
Isabel Natividad Díaz Ayuso es una mujer de 47 años que cumple años mañana y que quiere ser madre pero no ha podido o no ha podido hacerlo hasta el momento. Lo sabemos porque nos lo dijo este martes sin que nadie le preguntara. Ayuso ha quedado embarazada dos veces por elección propia, y en ambas ocasiones la naturaleza no permitió que sus embarazos deseados se detuvieran. Un revés, una catástrofe de la vida, un drama devastador, según quiénes sean y cómo les afecte, al que se enfrentan cada año miles de mujeres que tienen que ver cómo sus sueños más íntimos se ven interrumpidos de un momento a otro, sin nada que puedan hacer más que volver a intentarlo o aceptar el hecho de no ser madre biológica. Los médicos estiman que el riesgo de aborto espontáneo en mujeres embarazadas de entre 40 y 45 años está entre el 37 y el 50%. Isabel Díaz Ayuso pasó dos veces por este calvario. ¿Cómo no sentir lástima por ella y no sentir lástima por ella? Imposible.
Sin embargo, sucede que Díaz Ayuso es la presidenta de la Comunidad de Madrid. De los que votaron por ella y de los que no. Y que aludió a la pérdida de sus dos “bebés” menos de una semana después de que ordenara en el mismo parlamento autonómico que los madrileños que quieran ejercer su derecho legal al aborto voluntario deberían “abortar en otro lugar”, pese a su obligación de garantizarlo. Quién sabe qué motivos motivan a una mujer a abortar y a eso le sumamos la vergüenza de tener que mudarse a otra comunidad autónoma. Es dolorosamente obvio que la señora Ayuso ha sufrido mucho debido a sus dificultades como madre. En un encuentro con personas con autismo confesó que todavía llama “Manolito” a su desafortunado feto de ocho semanas, y en entrevista con los españoles Explicó que vive “con la preocupación diaria de tener siete millones de niños”, tanta gente como la región que gobierna. Como es imposible no empatizar con ella, resulta tanto más obsceno que, por puro cálculo político, utilice su tragedia personal de no poder ser madre para establecer su propio perfil en su partido y oponerse al gobierno español, mezclándolo con el de las mujeres que no quieren ser madres. La maternidad puede ser una bendición o una maldición. Está claro que para ella es lo primero. Te deseo de todo corazón que si sigues queriendo lo lograrás.
