Cinco músicos de metales suben al escenario y el público enloquece. No vinieron al Auditorio Nacional por ellos, pero los nervios sí pueden. Cuando lleguen a ser profesionales, estos artistas de la Joven Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (Jorcam) recibirán una acogida más formal, reservada, con la seriedad que asume el repertorio que habitualmente tocan. Pero este sábado fue espontáneo y cordial. Las luces se apagan y se escucha la solemnidad de una orquesta afinadora. Para muchos de los presentes es la primera vez que sienten en vivo esta respiración de la orquesta, indicando que todo está por comenzar. Y ahora sí, suben al escenario con traje de lentejuelas y aires de rock star Los creadores del canal de YouTube Pascu y Rodri historia central.
«¡Buenos días Madrid! Bienvenidos al primer concierto sinfónico de historia central!” llama Pascu. A partir de ahí, el público aplaude cuando le apetece, canta cuando le apetece, baila en sus asientos e incluso enciende su linterna portátil en las canciones lentas. Quizás nunca imaginaron que podrían hacer eso en un templo de la música clásica como el Auditorio Nacional. Sin reglas. No hay protocolo. Y si Pascu y Rodri tienen ganas de nombrar a todos los músicos de la orquesta, uno tras otro, más de 60, ya todos los del coro, igual número, pues lo hacen. Y los nombrados levanten la mano cuando oigan su nombre.
Pascu y Rodri -Álvaro Pascual, 33, y Rodrigo Septién, 32- se conocieron en el colegio. Pascu, que entonces tenía unos 13 años, repitió curso y se reunió en clase con Rodri, que durante el recreo, en lugar de salir a la terraza, se fue al aula de música con un grupito de amigos a tocar el piano. “A partir de ahí nos hicimos muy amigos y con los años empezamos a hacer mierda juntos: un programa de radio, un grupo de teatro musical…” dice Pascu. Con el tiempo, Rodri creó un canal de YouTube donde probaba de todo: covers de canciones, bocetos Musicales… Pascu ha actuado en algunos de ellos. Tiene 100.000 suscriptores, pero realmente no se ha puesto de moda. “Para generar ingresos en YouTube, necesitas muchas visitas. Y el canal no los hizo. Apenas daba 100 o 200 euros al mes”, recuerda Rodri.
Es hora de parar y pensar. Para Rodri, cansado de buscar la fórmula ganadora, era la última bala. Era febrero de 2018, se acercaba el día de los enamorados y se les ocurrió la idea de hacer un vídeo explicando su origen. Pascu dibujó los muñecos de palitos en una pizarra, Rodri compuso la música y juntos cantaron una canción pegadiza. Este video llamó su atención y marcó el camino para los siguientes. De ahí pasaron a los cuentos clásicos y en pocos meses las visitas y los seguidores se dispararon. Con el tiempo cambiaron la tableta por ilustraciones digitales y los cuentos clásicos por la mitología. Ahora tienen más de cinco millones de suscriptores, han girado por México, escrito libros y llenado el Wizink Center de Madrid.

En la cola frente al auditorio se observó que el público es joven, entre 20 y 30 años. Un grupo de músicos que esperan su turno comenta que no han visto colas así en otros conciertos de la sala. Muchos también aprovechan para comprarlos venta Venden en la puerta. Hay mucho niño. “Nos movemos por los niños. Logramos mucho porque alguien nos llama y nos dice: Nuestro hijo es un gran fan”, confirma Pascu. Así fue concebido este concierto. Una violinista que tocó con ellos para un vídeo de YouTube acabó incorporándose a la Fundación Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (Orcam) y un día la hija de un empleado de la fundación la reconoció: “Tocaste para Destripando”. Y se hizo un contacto que se produjo unos dos años después en este concierto con la joven orquesta de la fundación.
Los músicos de Jorcam acogieron con alegría la iniciativa. Muchos la conocían y la mayoría de los aficionados querían jugar, dice su director Rubén Gimeno. él sabía historia central para su hija de nueve años, pero nunca pensó que se podría planear un concierto sinfónico, y mucho menos su turno para dirigirlo. Y cree que no solo es una experiencia divertida para los músicos, sino también un gran aprendizaje: “Lo bueno de alguien cuando es joven es que la piedra aún está por cortar. Para ellos no existen hábitos, costumbres… Están abiertos a nuevas ideas. Conciertos como este crean músicos más dúctiles y los necesitaremos para el futuro. Cada vez se piden más perfiles completos”.
Daniel Osca y Carlos Herrero, trompa y percusión, son miembros de Jorcam y también tocan juntos en una banda. Están acostumbrados a experimentar con todo tipo de música. “A través de nuestros instrumentos somos más que charangueoÓscar admite. Pero para Almudena Quintanilla, que toca el violín, es una oportunidad para salirse del camino clásico. «No estoy acostumbrado a hacer cosas así en absoluto. Cuando estás cuerdo, es muy difícil acercarte a otros géneros. No porque no haya ninguno, sino porque hay tantos gigantes clásicos que esto está inexplorado».
brecha generacional
Con “gigantes” el violinista se refiere a los grandes músicos que suelen acaparar el repertorio de las salas de conciertos: Mahler, Beethoven, Mozart… Unos conciertos a los que la población joven no suele acudir. ¿Porque? Para los tres músicos es una cuestión de educación y argumentan que las escuelas no suelen proporcionar un buen acceso a la música clásica. En última instancia, esto ayuda a engordar su visión como algo inalcanzable, cree Osca: “Por eso me encanta este proyecto, porque trae a los jóvenes al auditorio. Y a partir de ahí puede interesarse por otro tipo de repertorio”.

Otro diagnóstico que hacen los tres es la brecha generacional, que dicen existe en la programación. “Hay conciertos para niños con un enfoque didáctico o cosas más serias para gente mayor, pero hay un hueco para el público entre 20 y 50 años”, dice Herrero. Y Quintanilla añade: “No hay término de por medio que permita a más adultos dar este paso para acercarse a la música clásica”.
Ejemplos de este público son Lourdes Infantes y Roberto Arribas. Tienes 27 años y eres profesor o diseñador gráfico. Para ella es la primera vez en un concierto sinfónico: “Nunca he estado en uno. O bien, en gran concierto [programa que emitió TVE entre 2000 y 2009] con la escuela?». Esta es la segunda vez que va al Auditorio Nacional, y la primera porque tocaba un amigo suyo. «Me gusta la música clásica, pero no vengo aquí porque vivo en el Sur y eso también muy lejos para mí», dice Arribas. ¿Y has estado en otros conciertos que están más cerca de ti? «No, la verdad es que no. Es muy caro», responde. del concierto sinfónico historia central salen «alucinando». ¿Volverán al auditorio? «Quién sabe», dicen. Pero al menos admiten que han perdido el miedo.
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