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La vuelta al ruedo -en realidad dos- que dio Gómez del Pilar con la oreja del tercer toro de la tarde fue todo un alboroto. Emocionados, con las líneas en los pies, los toledanos recorrieron el ruedo ante una ovación unánime tras una de esas faenas que hacen un lugar para el recuerdo.
De hecho, su actuación en su conjunto será recordada para siempre por los fans más exigentes que se reunieron en Céret un año más. Pidieron las dos orejas, pero el Presidente concedió solo una. Y quién sabe cuántos habría cortado si hubiera matado a su segundo al mando.
Sin duda, merecía bajarse de hombros por la puerta grande. Porque no sólo resolvió las dificultades de los exigentes toros escolares, sino que también toreó. y sincero Siempre entregado y colocado en la obra, cargó suerte y rodó a sus dos oponentes hasta la cintura. ¡Qué honor torear toros de verdad tan bien!
El tercero, golpear al caballo, fue quizás lo más bonito del encierro. Un cuerno noble -no estúpido- incrustado y muy humillado. Del Pilar comenzó la faena con exquisita agilidad, inclinándose hacia delante y llevándola larga y baja. Más tarde una carga masiva en la ronda, llena de profundidad. Y de ahí en adelante, un puñado de buenas muletas en ambas manos.
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A partir de ese momento se produjo un vínculo especial, total, mágico, entre el torero y el público. Como la lucha estuvo en todo momento, la quinta prueba se caracterizó por su naturalidad e inspiración. Gómez del Pilar no tenía prisa. El tiempo se detuvo para él. Y lo demostró con las pausas consecutivas que dejaba entre raciones. Entre muleta y muleta.
Torero siempre, siempre en busca de la pureza y la verdad, logró otra ronda notable en la que tuvo que dar un paso al frente para colocarse y coquetear. Más tarde, naturales hermosos y emocionales llegaron uno tras otro, cruzaron a la pitón opuesta, con el pecho hacia adelante. Esta vez, sin embargo, tuvo un pinchazo.
La tarde había comenzado con la desgracia de Álvaro de la Calle, que jugó sin trampa ni cartulina contra un auténtico bicho de Escolar. Regular y destacado jugador, el veterano diestro salmantino aguantó a un toro muy peligroso dando vueltas a la velocidad de la luz, siempre buscando el bulto.
A pesar de sus pobres habilidades, De la Calle no apartó la cara y milagrosamente logró crear una muleta limpia sin poder anclar sus zapatos al suelo. La reputada Albaserrada de Escolar lo tenía reservado con gran franqueza y cobraba la deuda lo antes posible. Cuando entró a matar, el insecto lo atrapó y luego lo buscó brutalmente en el suelo. El resultado: un triple golpe en el muslo derecho.
Por suerte, el que también pasó temporalmente por la enfermería fue Javier Cortés, que tras su destacada actuación del viernes entró en sustitución de Fernando Robleño, que se lesionó recientemente en la fiesta taurina de Pamplona.
Al igual que su compañero, el madrileño fue pillado, en su caso, matando al manso y marginado cuarto, el más deslucido del sexteto, contra el que no le quedó más remedio que tomar atajos.
El segundo día por la tarde tampoco se lo ha puesto nada fácil, lo que ha compensado a la perfección Antonio Molina. Qué manera de destaparse y asomarse a su balcón. Cortés, que le había recibido con la capa muy meritoriamente, no podía fiarse del todo de sí mismo, aunque sí logró robar un puñado de largos naturales, que fueron ejecutados en fila y de uno en uno.
Marchó también con mucha bravura delante del sexto, que era de una casta pero de paso corto, y que finalmente se levantó después de denunciar el duro castigo que le habían infligido con varas. El madrileño ha derivado toda una serie de estimaciones naturales a partir de la exposición y el estiramiento de su brazo.
Al final, sólo dos de los tres héroes que dirigieron el Paseíllo abandonaron el terreno de juego por sus propios medios. Javier Cortés y Gómez del Pilar. Ambos, como Álvaro de la Calle, han hecho justicia a su trabajo y se han marchado con el respeto y admiración unánime de toda la afición. ¡TOREROS!
José Escolar / De la Calle, Cortés, Gómez del Pilar
toros de erudito jose, bien presentado, serio y de tipo, desigual entre los caballos -aunque la mayoría se adhiriera a esto- cerrado, duro y difícil, en definitiva. El humillante tercero se destacaba de la venerada nobleza; los peores, los mansos y deslucidos 4.
Álvaro de la Calle: Sorprendido entrando a matar al primero (ovación para su pandilla). Fue atravesado por tres balas en el muslo derecho.
Javier Cortés: dos pinchazos, estocada y tres granitos (saludos); jab y estocada corta (saludos); dos pinchazos y una estocada muy penetrante (aplausos de despedida).
Gómez del Pilar: estocada (oreja con petición del segundo y dos vueltas al ruedo); _nota_ tres pinchazos, _segunda pista_, otro pinchazo y una caída del pelo (vuelta al ruedo).
Plaza de toros de Céret (Francia). 4to y último pago. Tres habitaciones de entrada.
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