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La sequía continúa exacerbando las preocupaciones sobre el suministro de agua en Cataluña. A medida que el río Llobregat muere y se alimenta esencialmente de su propia agua regenerada, Aigües de Barcelona y el gobierno planean avanzar con la construcción de dos plantas depuradoras de agua y otro regenerador en el río Besòs. Se trata de reforzar la resiliencia hídrica de las comunidades catalanas de la zona más poblada de Cataluña. La idea de Aigües de Barcelona, que garantiza el consumo sin depender tanto de las precipitaciones reutilizando las aguas residuales como en la estación de regeneración del Baix Llobregat, es utilizar los fondos Próxima generación para cubrir la regeneración y reutilización del Besòs por valor de unos 1.500 millones de euros.
El plan es reutilizar las aguas residuales debidamente tratadas y descargarlas río arriba para su posterior recolección. Fuentes de la Autoridad Catalana del Agua (ACA) han recordado este martes que los fondos europeos están destinados a la digitalización y que no cubren todas las obras necesarias para el proyecto, como las dos depuradoras necesarias que se construirán en Montcada y Barcelona , para que puedan desviar el agua regenerada para consumo humano. La idea es que los fondos europeos cubran el trabajo de la planta renovable y los costes de redireccionar el agua aguas arriba. Por su parte, la Generalitat deberá hacerse cargo de los costes de las dos depuradoras de agua. Esto ya forma parte del acuerdo del Gobierno con el PSC, que permitió aprobar los presupuestos de este año y prevé una aceleración de la construcción para que pueda comenzar en 2027. Hasta el momento la Generalitat ha invertido 120 millones en proyectos de rehabilitación.
El coordinador del plan de sequía de Aigües de Barcelona, Josep Lluís Armenter, explicó desde la depuradora del Baix Llobregat que la regeneración de agua es la solución «más sostenible» para el conjunto de la sociedad ante futuras situaciones de sequía. “Las plantas desaladoras consumen tres veces más. Representan mayores costos económicos y ambientales”, afirmó. En 2022 se regeneraron hasta 50 metros cúbicos, suficiente para dar servicio a un millón de personas, pero ni mucho menos los 130 metros cúbicos necesarios para hacer frente a la sequía que azota Cataluña desde hace 36 meses. Armenter ha explicado que entre la planta renovable del Besòs y los recursos hídricos del Llobregat se podrían producir hasta 180 metros cúbicos de agua. Es mucho más de lo que cabe en el embalse de Sau, uno de los principales embalses que abastece a Barcelona.
Actualmente, el 25% del agua utilizada en Cataluña se regenera, aunque también se puede utilizar para restaurar los caudales ecológicos de los ríos; parques y jardines acuáticos; calles y sistemas de alcantarillado limpios; y riego agrícola. “Es un proyecto para asegurar el futuro del suministro urbano de agua”, explicó Armenter sobre la planta renovable del Besòs, cuya construcción tardaría entre tres y cuatro años. “Estoy seguro de que la depuradora del Besòs estará operativa en 2030”, afirmó el director general de ACA, Samuel Reyes.
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Las piscinas cubiertas se encuentran desde hace ocho meses en una fase excepcional. Hoy se encuentran al 18,85% de su capacidad, muy cerca del límite del 16% para declarar el escenario de emergencia, la fase más severa del plan de sequía. “La situación es crítica. “Estamos viviendo la peor sequía desde que tenemos datos (1915), peor que la que sufrimos en 2008”, subrayó el director general de la ACA. Las previsiones meteorológicas apuntan a que no habrá precipitaciones para paliar la escasez de agua hasta mayo. Por ello, la Generalitat no quiere esperar a que el nivel del agua baje del 16% para tomar cartas en el asunto. «El Gobierno ya está estudiando la posibilidad de convertir la emergencia en un plan de preemergencia», afirmó la portavoz de la Generalitat, Patricia Plaja. El próximo martes declararán esta situación como “período de ajuste” a las medidas más estrictas que se espera que entren en vigor a mediados de diciembre. Sin embargo, no han indicado qué restricciones aprobarán la próxima semana, que afectarán a cinco millones de personas en el área metropolitana de Barcelona y algunas provincias de Girona y Tarragona. El objetivo es apuntar a un consumo de 100 litros por persona y día para asegurar 200 litros en lo más alto del sistema Ter Llobregat.
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Se prevé que más municipios entren en fase de emergencia, en la que ya se encuentran 37 localidades. 498 se encuentran en la fase excepcional. Por este motivo, Aigües de Barcelona lleva probando desde septiembre la reducción de presión en las líneas de suministro. “Las pruebas se realizaron sin incidentes y la red está lista para utilizarlas en ubicaciones que superen los límites establecidos por la ACA”, enfatizó Armenter. La reducción se produce por la noche por lo que el impacto es mínimo. No se puede descartar que esta reducción se produzca incluso si no se producen obstáculos.
Desde el otoño de 2020, Cataluña solo ha tenido precipitaciones normales en la primavera de 2022 y el pasado verano. Barcelona se encuentra desde febrero en fase de emergencia, que incluye, entre otras cosas, una reducción del consumo de agua por debajo de los 200 litros por habitante y una reducción del 25% del uso industrial.
El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha puesto en marcha un grupo de trabajo para hacer frente a la emergencia por sequía. «Las previsiones meteorológicas no son favorables y debemos estar preparados para anticiparnos a posibles impactos», afirmó ayer en un tuit. El objetivo de esta comisión es dar respuesta a los criterios y decisiones del Tribunal de Cuentas. “Estoy seguro de que en Barcelona demostraremos que sabemos afrontar el reto de la sequía con razón y solidaridad”, añadió.
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