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Con 10 paquetes de sanciones de la UE contra Rusia, la Comisión Europea continúa tratando de tapar los agujeros que aún permiten que la economía rusa sobreviva y alimenta aún más su guerra en Ucrania. Con el conflicto en Europa ya 14 meses después de su fin, Bruselas se está enfocando en países y empresas fuera de la Unión que están ayudando a Moscú a eludir las restricciones. El ejecutivo comunitario propone extender estos vetos, que ahora solo afectan a Moscú, a la exportación de algunos bienes y tecnologías europeos a empresas y estados que suponen un alto riesgo de ser utilizados como paso intermedio para eludir sanciones a favor de Rusia. Este es el borrador de la propuesta europea a la que tuvo acceso EL PAÍS y que, por primera vez, incluye también la posibilidad de sancionar a siete empresas chinas que suministran a Moscú productos que potencialmente podrían ser utilizados con fines militares.
Esta medida sin precedentes, incluida en la propuesta del 11º paquete de sanciones -actualmente analizada por los estados miembros- complementa otras fórmulas diplomáticas para disuadir a quienes ayudan o hacen la vista gorda a Moscú. Los países no pertenecientes a la UE no tienen que cumplir con las sanciones decididas por Bruselas. La fórmula propuesta pasa por la apertura de dos nuevas listas, una de productos con restricciones comerciales fuera de la UE por el riesgo de que acaben en Rusia, y otra de países a los que se restringirán las exportaciones.
Antes de incluir nombres en las listas negras, es necesario un «análisis exhaustivo» con datos comerciales y también con información sobre medidas diplomáticas anteriores y por qué los esfuerzos del país objetivo para detenerse a favor de Moscú. Además, Bruselas planea informar al gobierno del país en cuestión antes de que sea incluido en la lista negra. La medida es compleja y fuentes diplomáticas aseguran que no será fácil de implementar. Si lo hace, tampoco lo tendrá fácil, no solo por la dinámica de incluir solo nombres cuando los esfuerzos diplomáticos han fracasado, sino por el dilema que ya enfrenta la UE para disuadir o permitir que un país lo haga castigar, a riesgo de fortalecer sus lazos con China o Rusia.
En un esfuerzo por reparar las grietas y evitar que Moscú continúe recibiendo productos que contribuyan a su industria militar, el ejecutivo conjunto de Ursula von der Leyen propone agregar siete empresas chinas y algunas otras de Uzbekistán y los Emiratos Árabes Unidos al registro de la lista de sanciones. Todos proporcionan tecnología, semiconductores o productos químicos que, según Bruselas, ayudan a alimentar al ejército ruso y su invasión de Ucrania. La implicación de empresas chinas comprometidas con la venta de chips y microelectrónica, por ejemplo, algunas de las cuales ya han sido sancionadas por Estados Unidos, podría aumentar las tensiones con Pekín en un momento en que la UE se prepara para romper lazos con el país gigante asiático para recalibrar en medio de una guerra comercial entre China y Estados Unidos.
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Bruselas sabe que el Kremlin tiene cada vez menos margen para nuevas sanciones. La UE afirma que los que ya existen están funcionando y están causando estragos, aunque lentamente, en la economía rusa. Las medidas de tope del precio del petróleo tomadas en conjunto con los países del Grupo de los Siete (G-7), que estipulan, por ejemplo, que el precio del barril de crudo no superará los $60 y también se revisará este tope para de volver a bajarlo (aunque este derivado enfrenta la resistencia de algunos socios), han reducido los ingresos por los hidrocarburos que tradicionalmente alimentan a Rusia.
Pero aquí también Moscú busca las grietas por las que pasar con subterfugios como mover crudo de un barco en medio del mar a otro con bandera de un país con permisividad. De hecho, diversos estudios han demostrado que Rusia utiliza cada vez más estos métodos en aguas cercanas a España, junto a Ceuta, en barcos fondeados en el Estrecho de Gibraltar.
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Entrega de Petróleo Crudo
El Ejecutivo comunitario advierte de la «proliferación de prácticas fraudulentas y riesgos medioambientales» de los buques que transportan crudo y derivados del petróleo rusos. Prohíbe el acceso a embarcaciones sospechosas de violar el veto a la importación y el precio máximo pactado, así como a las que anulan sus sistemas de navegación sin otra razón que la de evitar ser localizadas durante las transferencias de crudo.
Los líderes del G-7 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Japón y Canadá, y la UE) también discutirán fórmulas dentro de 10 días para evitar que el Kremlin eluda las restricciones. Mientras tanto, la propuesta del 11.º paquete de sanciones europeas ampliaría las restricciones al tránsito de mercancías a través de Rusia a otros países, aunque no del todo como proponen Estonia, los otros dos países bálticos, Letonia y Lituania, y Polonia.
La propuesta de Bruselas también incluye una nueva lista de productos que serán sancionados, en particular tecnología, pero también productos químicos, que Rusia puede usar militarmente además de su propósito civil original. El Ejecutivo comunitario también propone sumar una treintena de empresas sujetas a sanciones: desde nuevas empresas de defensa, algunos bancos, televisoras vinculadas al ejército, empresas pertenecientes a grupos paramilitares. Además, se sancionará a unas 70 personas, incluidos altos funcionarios del gobierno ruso, líderes paramilitares, funcionarios públicos y personas relacionadas con la deportación de menores ucranianos a Rusia, así como blogueros y propagandistas militares.
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