: desde parte del nuevo Aeropuerto de Estambul hasta la futura sede del Banco Central de Turquía (la segunda). (con 379 metros, el más alto de Europa) o la que podría ser su obra estrella: el Puente de Çanakkale, una estructura de más de dos kilómetros de longitud, suspendida mediante cables de acero de dos largos pilares en el estrecho de los Dardanelos. Este trabajo sirve de referencia a Limak para dejar claro que son capaces de entregar el Camp Nou a tiempo. No sólo por la experiencia que aportó el proyecto en el campo de la tecnología de tensión del acero, sino también porque se completó 18 meses antes de lo previsto.
Aún hay dudas sobre la capacidad final
Para el Barça, la fecha límite es agosto de 2026, cuando todas las butacas deberán estar operativas y las máquinas de Les Corts deberían desaparecer. Un año antes, para la temporada 2025/26, el Camp Nou tendría que tener el 90% de su capacidad disponible y la cubierta totalmente terminada, incluidas las placas solares que se convertirán en una minicentral eléctrica del club.
El nuevo proyecto del Camp Nou aún tiene algunas dudas que aclarar. Uno de ellos se refiere, por ejemplo, a la capacidad final de las gradas. Hace unas semanas el club recibió las especificaciones técnicas de las butacas que instalará. Su amplitud podría diferir de la audiencia prevista de 104.600 personas. Como explica Sentelles, una diferencia de un centímetro puede suponer medio millar de espectadores con más o menos aforo.
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