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Con las entradas agotadas desde hace días, el Béjart Ballet Lausanne bailó en el escenario La Fact de Terrassa bajo la dirección del bailarín y coreógrafo Gil Román. La actuación fue uno de los platos fuertes del Metropolitan Dansa Festival y no defraudó. El público asistente vivió una noche mágica, apasionante e inolvidable. El espíritu del fundador de la compañía, Maurice Béjart, sigue brillando en el trabajo de sus bailarines y fascina durante toda la actuación.
La función comenzó con Alors en el baile..!, pieza de Gil Román de 2022, con la que quiere rendir homenaje a su amigo, el bailarín y coreógrafo francés Patrick Dupond, fallecido en 2021), así como a varios dúos, tríos y sextetos. Otro atractivo de la obra son las diversas composiciones musicales que arrullan su baile, partituras de György Ligeti, John Zorn, Bob Dylan y Citypercusson. En este primer trabajo se pudo constatar el excelente momento que atraviesa la compañía: su interpretación y su cohesión como grupo fueron impecables. La bailarina catalana Elisabet Ros, de 54 años, se iluminó al subir al escenario. Su cuerpo delgado, piernas largas y brazos expresivos, así como su cabello rojo y ojos verdes son fascinantes. A ello se suma su clara técnica y elegancia interpretativa.
La apoteosis llegó con la magnífica coreografía de Maurice Béjart en 1983 7 danzas griegas, con música de Mikis Theodorakis. Basándose en la partitura del compositor griego, el artista creó su propia versión de las danzas helénicas, en particular las sirtaki La pieza es de gran belleza y cautivadora sensualidad, es un verdadero paradigma del lenguaje coreográfico del autor. Al comienzo de la obra, cuando toda la compañía baila en silencio al ritmo de las olas del mar, el efecto es embriagador. El elenco femenino con sus seductores camisetas el negro y sus puntas seguras, bailan con gran elegancia. Los hombres, por su parte, realizan una danza viril con pantalones blancos y sin camisa. Realizan exactamente su estilizada desarrollar segundo, mientras clava los grandes saltos. El lenguaje de Béjart embellece a sus intérpretes. En esta pieza se destacó en sus solos el gran bailarín Oscar Eduardo Chacón, perfecto ejemplo del estilo Béjart. Los aplausos estallaron al final del espectáculo.
En resumen, técnica impecable, personalidad escénica y sensualidad endiablada. Hermosa hasta el punto del éxtasis.
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