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En un esfuerzo constante por mantener el equilibrio entre toro y torero, entre figuras y torismo, la localidad francesa de Mont de Marsan, en las Landas, celebró este fin de semana su tradicional feria de la Madeleine. Un ciclo que volvió a destacar por la gran acogida del público. La plaza se llenó casi por completo todos los días y en dos tardes (miércoles y sábado) se colocó el cartel de «No hay entradas». Esta fue la mejor noticia de una feria, pero marcada por la falta de casta para la mayoría de los toros.
La corrida de Cebada Gago, celebrada el viernes 21, fue especialmente decepcionante. Tras varios años de ausencia, la moneda gaditana volvió al ruedo de Mont de Marsan, con una corrida de desigual representación: Astifino, manso, manso, noble y paria. Todo lo contrario de lo que un aficionado al toreo esperaría de este fierro atravesando un bache ya demasiado profundo. La única oreja cortada ese día la corrió Jesús Enrique Colombo, vulgar y aventajado con muletas y banderillas, pero realizando una voltereta espectacular.
El mejor lo fichó Fernando Robleño, que reapareció en Pamplona por lesión. El madrileño dejó detalles de gusto y pureza, sobre todo en su segunda vuelta, pero falló con la espada. Domingo López Chaves, al despedirse de un lugar que le había dado múltiples éxitos, se mostró apático y desconfiado, y acabó matando al cuarto de un puñetazo a traición.
Emilio de Justo firmó uno de sus mejores fichajes desde que resurgió frente a un toro de La Quinta
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La corrida de La Quinta fue mejor, se lidió al día siguiente, presentada correctamente (salvo el extremo tercio terciario) pero no recargada, que siguió discretamente a caballo, atacando en el último tercio tan elegante como insípido. La segunda, la quinta y sobre todo la sexta tuvieron un poco más de casta y transmisión.
Por supuesto, la de los hermanos Conradi no estuvo mal, pero no fue una de esas ganaderías exigentes y cargadas de emoción que hicieron de esta yeguada una de las más interesantes y visitadas de la zona de Bravo no hace muchos años. Una vez más pensamos en añadir demasiada agua al vino. En fin, excesiva nobleza y no salvajismo.
Una corrida, eso sí, para embellecer la corrida que Daniel Luque, Emilio de Justo y Clemente aprovecharon a medias. El primero, uno de los toreros con más carteles de Francia, se fue En figuraligero y sin presiones, como tentado, y salió con dos orejas generosas, la segunda tras un gran empujón.
De Justo, otro torero revivido por Francia hace unos años, no estuvo a la altura del primero y lo dio todo contra el quinto, que incluso recibió una portagayola. Esta cesión, tan inspiradora como irregular, puede ser una de las mejores que ha fichado desde su resurgimiento.
La gran sorpresa de la tarde y feria, sin embargo, fue la aparición de Clemente, un torero nacido en Burdeos que ha vuelto esta temporada a las ferias después de apenas torear desde su alternativa en 2016. Con su llamativa melena rubia ya pesar de su aparente falta de destreza, desplegaba un concepto muy clásico, naturalidad, improvisación y buen gusto.
Al sexto le cortaron las dos orejas cuando lo sorprendieron matando, sufriendo dos puñaladas, una en el muslo y la otra en la pantorrilla de la pierna derecha. Con una media ensangrentada y visiblemente dolorido, aguantó en el ring hasta rematar a su oponente y se fue a la enfermería por su cuenta. Sin duda un torero a seguir.
La corrida de toros en Pedraza de Yeltes del domingo era muy esperada. La plancha salmantina, una de las más regulares del país vecino, volvió a completar la Madeleine tras la notable racha taurina de los últimos años, pero esta vez la infalible Pedraza defraudó.
Aunque centrado en bastones y ostentando virtudes como la nobleza, la constancia y la humillación, el toreo carecía del trasfondo de casta y poder necesario para su transmisión en el tercio final. Si bien es cierto que las expectativas eran muy altas, también es cierto que la mayoría de ellas fueron impresionantes. Aldeanuevas cayeron muy profundo.
Uno de los jinetes en mejor forma y que realmente presionó al caballo fue el cuarto que terminó exhausto pero mereció un mejor trato por parte de Rafaelillo ya que casi siempre estuvo falto de cacho. Bastante rápido, su versión frente al primero, uno de los más potentes del sexteto, no fue mejor.
Alberto Lamelas se mostró honorable y moderado por momentos en dos jugadas demasiado largas, en las que también se equivocó. El quinto también se orientó y acabó rezagándose mucho.
Como López Chaves el viernes, Thomas Dufau se despidió de la afición de Mont de Marsan en el último día de feria. Aunque a veces le costó dar el paso necesario para hacer la conexión indispensable, dejó muestras de su buena fe y firmó las mejores muletas de la celebración.
La Feria de la Madeleine comenzó el miércoles 19 con una corrida de Garcigrande en la que Roca Rey hizo el paseíllo que salió a hombros, Tomás Rufo y Yon Lamothe, un diestro local que optó por la alternativa y cortó tan solo una oreja al sexto animal, ejemplar que destacó por su notable origen racial.
Al día siguiente, pese a una mala racha de El Pilar, también se abrió la puerta grande. El ganador de dos orejas generosas esta vez fue Daniel Luque. Otro cortó al francés Dorian Canton mientras Sebastián Castella era silenciado.
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