
Un policía judicial pide a personas cercanas a Manuel Moure que no coloquen un cartel en la pared de la Audiencia Provincial de León pidiendo justicia para los seis mineros que murieron en una fuga de gas en 2013. Moure y otros cinco compañeros murieron en una explosión mientras trabajaban en el pozo Emilio del Valle en Pola de Gordón. “Uno más”, suspiran. El 28 de octubre se cumplen 12 años del accidente ocurrido en el túnel 740 de la mina en Monte Leonés. El 30 de marzo de 2026 se cumplirán tres años desde que el juez abandonó el juicio para pronunciar el veredicto, sin que se supiera nada al respecto. El 30 de marzo de 2026 se cumplirán tres años desde que el juez abandonó el juicio para dictar sentencia. El juez está de licencia desde entonces y regresó hace sólo unos días. De momento no ha conseguido resolver el procedimiento y si lo aborta ahora no podría repetirse porque el asunto quedaría extinguido. Fuentes judiciales califican el enredo de “diabólico” e “irresoluble”. La “tortura” y el descrédito institucional aumentan para la familia: “Esto es una mierda, no creemos en la justicia”. El juez recibirá “refuerzo”, que es lo que tanto desea el perjudicado.
La camiseta con la imagen de un hombre y el nombre “Manolín” revela que la mujer que la porta es la madre de uno de los fallecidos. Sólo hay que mirarla para apreciarlo: rostro serio, mirada abatida, mirada anclada en la tristeza de la pérdida de un hijo. Toñi Fernández, de 74 años, reúne fuerzas para exigir “justicia para mi hijo y mis compañeros” mientras sostiene un cartel pidiendo el veredicto. Junto a ellos, uno tras otro, se encuentran los seis cascos del difunto, todavía llenos de hollín. «Nadie sabe lo que es pasar por eso, ya han pasado 12 años del accidente de mi hijo. Eso no tenía por qué pasar…», reflexiona el leonés. Accidente, palabrota en el clan porque aseguran que hubo negligencia en esta mina, mal Prácticamalas medidas de seguridad y falta de atención al grupo que allí murió.
El minero Alfredo Fernández, de 51 años, quien salvó los cuerpos de varios de sus compañeros, comienza a hablar: “Hay fotos que no conoces…” murmura. También recuerda cómo, en los días previos al gran drama minero, la producción de carbón se paralizó por el alto riesgo hasta que se encontraron con una fuga de gas grisú que los mató: «Todos lo esperábamos». No lo podían imaginar para siempre Actualmente se encuentra en curso el proceso judicial iniciado el 6 de febrero de 2023 contra la dirección de la empresa Carbón Vasco-Leonesa.
Roberto Moure, 50 años, hermano de Manolín, está frustrado y desesperado. «Esto es una anomalía. Si estás de baja durante tres años, tu jefe te dirá lo que te pasa o te llevará a un tribunal médico», protesta, acusando a un juez que fue puesto en licencia poco después de concluir el proceso. Esta semana trascendió la noticia de su reinstalación, junto a un “refuerzo” para agilizar la resolución. Emotivo duelo para los familiares de los seis fallecidos, muchos de los cuales dejaron de pujar por cansancio o desesperanza. Los únicos que quedan, si tienen energía, son los asociados a Manuel Moure.
Fuentes del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) confirman que una vez concedida la excedencia al juez sólo quedó esperar. Si entrara otro juez, las partes, especialmente la defensa del acusado, seguramente no permitirían que se confirmara el juicio y habría que repetirlo, lo que equivaldría a desaparecer, pues los hechos ya habrían prescrito y las seis muertes quedarían en el limbo.
«Una sentencia terrible al menos puede ser recurrida. El CGPJ no puede abrirle un expediente porque está de excedencia, ni tomar otras medidas porque perjudicaría a los familiares, como cambiar de juez», explica este informante, recordando que «algunos compañeros se ofrecieron a ayudarla con la sentencia», pero el juez se negó, y eso alentó el laberinto. «A veces el sistema no funciona a pesar de las buenas intenciones», se queja esta fuente.
Manuel Moure, de 77 años, lleva 35 en la mina y viste la misma camiseta que Toñi. Su hijo tenía 40 años y había dado a luz hacía poco más de un mes. Su esposa, nuera de Manuel, se enteró de la tragedia por la radio. Esto le dijo a Manuel un policía cuando llamó frenéticamente después de escuchar rumores de que algo grave había sucedido. «Queremos que juzgue y descanse de una vez por todas. No lo soporto, pero mi mujer está destrozada, le quitaron la vida. No tiene ganas de hacer nada, no sabes cómo animarla. No soportas ni un beso ni un abrazo…», dice Moure, que sólo se pone firme cuando agarra el brazo de Toñi. «No apelaremos, ¿de qué sirve si hasta ahora todo ha sido un fracaso? ¡No creo en la justicia!» grita. Minero se indigna porque el pozo no fue sellado tras el drama y hace acusaciones Los propietarios manipulan la escena. “Conozco la mina y he pasado por todos los puestos, no me la pueden dar”, afirma. «Recuerdo también que la Junta de Castilla y León (gobernada por el PP desde 1987) no hizo nada. Sacó a los responsables de energía y minería, pero los puso en otra posición», acusa.
Lo que está pasando en la empresa, dicen los afectados, y el silencio de los sindicatos y de los agentes de seguridad, que tienen la sensación de que no han hecho su trabajo, no les sorprende tanto como el retraso judicial. “Si retrocediéramos doce años, caminaría hasta Estrasburgo [donde está la sede del Tribunal Europeo de Derechos Humanos]», asegura indignado, porque «la mujer de Pedro Sánchez está para ser investigada». [por presunta malversación] Sí, hay medios, pero no para esto, me avergüenzo de la justicia”. El hombre, canoso, arrugado, promete que seguirá acudiendo a los tribunales para que su lucha no muera. “Mientras viva seguiré por mi hijo”, anuncia, antes de mostrar la única sonrisa, resignado y entre lágrimas: “Mi nieta, sobrina de Manolín, tiene ocho años y la grabé diciéndome por teléfono “abuelo, no pienses siempre en lo malo, que si no no vas a avanzar”.
