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Los ladrillos del matadero de Ostrava (República Checa) dan testimonio de una época en la que la industria era considerada el futuro de las ciudades europeas. También como oportunidad para carreras artísticas. El paso del tiempo a través de los mismos muros atestigua el sinsentido, la negligencia, la incapacidad de aceptar el tiempo y la historia. Por este motivo, el estudio de arquitectura KWK Promes propuso en un concurso internacional dar nueva vida al matadero de Ostrava. Mantener la estructura, aberturas, ladrillos y carácter del lugar.
La intervención no debería ser imitable, al contrario: marcaría la diferencia. Es cierto que los diseñadores recrearon lo que faltaba, pero lo hicieron añadiendo cantidades de microcemento para reconstruir, a modo de rompecabezas, el edificio original. Preservar los huecos y vanos de las ventanas significaba mantener la relación con la ciudad. Hoy los rellenos, las nuevas aperturas, abren el espacio expositivo directamente al exterior. Esta idea de conexión a través de las heridas ha hecho que quienes exponen allí se detengan. democratizar la cultura, como la llaman los arquitectos, es una fácil accesibilidad que multiplica sus sentidos físicos y psicológicos.
Los arquitectos lucharon por preservar los restos y las ruinas del edificio y por deshacer lo que necesitaba ser reparado. Por ello, se derribó el techo de hormigón que rodeaba el matadero para aislarlo de la humedad y acercar el inmueble al suelo, la vegetación y la biodiversidad. Ahora la galería nació de un pedestal. Integrado al sitio como parte de un parque. Por tanto, el suelo permeable permite el crecimiento de nueva vegetación que embellece el edificio. Y a la historia. La intervención afirma que el cuidado del lugar es tan crucial como el de la creación artística sacra.
En el interior, sin embargo, el contraste es total. La cavidad permite adaptar el antiguo edificio a las necesidades cambiantes del arte actual. El rescate del matadero también es total. Se salvó casi todo el edificio existente. También sus aperturas. Los ladrillos de las partes derribadas se reciclaron para construir nuevos muros. El terreno que ocupaba fue limpiado. Los interiores han sido minimalistas para dejar entrar arte inesperado.
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Pero la historia también se salvó. Se trata del pasado y de las posibilidades que abre el respeto, el reciclaje y el rescate. Incluso hay rescates que no ves. Al igual que en el tejado, hay una membrana que reduce el calentamiento del tejado. Y hay otro muy especial: el humor. Las seis paredes que giran sobre sí mismas para marcar las entradas. Más que una simple galería de arte, estas seis nuevas puertas parecen abrir una puerta al pasado y al futuro al mismo tiempo.
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