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El pasado miércoles 18 de julio la temperatura máxima en Sabadell alcanzó los 40 grados. Infierno para muchos. Especialmente para las personas que viven en el bloque 47 de la calle Puig i Cadafalch, en el edificio denominado Guillem Agulló. Ese día, Andrés Ucendo, de 61 años, tuvo que subir varias veces los seis pisos desde la calle hasta su propiedad, en la que vive desde 2015. Esto se debe a que el 12 de julio, Endesa decidió cortar el suministro eléctrico a las treinta familias que ocupaban el edificio, ya que todas ellas eran consideradas vulnerables por el Ayuntamiento de Sabadell. Así, desde hace casi dos semanas, 150 personas -entre ellas 30 menores y tres personas dependientes- viven sin nevera, ventilador, ascensor y electricidad en general. A ello hay que sumar las pequeñas y grandes tragedias que quedan tras la puerta de cada planta, como el caso de la niña autista que, temerosa de la oscuridad, se niega a salir de su habitación y expresa su dolor durante toda la noche, explica Andrés. Este es un breve extracto de la vida cotidiana en la cuadra habitada por «okupas», según la brocha gorda de la derecha.
El asunto está en manos del Ayuntamiento de Sabadell, que no ha sido informado del corte de suministro, y del Defensor del Pueblo de Greuges. Como tantos otros edificios en los que viven víctimas de desalojos, la electricidad de este edificio es de toma directa y sin contadores. Y la ley protege a las empresas de interrumpir el suministro si «la red no es segura». También es cierto que un convenio firmado en 2021 entre Endesa y la Generalitat debe dar acceso a la instalación de contadores sociales a las familias identificadas por los servicios sociales como vulnerables. Sin embargo, a fines de 2022 solo se habían instalado 35 de estos medidores y ninguno de ellos en municipios grandes.
El año pasado, la eléctrica en cuestión aumentó su beneficio un 77% respecto a 2021. 2.541 millones de euros netos. El mismo día que Endesa hacía públicos estos excelentes resultados, anunciaba que había recurrido ante la Audiencia Nacional la tasa «injustificada y discriminatoria» del 1,2% sobre los ingresos no regulados de las empresas energéticas. Cuestión de pesos, medidas y justicia distributiva.
En el caso del edificio de Sabadell, Endesa acusa a los vecinos de impedir hasta cien veces el acceso a la sala de contadores. Los vecinos de la finca aseguran que sólo en dos ocasiones no les facilitaron el paso. Lo que es innegable es que el martes 12 de julio, tres equipos de antidisturbios y dos patrullas de los Mossos dieron acceso a los trabajadores de Endesa, que cortaron el suministro eléctrico en nombre de la seguridad.
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Así, a partir del 12 de julio, Andrés y su mujer comerán en casa de los hermanos y cenarán en casa de su madre. “Hay que comprar con tiempo y consumir de inmediato y no se conserva nada”, explica el vecino, quien recuerda intentos de negociar renta social e instalar medidores antes de la pandemia. The Big Fork, propietario del edificio, se negó a bajar los precios de mercado, y las conversaciones con Endesa también fracasaron.
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Las viviendas del bloque Guillem Agulló están controladas por la plataforma Sabadell para afectados por la hipoteca y la crisis. Aida, la portavoz del movimiento, lo llama un «edificio liberado» que, según ella, solo está abierto a personas identificadas como vulnerables por los servicios sociales del Ayuntamiento de Sabadell.
La ola de calor que está viviendo Cataluña nos empuja a buscar una solución rápida. En 2022, 4.700 personas perdieron la vida en España por causas relacionadas con las temperaturas excesivas entre finales de abril y principios de septiembre. Tenemos que ponernos manos a la obra y conseguir que la política ponga la economía al servicio del pueblo.
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